LA BANDERA REPUBLICANA

Yo no soy ni monárquico ni republicano, sino todo lo contrario. Sin embargo, gran parte de mi familia ha bebido en las fuentes de los republicanos y, ya sea por corazón o reflexión,  les encantaría ver corriendo a los Borbones camino del exilio. Yo no tengo nada que objetar a ese deseo. Como los conozco bien, sé que seguirán soñando pero metidos en la cama. Otra cosa bien distinta es hacer el chorra colocando banderas tricolores en los despachos oficiales de la Junta de Andalucía. Me refiero a los de IU, que mis parientes tienen bastante talento como para actuar de forma tan cretina.

Lo de las banderas republicanas en sedes oficiales es un atentado contra el sentido común, pues estamos ante unas sedes pagadas por ciudadanos de diferentes ideologías. De cundir el ejemplo, podríamos ver banderas vaticanas si algún día gana el PP en la taifa del sur. En Málaga, ya ocurrió un caso singular relacionado con las banderas. Y es que el Teniente de Alcalde de la preciosa localidad de San Pedro, catalán él, se le ocurrió en los años del GIL, colocar la bandera del F.C.Barcelona junto a la andaluza y la española. Igualmente, en la capital de la Costa del Sol, hubo un alcalde socialista que descolgó la bandera verde y oro del balcón del ayuntamiento para lavarla. Colocó en su lugar una verde y morada, y por aquello de la celeridad con la que los socialdemócratas suelen arreglar las cosas, la gente se olvidó de la primera adoptando la segunda. También los republicanos se equivocaron con su bandera en la II República al cambiar el rojo grana o carmesí de los comuneros por el morado, cuando ese era el color del pendón del conde-duque de Olivares.

Cada cual puede identificarse con la bandera que le venga en gana. Miren a los independentistas catalanes con el trapo de inspiración cubana que suelen usar en sus aquelarres, pero ponerla en los despachos y ofender a la mitad de los ciudadanos que no quieren la independencia, es un ataque mismo a la esencia de la democracia.

El problema de los comunistas patrios es que no creen en la democracia. Por eso quieren instaurar un régimen donde su partido sea la única opción política permitida. Y el que no esté de acuerdo, termina tomando la carretera hacia el gulag. La colocación de la bandera republicana es una prueba más del sectarismo de una gente que sólo cree en las urnas cuando les favorece, y cuando eso ocurre, hacen todo lo posible para que la voz del pueblo no se vuelva a ser escuchada. Lo han hecho en Corea del Norte, en China, en Vietnam, en Cuba y ahora quieren hacer lo propio en la República bananera de Andalucía.

Soy un creyente de la libertad de opinión, pero no sólo de los que comulgan con mis ideas, sino incluso de los enemigos de la libertad como la secta de IU. Estoy a favor, por tanto, de que expongan sus criterios y sus locuras por donde quiera que vayan, pero lo de colocar banderas que representan lo opuesto a la libertad, es llevar las cosas demasiado lejos.

Democracia y comunismo son términos antónimos. República y totalitarismo también como demostraron los de ideología bermeja antes y durante la guerra incivil española. Deberían saber que la II República cayó, según afirmaba el propio Azaña, porque no había republicanos que la defendieran. Muchos años después, el movimiento republicano muere antes de nacer por los excesos verbales y patochadas de los que se hablan, sin sonrojarse, del sistema electoral cubano. Por tanto, y en lo que a mí respecta, la única utilidad que le encuentro a la insignia tricolor es la de trapo para limpiar mis estanterías.¡Algo es algo!

Sergio Calle Llorens