GIBRALTAR- CONFIDENCIAL

Los británicos suelen señalar el deseo de los gibraltareños como excusa principal para que la colonia no pase a soberanía española. Sin embargo, los servicios de inteligencia patrios señalan motivos muy diferentes que, por supuesto, nada tienen que ver con las razones que nos venden a diario los hijos de su graciosa majestad. Las causas por las que Gran Bretaña no cede un ápice sobre la roca son los siguientes:

1-     Gran Bretaña dispone de armas nucleares en la colonia. Algo que ya conocían los rusos durante la guerra fría. Cualquier mapa de la extinta Unión Soviética señalaba a Gibraltar  como territorio que alberga armas nucleares. Hoy día sabemos, incluso, que los rusos tenían a sus misiles apuntando a la roca. Recientemente nos enteramos por la prensa francesa como los israelíes han realizado maniobras en Gibraltar, en un ensayo para atacar Irán.

2-     Gibraltar es parte de la red de espionaje Echelon, un sistema que aplican países como Canadá, Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda. Para no iniciados, he de añadir que el sistema de espionaje que aplican los países anglosajones mencionados monitoriza las conversaciones de todos los ciudadanos del mundo. El 5 de septiembre de 2001 el parlamento europeo presentó un informe muy crítico con la red Echelon pero que, lejos de suponer un problema para sus instigadores, se defendieron afirmando que debían ser los ciudadanos los que debemos encriptar nuestros mensajes. Dicho de otra manera, nuestros aliados nos espían y, en ocasiones, comparten información relevante para la seguridad común siempre que no sea contraproducente para sus intereses.

3-     El Centro de Datos Marítimos está instalado en Gibraltar. Un sistema de espionaje para controlar el tráfico de submarinos en el Mare Nostrum. En fechas recientes, la crisis de Siria provocó que Rusia, temiendo un ataque inminente, movilizara a sus submarinos en el mediterráneo. De ahí que la unidad de espionaje se dedicara a controlar a los buques rusos.

Gibraltar recibe como contrapartida del gobierno británico ayudas y un control laxo sobre sus actividades económicas que, como todos sabemos, incluyen operaciones de dudosa legalidad. En cualquier caso, Gran Bretaña y su cinismo ancestral establece que el respeto a la voluntad de un pueblo para que la Union Jack siga señoreando en la roca. Un argumento similar usa en el de las Malvinas. Empero, en ambos casos, Londres hizo huir a la población local para importar colonos que usurpan las tierras a sus legítimos dueños. A los gobiernos británicos les trae sin cuidado la democracia cuando entra en contradicción con su estrategia de dominio. En Irlanda del Norte, por poner un ejemplo histórico reciente, dividió la provincia de tal manera que la mayoría fuese protestante. Tampoco le supuso contradicción moral alguna devolver Hong Kong a una dictadura comunista. Sencillamente, no tuvieron más remedio que abandonar a su población a su suerte por la presión del gigante chino.

En conclusión, podemos afirmar que a Gran Bretaña les trae sin cuidado el bienestar de los gibraltareños a los que, por cierto, trata como ciudadanos de segunda categoría. Para recuperar la soberanía, España  debe convertirse en un poder militar de primer orden y, asegurar a Washington que nuestro país puede realizar la misma función que viene desempeñando Londres en el control del mediterráneo a través de Gibraltar. Los llanitos no son, ni por asomo, el problema. Londres sabe que mientras Madrid riña con el gobernador de la roca, nadie mirará en las entrañas de la colonia cuyos habitantes se niegan, y nadie puede culparles, a pertenecer a una región que está a la cabeza de todos los indicadores negativos de la Unión Europea.

Sergio Calle Llorens