miércoles, 29 de junio de 2022

¡BIENVENIDO MISTER MARSHALL!

 


En China pueden cambiar de política, pero no de partido. En Estados Unidos pueden cambiar de partido, pero no de política. En cambio, en la Andalucía socialista no se podía cambiar ni de partido ni de política. A consecuencia de todo ello, los dirigentes comunistas son todos unos perros atados a la longaniza del capitalismo, los políticos norteamericanos son los mismos perros con distinto collar y los gobernantes andaluces eran unos cánidos insaciables cuyos colmillos mordían el cuello para extraer la sangre de los sufridos contribuyentes. Así se explica lo que está pasando hoy en el mundo y así debe entenderse el resultado electoral en la taifa del sur donde los socialistas han sido borrados del mapa.

América emula la táctica de Roosevelt para aislar a Japón. Un plan maestro basado en cortar las líneas de suministros de petróleo y materias primas que tanto necesitaba el imperio japonés. Hoy el gobierno norteamericano acorrala al gigante chino con sus bases militares. La de Okinawa es un buen ejemplo de ello. Nadie puede negar que China está rodeada mientras Xi Jimping intenta rodear con sus brazos a Taiwán. El abrazo de Winnie the Pooh que diría un cachondo. La cosa, como imaginan, no va a terminar bien. Tampoco terminó bien el intento socialista por recuperar el poder en el sur de España: María Gámez, Carmen Calvo, Mariló Montero y Juan Espadas eran la prueba viviente que esta gente navega en un barco a la deriva. Los mediterráneos sabemos que el contrabandista que conoce la naturaleza de los vientos, pero no la de los hombres dura poco en el negocio. El suyo duró cuarenta años y el pueblo dijo basta a su corrupción y a sus locuras. Las mismas que salen de la boca de Pedro Sánchez hoy disfrazado de Pepe Isbert en una nueva versión de Bienvenido Mister Marshall en la cumbre de la OTAN y, para completar el cuadro, la nieta de Biden se va a ver a la Reina de España enfundada en un chándal.

¡Disfruten mientras puedan!

Sergio Calle Llorens

viernes, 24 de junio de 2022

¡HEIL SÁNCHEZ!

 


Hitler y Sánchez tienen muchas cosas en común. Ambos son socialistas. Los dos comparten un cuadro psicológico ciertamente preocupante: egocéntricos, narcisistas, vengativos, paranoicos y a ninguno le interesó jamás el bien común, un rasgo común a la psicopatía. Hitler sufrió más de cuarenta intentos de asesinato hasta que los aliados se dieron cuenta de que el nazi, un zote militarmente hablando, era preferible a una guerra dirigida por Rommel. Los rivales políticos de Sánchez han llegado a la misma conclusión. Con Pedro al frente de España, especialmente tras la debacle socialista en la taifa del sur, la secta del capullo va por el mismo camino que Adolfo y el triste final está a la vuelta de la esquina.

Podríamos disculpar las coincidencias entre Hitler y Sánchez si se tratara, como es de esperar, entre perturbados, pero a la maldad hay que combatirla siempre. Sobre todo, a esos mal llamado progres que no pueden esperar a morirse para estar en el infierno y por eso votan al PSOE, pero esto se ha acabado. Yo lo sé. Usted lo sabe y el gobierno en pleno lo sabe. Ahí tienen la última reunión de la ejecutiva socialista para ver sus caras. Ese presidente enloquecido de dolor mostrando su lado más amargo. Esos políticos con la mirada perdida asumiendo la derrota. Algunos tragan saliva. Algunas ensayan gestos de perdón. Otros suplican comprensión. La viva imagen del vencido.

Sánchez, como Hitler en los días previos a la entrada de las tropas rusas en Berlín, se tambalea mientras imagina a ejércitos imaginarios que le salven a última hora. Y es que el presidente sigue teniendo delirios de grandeza creyéndose el autor de una política magnífica cuando no ha hecho otra cosa que conducirnos a la catástrofe. 

El infierno y las penurias llegaron de la mano de ambos personajes. La historia se repite porque es un error recurrente. Nadie escarmienta en cabeza ajena. Por eso Pedro entrará en su bunker con las balas silbando a su alrededor. Se escuchará un disparo y un último: ¡Heil Sánchez!

Sergio Calle Llorens

jueves, 23 de junio de 2022

¡AQUELLA NOCHE DE SAN JUAN!

 


Aquella noche de San Juan no cumplí con el rito del fuego. Tampoco salté las siete olas de rigor ni retocé en la arena con la rubia de mis sueños. Ni siquiera arrojé a la hoguera ese papel con la lista de deseos. Aquella noche, simplemente, mi padre me prohibió taxativamente asistir a la moraga que unos amigos habían organizado en una playa de Rincón de la Victoria.

 Como era de esperar el espíritu rebelde se apoderó de mi alma. Así que tomé mi motocicleta (una mobylette roja) y me marché unas horas. Supongo que intentaba olvidar la humillación que mi padre me había infringido en presencia de mis amistades femeninas. Demasiado orgullo para tan poco hombre. El de un muchacho de cortas luces en una noche muy larga. Gasolina y fuego siempre es una combinación peligrosa. Sin embargo, mi ángel de la guarda,  que por una vez no andaba despistadillo, hizo acto de aparición en la puerta de la Venta del Bizco, bautizada así por la mirada estrábica del dueño. Fui derecho a la barra a pedir un vodka con naranja- sí Millennials, a los menores de edad se nos permitía beber alcohol en los bares- y el patrón, que me conocía de vista, accedió a satisfacer mis deseos báquicos.

Me gasté en copas todo el dinero de la Noche de San Juan- Fiesta marcada en rojo a esta orilla del Mediterráneo- mientras juraba en arameo. En el bar sonaba el Pass the dutchie de Musical Youth cuando llamé al dueño. En ese momento el bizco me preguntó si me pasaba algo. Lo hizo con tacto y delicadeza. Décadas tratando con borrachos y diferentes tribus, supongo, y solté la maldita. El hombre me escuchó con atención dándome la razón en todo como a los tontos. Pero cuando pedí la penúltima, aquel hombre se puso tenso y se me quedó mirando como tratando de calibrarme. Luego me sirvió ese destornillador con la condición de que me fuera a casa tras la ingesta. Al asentir comenzó a explicarme que mi padre había perdido las formas, algo inexcusable a sus ojos, pero en el fondo los dos sabíamos que su negativa a dejarme asistir a la moraga era su forma de decirme que le importaba.

Cumplí mi promesa y volví a casa humillado, dolido y medio borracho. Todavía hoy recuerdo la luz de Noctiluca filtrándose por la ventana de mi habitación que me hizo imaginarla en la arena en los brazos de otro chico. Cerré los ojos y la luna de junio, que fue testigo de mi desencanto, volvió al año siguiente y al otro. Esta noche tampoco faltará a su cita proyectando sus rieles de plata en las mágicas aguas de la playa adonde yo no pude acudir en aquella lejana noche de San Juan. Pero seré yo el angustiado mientras aguardo, con el corazón en un puño, la llegada de mi hijo de madrugada. Mi padre en el cielo se debe de estar partiendo de la risa.

Sergio Calle Llorens

jueves, 16 de junio de 2022

¡ DE HABERLO TENIDO!

 



De haber tenido más tiempo le habría escrito una carta más corta. Después de todo lo único que tenía de especial era mi forma de mirarla. De ser el tiempo más largo jamás habría creado un personaje basado en esa mujer. La misma que se declaraba progresista y muy de izquierdas pero que, en el fondo, era tremendamente clasista y retrograda.  

De haber tenido más seso, nunca habría permitido que entrase en mi vida como un elefante en una cacharrería. Ella fue un huracán que arrancó los cimientos del castillo de naipes de mi vida llevándose hasta los dulces recuerdos que olían a jazmín. Después de aquello nada fue igual. Sin muros para protegerme de los ataques externos las colinas vecinas dieron eco a la canción desesperada mientras su desprecio cerró en torno a mi cuello la soga final. Hubo aplausos. Muchos aplausos.

De haber tenido más luces jamás habría publicado una de mis obras con esa editorial porque es más probable que una nave alienígena aterrice en la Playa la Malagueta que Ediciones El Genal me pague los derechos de autor. El continuo desprecio a la decencia deja a los escritores a los pies de los caballos. No es nada personal, o eso creo, porque al mismísimo Cervantes le hubieran tratado igual.  La profesión de editor encubre muchas veces una multitud de pecados. Verdades absolutas. Verdades innegables. Realidades incómodas.

De haber tenido más tacto diplomático los conflictos se hubiesen derretido como la escarcha al amanecer. Puedo lamentar lo ocurrido pero las cosas han ido demasiado lejos por la cortedad de miras de unos cuantos. No mencionaré para nada, claro está, la participación de los cómplices en los desprecios a este humilde escritor.

De haber tenido tiempo habría entendido que las desgracias ocurren de la manera más tonta;  un encuentro casual con un antiguo compañero de colegio o  una llamada de una antigua novia de la universidad. Pasado que viene a enredar el presente. 

Hoy, muchas lunas después, me siento como Sean Thornton, ese personaje fordiano que  harto de luchar vuelve a Irlanda buscando la paz. Porque en el fondo todo se reduce a eso; un trozo de tierra, unos paisajes verdes, unos amigos amables y un mar azul en el que perder la mirada. Ya no tengo miedo de la pelea sino de mis propios puños y ahí emparento con el marido de Mary Kate. De haber tenido más tiempo. De haberlo tenido…

Sergio Calle Llorens