miércoles, 26 de octubre de 2016

EL SILENCIO

Llueve en el exterior y la brisa marina pasada por agua acaricia mi piel como una amante traviesa. Agudizo el oído en la oscuridad esperando que la noche avance con lentitud tranquilizadora. En la lontananza creo escuchar el tañido de una iglesia y la llamada de una lechuza. Imagino las olas turquesas del mar lamiendo la arena con lujuria. De pronto, la única emisora que no se pierde en un susurro emite las protestas de una joven sobre el machismo en el mundo del motor. A mí también me agradaría ver que las señoritas hacen algo más  que llevar paraguas a las competiciones deportivas de coches y motos. Me abrazo a ese pensamiento cuando la locutora da paso a dos temas de blues que compiten en pena con las lágrimas que caen del cielo.

Sigue lloviendo y  en un murmullo me arriba en la noche el caso de unas mujeres que tendrán que pasar por juicio por llevar en procesión la figura de una vagina de dimensiones considerables. Y todo porque, ay los jueces, se considera que han atentado contra la dignidad de los católicos con el tema del desfile. Creo que ni las supuestas ofendedoras, ni mucho menos los ofendidos, saben que el ojival de las fachadas de las catedrales góticas no es más que la representación más íntima de una mujer.  Apago la radio y sigo escuchando el silencio de la madrugada combinado con efectivos relámpagos.

Encuadro la noche que se asoma por mi balcón como Bert Glennon en la Diligencia de John Ford. Luego aparece un político pidiendo rodear el Congreso de los Diputados porque van a elegir Presidente al candidato que ellos no querían. Escuchando su torpe discurso, no puedo dejar de pensar en Ortega y Gasset. Éste decía que los problemas seculares de España no respondían únicamente al absentismo  de las clases conservadoras, sino también a la curiosa miopía de los eternos progresistas que hacían confundir la nación con la tertulia o con una concentración de entusiastas. Ellos, viene a decir Alberto Garzón, son el pueblo y nosotros, obviamente,  bichos raros a los que exterminar, como a ese ratoncito de campo del que ha dado buena cuenta la blanca rapaz nocturna.

 Y avanza la noche en busca del alba con la lechuza con el estómago lleno y yo con la panza vacía. Bajo a  la cocina y doy buena cuenta- amb moltes ganes- de dos mandarinas en completa oscuridad con las gotas cayendo en silencio en el empedrado. El sueño, sencillamente, no se deja atrapar. Mi único deseo es que cuando arribe la aurora alguien, en algún lugar, me tome de la mano como hizo Gretel con Hansel cuando estaban perdidos en la foresta pero albergando la esperanza en sus corazones. El silencio de la noche me comunica que espere sentado. Y eso hago, o mejor dicho,  tumbado hasta que Morfeo decide acunarme entre querencias pretéritas.


Sergio Calle Llorens

lunes, 24 de octubre de 2016

MISTERIO EN MARO

Hace unos días presenté en el barrio marinero de Pedregalejo la novela Misterio en Maro editada en la ciudad de Lisboa y publicada por Chiado Editorial. A la cita cultural acudieron amigos, seguidores y familiares. Fue un verdadero placer ver a tantos rostros queridos en la audiencia. También fue un deleite comprobar el interés por el libro que contiene las aventuras de un grupo de jóvenes que pasa las vacaciones de semana blanca en el Parque Natural de Maro- Cerro Gordo. 

Durante la presentación hablé de las historias que suelen contarse junto al fuego en las largas noches de invierno mediterráneo. Esas en las que las Ermitas siempre tocan a muerto por el alma de los marinos difuntos. Narraciones que me sirvieron para recordar un naufragio que tuvo lugar en nuestras costas hace ya muchas lunas y que, de una manera muy sutil, forma parte de la narración de Misterio en Maro.

La novela, en cualquier caso,  no es solo un lugar para esconderse cuando el vendaval de la existencia amenaza con tirar abajo nuestros cimientos vitales, sino la llave que abre la puerta donde se esconde los ojos juveniles con los que hay que mirar al mundo. Un trabajo que tiene cuatro patas fundamentales;

-          La aventura
-          La ciencia detectivesca
-          Las historias de fantasmas
-          La mediterraneidad.

La novela es como una escalera que el lector va subiendo peldaño a peldaño sin que, espero, vaya a terminar cayendo, sino aprendiendo más sobre los arcanos del mundo.  Especialmente para aquellos que forman parte de la hermandad de los que se sigue emocionando con los libros de aventuras de Enyd Blyton o con los casos de Sherlock Holmes y Hercule Poirot.  Y es que Misterio en Maro es un homenaje a esos libros que me ayudaron a convertirme en un lector perpetuo y, hasta en un escritor permanente.

Misterio en Maro ha pretendido ser, y tal vez lo haya conseguido, la manera de hacer que los jóvenes y, no tan jóvenes, vuelvan a la lectura en un país que, como dije en la presentación, es conocido por un libro y apenas lee. De momento, me cuentan, ya hay personas esperando la segunda aventura de los protagonistas de Misterio en Maro porque, entre otras cosas, se han enamorado de los personajes.  A ellos les digo que todo se andará pero que, de momento, he de cumplir con la promoción de las dos nuevas novelas que he publicado en las últimas semanas
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En cualquier caso, quiero agradecer públicamente a Fernando García de Echegoyen por permitir que su sapiencia marina cabalgue por las páginas de la novela. También debo hacer extensible el agradecimiento a Concepción García Díez cuyos consejos culinarios aparecen muy bien recogidos en la novela. Sin olvidar, por supuesto,  a Eva García Sempere Diputada Nacional por Málaga, y de Alcoy como mi abuelo, por llevar la novela al Parlamento. Y claro, a mis familiares por aguantar su retrato en esta aventura que huele a mar, a misterio y a extraños enigmas. Y todo para que en España, y en todo el mundo, haya más Mozarts y menos Salieris.  Algo que intuyo posible tras participar en  la posterior charla a la presentación en la que hablamos de libros, conspiraciones, la mar y hasta de la libertad de expresión. En definitiva, mil millones de gracias por acompañarme en esta aventura que pongo bajo la protección de San Eneko.

https://www.chiadoeditorial.es/libreria/misterio-en-maro

http://naufragios.es/

http://misscomiditas.blogspot.com.es/

Sergio Calle Llorens

jueves, 13 de octubre de 2016

EL CRIMEN DE INMACULADA OLIVARES

En España todo el mundo quiere tener razón cuando lo importante, lo verdaderamente relevante, es tener las claves que nos permitan resolver los problemas. Especialmente en el mundo de la criminología cuya situación es la siguiente;  La policía no estudia nada de historia criminal. Los licenciados en criminología no tienen los suficientes conocimientos científicos para prevenir los delitos de sangre. Los detectives privados, que deben acreditar tres años universitarios, no pueden investigar un crimen porque es monopolio de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. La justicia, encima, nos regala instrucciones delirantes. Y para terminar rellenando el vaso de despropósitos, contamos con la prescripción de delitos que no refuerza la seguridad jurídica, sino que la destruye favoreciendo la impunidad de los delincuentes. Algunos ya respiran tranquilos como el asesino, o asesinos de Inmaculada Olivares Montero. Una joven malagueña que murió hace más de veinte años. Este es su caso porque el dolor de su familia, como imaginan, no ha prescrito.

El Crimen de Inmaculada Olivares

Inmaculada solía frecuentar un gimnasio en la calle Ferrándiz, en el Camino Nuevo que conduce a Gibralfaro, ese castillo que parece estar suspendido entre el suelo y el cielo.  Aquel día de vísperas de Reyes de 1994 tampoco fue una excepción en su rutina y, como de costumbre, fue puntual a su clase de aerobic.  Fue la última vez que se la vio con vida. A la mañana siguiente, su novio alertado porque no podía localizar a su chica, se presentó en el domicilio situado en la zona del Cantal, en Rincón de la Victoria-  Málaga al que tuvo que acceder por la terraza de la vivienda de un vecino.  La encontró semidesnuda de cintura para abajo y presentaba una ligadura que parecía indicar que había sido atada a la cama. Le habían golpeado con un objeto de mármol con forma de elefante. Trastornado por la escena abrió la puerta a los vecinos que, como no podía ser de otra manera, entraron y salieron de allí hasta la llegada de la policía local. Aquello, obviamente, contaminó la escena del crimen.

La Guardia Civil se hizo cargo de la investigación. Desde un principio descartaron el móvil del crimen porque ni la puerta ni las ventanas habían sido forzadas. Tampoco habían echado en falta ningún objeto de valor. Las hipótesis eran, y siguen siendo dos: Un crimen con trasfondo personal o un intento de agresión sexual que no llegó a consumarse. Cualquiera de las dos hipótesis apuntaba a alguien de su entorno. Por tanto, los agentes de la Benemérita se lanzaron a interrogar a los familiares y amigos.  Apenas sacaron en claro el testimonio de una testigo que vivía en un apartamento contiguo al de la joven que decía haber oído un grito pasada la medianoche. Incluso afirmaba haber escuchado una discusión previa pero, como era danesa y no dominaba mucho el español, no pudo aportar más datos. También declaró haber visto a un joven abandonando la vivienda por la puerta trasera, ya entrada la madrugada. No pudo identificarlo. Los agentes tomaron incluso el ADN, una técnica no muy conocida entonces en nuestro país.  Sin embargo, todo fue en vano y el caso acabó, como muchos otros en España, en la terrible carpeta de “crímenes sin resolver”.

Hubo quien apuntó a la pareja sentimental de Inmaculada Olivares pero, nadie jamás pudo probar nada. Lo único claro es que la joven aparcó el Ford Fiesta con matricula de Málaga y, propiedad de su novio, en la calle Tajo del municipio costero antes de subir por última vez las escaleras que la llevaron a una cita cruel con su destino. Curiosamente, la asesinada era miembro de una conocidísima familia cuyo tío era concejal en aquellos años en el ayuntamiento de Málaga Capital. Otro elemento que ha llamado mucho la atención ha sido el hecho de que la familia no ha facilitado casi ninguna foto de la difunta que ayudara, en lo posible, a mantener la llama de la ilusión por resolver el caso. Bien es cierto que aunque no todos los progenitores reaccionan igual ante una tragedia de este calibre, tampoco deja de serlo el hecho de que cualquiera hubiese hecho alguna cosa más para que la sociedad no olvidara su muerte.

La prescripción de los delitos de sangre

En cualquier caso, y por cita un país de nuestro entorno, en Italia los crímenes que están relacionados con delitos que pudieran ser castigados con pena de muerte, no prescriben aunque, evidentemente, la pena capital no existe en el país transalpino. Desgraciadamente en España, ni siquiera en el caso en el que un individuo se presentara mañana en la primera comisaría para confesarse como autor del crimen, bastaría para que el proceso se abriera. Y todo por culpa de un código penal castra la posibilidad de que el Estado ejerza el derecho a castigar a los asesinos.

Nunca sabremos quién se llevó por delante las ilusiones de esa joven en aquel ya lejano año.  Ya nadie podrá arrojar luz a aquella noche en la que Inmaculada fue asesinada la noche de autos. Lo que sí sabemos, porque nuestros gobernantes nos lo han demostrado en múltiples ocasiones, que aunque a ellos le importe una higa, la prescripción de delitos de sangre que no tendrá ni juicio, ni culpables, ni condena es un ataque al corazón de la sociedad civil. Y todo porque el concepto de seguridad jurídica en el Estado de Derecho garantiza más derechos a los criminales que a las víctimas. Una afirmación que bien demuestra la historia de Kepa Pikabea, aquel criminal etarra que confesó haber asesinado a Carlos García Fernández el 7 de octubre de 1980 en Éibar  cuando ya había prescrito el delito.

Se puede concluir desde un punto de vista lógico que la caducidad delictiva solo es saludable cuando la justicia es rápida y eficiente. Algo que como todos sabemos no ocurre en esta vieja piel de toro.  Habría que empezar a confiar en los criminólogos que son, aunque nuestros políticos garbanceros no lo sepan, científicos que estudian el crimen para adelantarse a él.  Por ello, y porque no hay voluntad política de solucionar el tema, la sociedad civil ha da de reaccionar para que, al contrario de lo que pasa hoy, el crimen no sea el que avance sino nuestros métodos para combatirlo. Se lo debemos a personas como Inmaculada  Olivares y, por ello, les pido que firmen esta petición para que la legislación española cambie y los delitos no prescriban nunca.  Toda ayuda será poca para que un día, tal vez no muy lejano, los fantasmas de aquellos que piden justicia puedan descansar, y para siempre, en paz.

¡Gracias!

Sergio Calle Llorens
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miércoles, 12 de octubre de 2016

EL CASO PIQUÉ

No me gusta perder pero no me importa que me ganen si han sido mejores que yo. Otros, en cambio, prefieren vencer aunque sea al precio de perder las formas, la vergüenza y lo poco que aprendieron en la Facultad de Derecho. Para botón de muestra el caso de Gerard Piqué. El futbolista del Barça que siempre que puede le recuerda al eterno rival que su club dobla en títulos al Madrid desde la llegada de Cruyff a la entidad barcelonista. Esa, y no otra, es la causa por la que los periodistas de la “central lechera” han cargado contra el todavía jugador de la selección española de Fútbol.  De haberles importado España, y es evidente que no les importa, estos impresentables hubieran defendido la candidatura de Don Andrés Iniesta al Balón de Oro con la misma energía que la de su favorito Cristiano Ronaldo.

Piqué, aunque a muchos pueda extrañarle, no es independentista ni de lejos sino un joven que defiende el derecho a decidir que valora la unidad en medio de la diversidad. Sí, es posible que a algunos les pueda resultar extraña esta afirmación, pero si se hubieran molestado de investigar algo en vez de repetir las sandeces habituales que pululan por muchos de los diarios madrileños, no tendrían que ver como el mismísimo Diario As- periódico hecho por y para madridistas- pide perdón por el asunto inventado de las mangas de la zamarra del equipo nacional. Dicho de otra manera, de haber estado informados el caso Piqué nunca hubiera existido. 

A Piqué lo odian por el 2-6-con golazo suyo incluido- y el 0-4 en el Bernabéu, por el 5-0 en el  Camp Nou. También por las voces que se ha choteado del Madrid en las redes sociales y eso, como es lógico, no podía ser tolerado por el madridismo más casposo.  Los ataques de sus turiferarios, por tanto, deben de ser entendidos en clave de rivalidad deportiva malsana y nunca en términos políticos.

El madridismo se cobra su pieza más odiada pero, como suele ocurrir en estos casos, su victoria va a ser recordada como la mayor de las derrotas por haber apartado del equipo de Lopetegui a uno de los mejores centrales que ha dado este país. Un defensa que se ha partido la boca, y literalmente, para que España ganara lo que ha ganado en el concierto internacional. Cuesta creer que los juntalíneas ni siquiera se molestaron en contrastar que la bandera nacional no aparecía en las dichosas mangas, pero ese el nivel del reporterismo actual en la vieja piel de toro.

La conclusión es evidente; parte del periodismo patrio ha demostrado que su forma de trabajar es una pulida corrección de sus odios más profundos. Solo les ha faltado, tras el anuncio de Piqué, ir a celebrarlo a Cibeles. Sencillamente penoso.


Sergio Calle Llorens

domingo, 9 de octubre de 2016

DECANOS

Ser el primero en algo no significa necesariamente ser el mejor en esa nueva actividad. Miremos a los ingleses, creadores del balompié, pero incapaces de salir de su kick and run. De hecho llevan sin campeonar desde 1966. Tornemos nuestros ojos hacia el Recreativo de Huelva que más que decano parece el becario más torpe de la clase. Contemplemos al Real Jaén, primer club de esa provincia, cuya aportación al mundo de la pelota es similar a la de los dirigentes de Podemos en un congreso de mentes brillantes.

Algunos de mis amigos creyeron ser los primeros en la creación de técnicas de ligoteo que convierten, y en todos los casos, a mujeres tan frías como el mármol en volcanes capaces de hacer arder un millón de penes. Mis compañeros, como los onubenses, se equivocaron. Buena prueba de ello es que luego llegamos otros para perfeccionar esos métodos que, para sorpresa de muchas, siguen vigentes y no precisamente en un plano onírico
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Personalmente no he sido nunca el último en nada, ya lo creo que no,  pero soy el primero que se opone a que mi  tierra sea controlada desde el Palacio de San Telmo. No solo por mi cartografía sentimental que siempre amarra en el noray de un Puerto mediterráneo, sino por mi absoluto convencimiento de que Andalucía es un invento maquiavélico para chupar la sangre a las ciudades mercantilistas como Málaga. En este punto, estoy seguro de no ser ni el primero ni el último en haber convertido la disidencia en el motor de mi existencia. No es la primera vez que lo escribo, ni será la última.

¡Seguimos tras ocho meses de  obligada ausencia!


Sergio Calle Llorens

sábado, 8 de octubre de 2016

EL ATLETI

El Atlético de Madrid siempre me ha parecido como esa película dirigida por John Sturges en 1963 llamada “The Great Escape”- La Gran Escapada en español- Un film que narra los intentos de fuga de un grupo de prisioneros aliados de un campo de concentración nazi, durante la segunda guerra mundial.  La cinta es extraordinaria con un elenco de actores en el que destacan James Garner, Richard Attennborough, Charles Bronson, Donald Pleasance y el mismísimo Steve McQueen cuyo personaje, Virgil Hilts, trata de fugarse constantemente para ser atrapado una y otra vez por los nazis que lo llevan a la nevera. Una celda pequeña de aislamiento en la que se castiga a los rebeldes como el piloto de las fuerzas aéreas norteamericanas.

Como Steve McQueen, el Atleti ocupa el tiempo haciendo túneles para huir de las garras de unos enemigos muy pérfidos. Planea, ejecuta y escapa para ir a terminar capturado y lleno de polvo en la nevera en donde Hilts mata el tiempo con la única compañía de un guante y una pelota de baseball. Allí, comienza a fraguarse el próximo intento de huida y al mal tiempo buena cara con una eterna sonrisa dibujada en el rostro. Al profano esta actitud le es incomprensible. Al atlético medio, en cambio, es una forma de ir por la vida.

Lo increíble, lo verdaderamente sorprendentemente, es ver a los atléticos convertidos en Steve McQueen todos los años, con su chaqueta de cuero de aviador y sus poses chulescas a pesar de que todos sabemos que acabarán en la nevera; solos, vencidos y humillados, por un enemigo que controla todas las salidas del campo y hace trampas.  No, el Atleti no es Rock and Roll como apuntaba el Mono Burgos, ni una canción tabernaria según Joaquín Sabina, sino la suite compuesta por Elmer Berstein para la Gran Evasión. Y cuando ves al rojiblanco marchar con la fe intacta en la victoria baja los acordes del tema principal de esa película, uno siente, pese a no ser del Atleti, que no hay nada más grande que el corazón de estos tíos.

Tal vez, algún día, en algún lugar, la película del Atlético de Madrid no termine como la obra maestra de Sturges, y el Steve McQueen de turno logre vencer a los malos saltando  con su moto Triumph por encima de esas alambradas que esconden los tesoros más preciados; la libertad y la Copa de Europa.


Sergio Calle Llorens