lunes, 25 de febrero de 2013

JORGE QUERO: VOX STUlTORUM




Si la fanfarronería de la Junta va adquiriendo un trémulo grotesco, qué podríamos decir de esos pelmazos insoportables que la apoyan. Tipos que lejos de la administración de la taifa no dudarían ni dos horas vivos. Uno de ellos responde al nombre de Jorge Quero. Fiel sirviente de María Gámez, ha sido cómplice de todos los ataques a Málaga perpetrados por el diablo que lleva gafas. El otro día trataba de mover a la turba para que rodeara la sede del partido que es oposición en Andalucía. El lumbreras lanzaba el siguiente tuit: “ Si nos echan a la calle, iremos a dormir a las puertas de sus casas”. Se entendía la de los ricos, de los poderosos, de los banqueros pero también de todos aquellos responsables de los desahucios. Mi respuesta fue, por tanto, inmediata; “apoyo la moción, iremos a dormir al chalet de Mijas o al piso de lujo en Huelin de María Gámez. El capullo socialista replicaba con un sentido “este señor de la ultraderecha está boicoteando la manifestación. La verdad es que no he pertenecido nunca a un grupo extremista, ni de un lado ni de otro. Eso sí, reconozco en mí un extremismo a la hora de luchar contra la corrupción en la taifa que me ha tocado vivir, y salto ante el mayor atisbo de cretinismo. Existen las mismas posibilidades de verme apoyando a un grupo de extrema derecha que atisbar su presencia en un congreso de mentes brillantes.

 Quiero, como no podía ser de otra manera, dedicar este artículo a este señor como denuncia del patetismo de los que nos gobiernan en La República Bananera del Sur. Para empezar, tengan en mente que cualquier sociedad constituida para delinquir, como es el caso de la Junta, debe ser disuelta. Y los que mantienen su actividad, ingresar inmediatamente en prisión. Jorgito, cuya única ocupación es la de calentar al personal para que jamás haya alternancia en la taifa, responde a ese peligroso juego mental que percibe al contrario como a alguien a quien eliminar físicamente. Tal vez, no haya robado nunca pero justifica el robo de sus señorías, tan socialistas como él, e incluso que se rodee las sedes de la oposición. De ahí que navegue por la red haciendo meritos antes sus jefes. El sistema es siempre el mismo; los problemas los crea la derecha, el estado. Andalucía es una especie de arcadia feliz donde el paro, la horrible sanidad y la educación con más fracaso, sean responsabilidad de los otros. Su labor es un oficio servil que raya el parasitismo bufonesco. Suele aislara su escasa capacidad razonadora para que su imperfecto mundo socialista encaje en la realidad que ellos, sistemáticamente, han ayudado a crear. Por eso, no toleran que alguien les señale su impostura. Las casas de María Gámez dejan de tener importancia, las que valen son las de los ricos, como bien me dejaba escrito. A cada golpe que iba recibiendo de mi persona, respondía con más nerviosismo. Balbuceaba, dudaba, llegando a tener un aspecto de patán aturdido. De su actitud se desprende una visión deprimente, una insatisfacción continua, a menudo justificada por su odio a lo ajeno ideológicamente hablando. Estamos ante un fiel exponente de los justificadores de cualquier latrocinio institucionalizado perpetrado por la cuadrilla socialista. Su única neurona entiende que la derecha es mala y que, por tanto, cualquier ataque a sus representantes está plenamente justificado. Casi tanto como señalarme, coses veredes, como el responsable máximo de los desahucios en España.

 Quiero es lo opuesto a un hombre liberal, tolerante y civilizado. De poder ejercer su verdadera vocación, dirigiría una checa y con toda seguridad, mi cuerpo yacería inerte en una cuneta de cualquier carretera del sur. Su entrega a la intolerancia lo convierte en la quintaesencia de un Frente Popular renacido, y con otra máscara. Alejado, por formación y creencias, de la tolerancia y la amabilidad, no se convertirá jamás en una criatura democrática. Gentuza como Jorgito Quero han convertido Andalucía en un lugar tétrico. Su responsabilidad es haber montado sobre la cloaca andaluza en la que nos movemos, sus endebles y míseras convicciones. Su presencia y sus rebuznos me convencen, aún más, de que debemos seguir luchando para que un día, no muy lejano, podamos dar un zarpazo tan fiero que la Junta y su PSOE no se repongan en los próximos 50 años.

Sergio Calle Llorens

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