AL PRIMER TOQUE

Recomiendo leer la tesis de Ángels Villa Lleida presentada en el año 2000 en la universidad de Barcelona sobre los programas deportivos de las cadenas de ámbito nacional. Luego, si tienen tiempo, pueden echarle un ojo al gran trabajo del doctor Antonio Alcoba, de la complutense de Madrid, que aborda la comunicación deportiva en los medios convencionales. Entenderán, por poco que atinen, lo que se mueve en el mundo de la información deportiva.

En cualquier caso, lo primero que se debe pedir a un periodista deportivo, como a cualquiera, es ser consecuente con el código ético y deontológico, a través del cual se reconozca su imparcialidad. Sí, ya sé que es pedir demasiado, pero al menos deben intentarlo. En este grupo, por supuesto, descartamos a programas como Punto y Pelota donde ser soez e idiota se cotiza al alza. Escribo sobre el tema porque me sorprende que algunos se cabreen por la poca imparcialidad de los programas radiofónicos. A groso modo, los espacios deportivos hablan mayoritariamente del Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid. Y esto, como no podía ser de otra manera, no es una opinión sino un hecho constatado en cualquier estudio serio del tema.

Esta situación se debe a que los medios de comunicación privados dependen de su público para conseguir audiencias. Este objetivo se cumple ofreciendo al público receptor lo que mayoritariamente quiere. De ahí que, al haber mayoritariamente más seguidores de estos tres equipos, los programas se hacen pensando en esos clientes a los que, por supuesto, ven en términos de ganancias económicas. En otras palabras, equipos por el Racing o el Betis pintan menos en las ondas que las Islas Feroe en el contexto internacional.

Veamos algunos datos; desde que terminó la liga por las fiestas de navidad, trascurrieron tres semanas. En Onda Cero el tema de apertura  fue todos los días el fútbol. De ellos, el Real Madrid abrió 6 veces, el Barcelona 5 y el Atlético de Madrid tuvo el honor de abrir con otras 5. En El Larguero, la situación es exactamente igual y, la Cope no le va a la zaga. Es más, ni siquiera en navidad el deporte rey o los clubes más importantes dejan de ocupar las diferentes secciones de los programas. Y de los diarios deportivos, ni hablamos.

Todo esto viene a cuento porque ayer tuve una enganchada con el presentador del programa Al Primer Toque que dirigen un tal Fernández, de Vitoria para más señas, que tras anunciar una entrevista a bombo y platillo con el jugador de baloncesto Rudy Fernández, recibió algunas críticas, entre ellas las mías, por hablar del deporte de la canasta cuando el Madrid va bien. Entonces de forma furibunda, el susodicho periodista comenzó a faltar al respeto. Le respondí que no oía su programa porque ni hablan de basket, ni mucho menos de mis equipos. Se montó la marimorena. La verdad es que el problema de los vascos es la desmesura, estás en un restaurante y pides un plato de angulas y te traen la ría entera. Y llevarles la contraria levanta su espíritu irredento. De ahí sus comentarios subidos de tono, aunque lo realmente divertido fueron los ataques de los borregos que le siguen.

Pero los datos son los datos: Onda Cero y su A Primer Toque dedican un 2% de su tiempo al baloncesto. Ni que haya jugadores españoles en la NBA ha cambiado esta manía de hablar de  lo mismo, y de  los mismos, toda la puñetera vida. Por supuesto no espero que hablen del paddel, ese deporte que viene a ser una pelota vasca amariconada, pero al menos podrían dedicar algunos minutos más a ese deporte que tanto amamos algunos. Empero, entiendo que se deban a una empresa que lo que quiere es ganar pasta, y de la buena. No deja de ser curioso, aunque el gran público no lo sepa, que estos locutores traten de convencernos de que hablan de todo y de todos en la misma cantidad. Al menos deberían intentar esforzarse en especializarse en deportes minoritarios para poder hablar de ellos aunque fuera sucintamente, en vez de torturar al personal sobre como Cristiano Ronaldo se depila las uñas. Tema sin duda apasionante para los miles de seguidores del club blanco, pero entenderán que yo no encuentre ningún placer al escucharlo.

Por supuesto esta historia tiene un epílogo final; y es que el Hernández y Fernández de la radio me recordaba la cantidad de jugadores del Málaga que habían pasado por sus estudios en un intento de hacerme cambiar de opinión sobre su cochambroso programa. Mi respuesta, obviamente, fue la de hacerle ver que si no lo hubiera hecho después de ser el primer equipo en clasificarse en la Champions, habría sido para correrlo a gorrazos desde la Carihuela hasta llegar a la altura de la Castellana. Podemos concluir, por tanto, que mientras hay hombres cansados de tener el lecho vacío, hay otros que estamos fatigados de ver a esos castigadores del micrófono con el cerebro tan desierto de ideas brillantes. Espero que ahora entiendan la grima que siento por estos programas. 

Sergio Calle Llorens