UN HIJO DE PUTA MENOS

Churchill afirmó que el socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia, su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria. Otros, en cambio, han afirmado que el comunismo consiste en pasar hambre a los demás en nombre del comunismo que ya viene. Sea como fuere, el hecho probado es que de Cuba pasando por la Unión Soviética o Corea del Norte, los países comunistas se han caracterizado por ser regímenes en los que la libertad se encierra en gigantescos campos de concentración. Un sistema que ha causado, hasta la fecha, más de 100 millones de muertos. Uno de esos angelitos con querencia al derramamiento de sangre acaba de fallecer. Hablamos de Kim Jong Il.



Bebedor, mujeriego, cinéfilo, gastaba hasta 80.000 dólares anuales en Coñac. La suya es una personalidad caracterizada por una paranoia aguda elevada a la enésima potencia. En un país de escuálidos, él y los suyos eran los únicos gorditos y enanitos. De hecho se sabe que miles de ciudadanos norcoreanos fueron hechos desaparecer por orden expresa del dictador con la excusa de que había que terminar con los más bajitos. Y eso lo decía un tipo que medía 1.57 que andaba por el mundo subido a unos grandes tacones para que le hicieran parecer más alto. Otra de sus peculiaridades era que jamás viajaba en avión. Para sus desplazamientos, elegía el tren donde corrían el champán, las langostas y, como no podía ser de otra manera, mujeres con la falda muy corta.



La leyenda creada alrededor de su persona lo presentaba como un semidios que jamás defecaba u orinaba. Sus seguidores comunistas hicieron correr la historia de que el primer día que jugó al golf, hizo 11 hoyos en una vuelta. Como era mucho mejor que Tiger Woods, tuvo tiempo, según su servicio de propaganda, de inventar la hamburguesa. Una vez creado el invento, puso todo su empeño en un programa para terminar con la hambruna crónica de su país: la cría de conejos gigantes. Desgraciadamente, el investigador Karl Szmolinsky encargado del programa de reproducción de estos roedores pudo criar la espectacular cifra de 12 conejos que acabaron sus días en un zoo nacional sin que se los papease nadie.



Kim Jong Il pasaba el día comiendo langosta y caviar con palillos de plata. Un día que hacía la digestión tuvo la comunista idea de encarcelar a los familiares directos de cualquier delincuente. Hasta la fecha, ha sido una de las grandes aportaciones comunistas a la historia de la humanidad. El dictador, sin embargo, solía decir para justificar esta política arbitraria la siguiente frase: “La mancha del crimen persiste durante tres generaciones”. De tal forma que el primer heredero de un régimen comunista logró una igualdad sin precedentes: Un familiar culpable, pues todos a la cárcel o al paredón. Los niños de las prisioneras también eran ejecutados. El paraíso comunista hecho realidad en la tierra.



Una vida tan marcada por los milagros tuvo su origen, según el libro rojo de sus voceros, en un acontecimiento sobrenatural ya que su alumbramiento coincidió con la aparición de una nueva estrella. Vaya como Jesucristo, sólo que el dictador comunista cambió el portal de Belén por el pico más alto de la península coreana; la montaña Cabeza Blanca. Sin embargo, los archivos secretos rusos hablan de un lugar diferente: La gélida Siberia, donde su familia estaba exiliada. Sea como fuere, el caso es que el nacimiento de tan ilustre personaje fue predicho por un pájaro de mal agüero, concretamente una golondrina. Un hecho que fue corroborado por un doble arco iris glorioso. Algo similar ocurrió cuando el mundo vio nacer a Mourinho, otro ser superior que tiene comunicación permanente con el creador.



Finalmente el estrafalario Doctor No de Corea del Norte ha muerto para desgracia de su famélico pueblo que derrama océanos de lágrimas por él. En un país donde están prohibidos Internet y los teléfonos móviles, el miedo es lo único libre que tienen esos desgraciados. Lloran como plañideras no vaya a ser que alguien les denuncie ante las autoridades comunistas. Después de todo, la mitología norcoreana elevó al gran líder al estatus de semidios sangriento. En su adiós, la televisión norcoreana atribuyó su fallecimiento a la fatiga durante un viaje en tren. Murió trabajando, dicen, por sus compatriotas hasta el último suspiro. Sin embargo, no me extrañaría nada que algún conspiranoico como Daniel Estulín estuviera ya preparando un libro sobre el asesinato del gran líder comunista a manos de un perverso servicio secreto capitalista. Y es que hay bobos que nunca descansan. El epílogo a la muerte de Kim Jong Il, la han puesto los de la hoz y el martillo afirmando que el "Gran Líder" seguirá velando desde el más allá por sus súbditos. Pero entre usted y yo ahora que no nos oye nadie; Hoy hay un hijo de puta menos en el mundo. Motivo suficiente para sonreír.




Sergio Calle Llorens