Una lluvia finísima caía sobre el pequeño
camposanto de Bottey en el condado de Oxfordshire. Los presentes, todos amigos
y familiares del fallecido, se arremolinaban cerca del ataúd que en esos
momentos era descendido a la fría tumba.
El sacerdote anglicano recitó una última oración de descanso y en unos minutos,
todo había terminado para el hombre que tanto dinero había recaudado en sus
últimos días para su iglesia local. Un trueno retumbó con furia en el cielo que
ahora descargaba con fuerza. No hubo tiempo para los habituales comentarios de
pésame en el que se destacan las grandes cualidades humanas del finado. Cuando
toda la comitiva se marchó del cementerio, un viejo compañero de armas del
servicio secreto británico se acercó a la tumba. Caminaba despacio hasta
depositar unas flores en memoria del hombre que había asesinado al mismísimo
monje loco; Rasputín.
El 17 de diciembre de 1916, el Príncipe Félix
Yusupov invitó al monje a su suntuoso palacio en San Petersburgo donde tenía
lugar una fiesta. Según su propio testimonio, aprovechó la ocasión para
envenenar a Rasputín. Sin embargo, el hombre más enigmático de Rusia salió
indemne por lo que valiéndose de una treta, lo condujo a otra planta del
palacio donde le dispararon. Luego ocurrió algo sobrenatural, según la propia
versión de los asesinos, Rasputín revivió atacando a uno de los oficiales
rusos, por lo que tuvieron que abatirle de nuevo desde la distancia mientras
trataba de escapar. Los disparos le alcanzaron por la espalda. Una vez muerto,
tiraron su cadáver al río que, lejos de desaparecer en las frías aguas, volvió
a aparecer cerca de un puente. Durante años, ésta fue la versión que se ha dado
por buena, pero estudios recientes demuestran que el asesinato no ocurrió como
contaron los protagonistas.
Para resolver el misterio Rasputín, hemos de
tornar nuestros ojos al personaje nacido en Siberia. Estamos ante un campesino
que se presenta ante los zares de Rusia asegurando que puede sanar a través de
la fe. La zarina Alexandra, devota cristiana, guardaba un gran secreto en el
imperio que iba desde Alemania hasta China, y no era otro que el heredero al
trono, Alexis, era hemofílico. El niño, pese a estar vigilado, tenía algunos
accidentes propios de su edad que le causaban profundos e intensos dolores. Por
ello, el monje loco fue convocado a palacio para realizar una cura. Cuentan que
colocó sus manos en el cuerpo del niño, y éste amaneció sin dolores. Tal fue su
mejoría que Alexandra no dudo de los poderes mágicos del monje. Poco a poco, la
influencia de Rasputín fue creciendo hasta tal punto, que el propio Zar mandó a
su temible policía mantener una estrecha vigilancia sobre el monje.
Curiosamente, descubrieron que el apetito sexual de Rasputín era insaciable y
que, fuera quien fuera la mujer,
aprovechaba cualquier momento para disfrutar del sexo. Los informes hablaban de
una cierta tendencia a la depravación. E l
servicio secreto ruso concluyó que el monje tenía grandes lagunas morales. Eso
sí, en presencia de la Zarina ,
siempre se comportó como un santo pues ella era, sin duda, el as que guardaba
en la manga. En cualquier caso, el poder
de persuasión de Rasputín era tan grande y magnífico, que en muy poco tiempo se
convirtió en uno de los hombres con más influencia de la madre Rusia. Y esto,
finalmente, le costó la vida.
En 1914 Rusia entra en la primera guerra
mundial al lado de Francia e Inglaterra. Intentan poner fin al militarismo
creciente de Alemania. Es en esto contexto cuando Rasputín intenta convencer al
Zar Nicolás II de que lo mejor para la nación es firmar la paz con Alemania. El
Zar duda. De haberse decantado por la vía pacifista, 350.000 alemanes se
habrían visto libres para combatir en otros frentes, lo que habría dado una
gran ventaja a los alemanes en el frente occidental. Gran Bretaña no lo podía
permitir y urde un plan para asesinar a Rasputín. Oscar Reyner es el agente
británico encargado de ejecutar la misión. Convence al Príncipe Félix Yusupov
de que lo mejor es acabar con Rasputín. Cuando falla el envenenamiento, no
tienen más remedio que conducir al piso de arriba al monje donde le dan una
soberana paliza. No tienen muy claro lo que deben de hacer, pero las
fotografías de la autopsia del cadáver revelan que el asunto se les fue de las
manos. Finalmente lo atan, y Reyner le da un tiro de gracia en la cabeza. Por
lo tanto, podemos decir que la historia en la cual Rasputín se escapa tras
revivir está basada en un cuento gótico de terror ruso llamado “La Bestia ”. El hecho de que
fueran los británicos los que le ejecutaran y que, por muy extraño que parezca,
nadie les mencionara, se explica por el hecho de que muchos agentes británicos
iban vestidos entonces con el uniforme del ejército ruso.
La conexión de Rayner con el Príncipe Yusupov
data de los años en los que ambos cursaban estudios en la universidad de
Oxford. Una amistad que fue clave para llevar uno de los asesinatos más
controvertidos del mundo. El propio Rayner le confesó a su familia que estaba
presente el día en el que Rasputín fue asesinado. No obstante, nunca reconoció
públicamente su participación en la ejecución del monje. De hecho, unos días
antes de morir quemó todos sus papeles privados. De su amistad con Yusupov
queda el hecho de que bautizara a su hijo como John Felix Reyner, en honor a su
amigo ruso. Lo que no sabía el agente británico que muchos años después de su
muerte, historiadores como Andrew Cook o Richard Cullen iban a dar con
documentos y fotos de la autopsia de la muerte de Rasputín que vendrían a echar
por alto la autoría rusa en la muerte del monje.
El asesinato de Rasputín prueba que los
británicos no tienen amigos sino intereses como, por otra parte, le ocurre a
todas las naciones. El caso es que muy poco tiempo después de la muerte del
monje, la familia Romanov era asesinada por los comunistas dando lugar a un
monstruo terrible llamado Unión Soviética. Nunca sabremos lo que habría pasado
de haber seguido con vida Rasputín. Tal vez, la suerte de Rusia y de su familia
real hubiese sido distinta. Hacer un juicio de valor al respecto, sería algo
demasiado aventurado. Una forma de hacer historia-ficción. En cualquier caso,
es inquietante saber como hay hombres que mueven los hilos en las sombras para
salvaguardar sus intereses geopolíticos. Acciones que necesitan a hombres decididos
y despiadados como Rayner que, entre otras cosas, quiso llevarse el secreto a
la tumba sin saber que hay seres que siguen hablando tras la muerte.
Sergio Calle Llorens
Los ingleses siempre están detrás de todo lo malo. Cabritos. Gran entrada. Saludos
ResponderEliminarCarolina