domingo, 8 de septiembre de 2013

EL ASESINATO DE RASPUTÍN

Una lluvia finísima caía sobre el pequeño camposanto de Bottey en el condado de Oxfordshire. Los presentes, todos amigos y familiares del fallecido, se arremolinaban cerca del ataúd que en esos momentos era descendido a la  fría tumba. El sacerdote anglicano recitó una última oración de descanso y en unos minutos, todo había terminado para el hombre que tanto dinero había recaudado en sus últimos días para su iglesia local. Un trueno retumbó con furia en el cielo que ahora descargaba con fuerza. No hubo tiempo para los habituales comentarios de pésame en el que se destacan las grandes cualidades humanas del finado. Cuando toda la comitiva se marchó del cementerio, un viejo compañero de armas del servicio secreto británico se acercó a la tumba. Caminaba despacio hasta depositar unas flores en memoria del hombre que había asesinado al mismísimo monje loco; Rasputín.

El 17 de diciembre de 1916, el Príncipe Félix Yusupov invitó al monje a su suntuoso palacio en San Petersburgo donde tenía lugar una fiesta. Según su propio testimonio, aprovechó la ocasión para envenenar a Rasputín. Sin embargo, el hombre más enigmático de Rusia salió indemne por lo que valiéndose de una treta, lo condujo a otra planta del palacio donde le dispararon. Luego ocurrió algo sobrenatural, según la propia versión de los asesinos, Rasputín revivió atacando a uno de los oficiales rusos, por lo que tuvieron que abatirle de nuevo desde la distancia mientras trataba de escapar. Los disparos le alcanzaron por la espalda. Una vez muerto, tiraron su cadáver al río que, lejos de desaparecer en las frías aguas, volvió a aparecer cerca de un puente. Durante años, ésta fue la versión que se ha dado por buena, pero estudios recientes demuestran que el asesinato no ocurrió como contaron los protagonistas.

Para resolver el misterio Rasputín, hemos de tornar nuestros ojos al personaje nacido en Siberia. Estamos ante un campesino que se presenta ante los zares de Rusia asegurando que puede sanar a través de la fe. La zarina Alexandra, devota cristiana, guardaba un gran secreto en el imperio que iba desde Alemania hasta China, y no era otro que el heredero al trono, Alexis, era hemofílico. El niño, pese a estar vigilado, tenía algunos accidentes propios de su edad que le causaban profundos e intensos dolores. Por ello, el monje loco fue convocado a palacio para realizar una cura. Cuentan que colocó sus manos en el cuerpo del niño, y éste amaneció sin dolores. Tal fue su mejoría que Alexandra no dudo de los poderes mágicos del monje. Poco a poco, la influencia de Rasputín fue creciendo hasta tal punto, que el propio Zar mandó a su temible policía mantener una estrecha vigilancia sobre el monje. Curiosamente, descubrieron que el apetito sexual de Rasputín era insaciable y que, fuera quien  fuera la mujer, aprovechaba cualquier momento para disfrutar del sexo. Los informes hablaban de una cierta tendencia a la depravación. E l servicio secreto ruso concluyó que el monje tenía grandes lagunas morales. Eso sí, en presencia de la Zarina, siempre se comportó como un santo pues ella era, sin duda, el as que guardaba en la manga.  En cualquier caso, el poder de persuasión de Rasputín era tan grande y magnífico, que en muy poco tiempo se convirtió en uno de los hombres con más influencia de la madre Rusia. Y esto, finalmente, le costó la vida.

En 1914 Rusia entra en la primera guerra mundial al lado de Francia e Inglaterra. Intentan poner fin al militarismo creciente de Alemania. Es en esto contexto cuando Rasputín intenta convencer al Zar Nicolás II de que lo mejor para la nación es firmar la paz con Alemania. El Zar duda. De haberse decantado por la vía pacifista, 350.000 alemanes se habrían visto libres para combatir en otros frentes, lo que habría dado una gran ventaja a los alemanes en el frente occidental. Gran Bretaña no lo podía permitir y urde un plan para asesinar a Rasputín. Oscar Reyner es el agente británico encargado de ejecutar la misión. Convence al Príncipe Félix Yusupov de que lo mejor es acabar con Rasputín. Cuando falla el envenenamiento, no tienen más remedio que conducir al piso de arriba al monje donde le dan una soberana paliza. No tienen muy claro lo que deben de hacer, pero las fotografías de la autopsia del cadáver revelan que el asunto se les fue de las manos. Finalmente lo atan, y Reyner le da un tiro de gracia en la cabeza. Por lo tanto, podemos decir que la historia en la cual Rasputín se escapa tras revivir está basada en un cuento gótico de terror ruso llamado “La Bestia”. El hecho de que fueran los británicos los que le ejecutaran y que, por muy extraño que parezca, nadie les mencionara, se explica por el hecho de que muchos agentes británicos iban vestidos entonces con el uniforme del ejército ruso.

La conexión de Rayner con el Príncipe Yusupov data de los años en los que ambos cursaban estudios en la universidad de Oxford. Una amistad que fue clave para llevar uno de los asesinatos más controvertidos del mundo. El propio Rayner le confesó a su familia que estaba presente el día en el que Rasputín fue asesinado. No obstante, nunca reconoció públicamente su participación en la ejecución del monje. De hecho, unos días antes de morir quemó todos sus papeles privados. De su amistad con Yusupov queda el hecho de que bautizara a su hijo como John Felix Reyner, en honor a su amigo ruso. Lo que no sabía el agente británico que muchos años después de su muerte, historiadores como Andrew Cook o Richard Cullen iban a dar con documentos y fotos de la autopsia de la muerte de Rasputín que vendrían a echar por alto la autoría rusa en la muerte del monje.

El asesinato de Rasputín prueba que los británicos no tienen amigos sino intereses como, por otra parte, le ocurre a todas las naciones. El caso es que muy poco tiempo después de la muerte del monje, la familia Romanov era asesinada por los comunistas dando lugar a un monstruo terrible llamado Unión Soviética. Nunca sabremos lo que habría pasado de haber seguido con vida Rasputín. Tal vez, la suerte de Rusia y de su familia real hubiese sido distinta. Hacer un juicio de valor al respecto, sería algo demasiado aventurado. Una forma de hacer historia-ficción. En cualquier caso, es inquietante saber como hay hombres que mueven los hilos en las sombras para salvaguardar sus intereses geopolíticos. Acciones que necesitan a hombres decididos y despiadados como Rayner que, entre otras cosas, quiso llevarse el secreto a la tumba sin saber que hay seres que siguen hablando tras la muerte.

Sergio Calle Llorens





1 comentario:

  1. Los ingleses siempre están detrás de todo lo malo. Cabritos. Gran entrada. Saludos

    Carolina

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