RECORTES Y RECORTOS

La prosperidad, hija errante de nuestra casa común española, se extravió en los años de Zapatero y sigue lejos de nuestro umbral. Para alcanzarla, el gobierno del Presidente Rajoy se reúne de vez en cuando bajo la alargada sombra de los desastres del pasado socialista. Plantea recortes y los ejecuta, y entonces comienza la retahíla de quejas de una izquierda que llevaba dos legislaturas mirando para otro lado. El plan del gallego, lejos de ser el mejor, intenta dispersar las nubes y escampar las tormentas. Y todo con la mirada inquisidora de Bruselas clavada en nuestro cogote. Si gobernara la izquierda, los recortes serían clavados a los que estamos viendo en la actualidad, pero eso no le importa a esos “progresistas” que avanzan como una horda de perjudiciales langostas. Con o sin tormenta.

A mitad de camino, los sindicalistas nos soltaron una huelga general y parte del pueblo pide que el gobierno les suelte la medida que les quite toda subvención de los presupuestos del estado. Sería un guantazo en la cara de esos zánganos. Además no hay que repartir culpas por la situación actual, sino hacer lo propio con la carga. Y los sindicatos horizontales, ya nadie lo niega, lo son para el buen funcionamiento de España. Tarde o temprano alguien tendrá que clavar una estaca en el corazón de los chupasangres.

Las respuestas a la crisis no se refugian en una neblina de sabiduría superior, más bien lo contrario. Sin embargo, en estos momentos sería bueno recordar que los mayores responsables del desastre nacional tienen nombres y apellidos socialistas cuyo hogar espiritual se encuentra en el Patio de Monipodio. En cualquier caso, hay que analizar la inconsecuencia de la izquierda española, experta en combinar sus entusiasmos con sus perennes indulgencias. De tal forma que un dictador como el gorila venezolano es un ángel, simplemente, porque es uno de los suyos. Incluso llegan a rasgarse las vestiduras por los muertos palestinos pero no se atreven ni a condenar ligeramente el asesinato de tres niños judíos por parte de un islamista radical. Incluso en este punto, “la progresía” va de la mano de Adolf Hitler. En el tema de los recortes, la izquierda vuelve a tomar la avenida del cinismo olvidando que los recortes son la consecuencia de las mentes recortas de los socialistas.

El pueblo español tiene derecho a exigir al gobierno a que la carga de los recortes la compartan todos los sectores de la sociedad, y no únicamente los más desfavorecidos. No obstante, hemos de hacer un esfuerzo para crecer y que la hija pródiga de la prosperidad vuelva a casa de visita. Aunque mucho me temo que, una vez más, muchos ciudadanos están dispuestos a quemar la casa común con tal de que gobierne uno de los suyos. Desconocen, pobrecillos, que si cae Rajoy, no será Rubalcaba su sustituto en Moncloa, sino un tecnócrata de Bruselas. Entonces si que llegarán los recortes de verdad. Ésta es la alternativa a la que nos enfrentamos si los españoles caemos en las garras de ese intento socialista de engatusarnos co el embuste del desmantelamiento del estado del bienestar. Hemos de aprender a controlar los acontecimientos antes de vernos sumergidos por ellos. El PSOE y sus acólitos están dispuestos a lanzar los rayos de Zeus en forma de algaradas callejeras con tal de alcanzar el poder. De nosotros depende que no nos alcancen ni los rayos ni el yugo socialista.


Sergio Calle Llorens