sábado, 19 de octubre de 2013

LA LEY MARGALLO

El proyecto de Ley de la Acción y del Servicio Exterior del Estado, el principal texto legislativo del gran Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo delimita, y de que forma, las actividades de las comunidades autónomas en el exterior. Incluso establece que el gobierno de una taifa debe comunicar cualquier visita al exterior al Ministerio que preside el señor Margallo. Incluso, si una autonomía no cumple con la Ley Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, limitará la acción de esas autonomías con alma de países. Como ven, estamos ante una gran ley, si se confirma el borrador, que pone algo de cordura al guirigay nacional de representación en el exterior de nuestras fronteras.

La ley ha provocado que los nacionalistas pongan el grito en el cielo. Unos hablan de que se impedirá luchar contra el hambre, y que habrá menos solidaridad por parte de estas embajaditas regionales fuera de nuestras fronteras. El PNV incluso llega a afirmar que “el rol de las CCAA no puede ser la de mero sujeto pasivo de la estrategia exterior fijada por el poder central”. En este punto he de corregir a los nacionalistas vascos, ya que el rol de las CCAA no es nunca la representación en el exterior pues, ni son países, ni lo han sido nunca.

IU, por su parte, presentó un  texto alternativo en el que, además de evitar menciones expresas al Rey como Jefe de Estado, pretende que el gobierno consulte con las Cortes los nombramientos de embajadores. Los comunistas, como siempre, con sus fantasías de mentes totalitarias que pretenden, tal vez, que el número 1 de los españoles sea el señor Valderas. Por no hablar de que si es aceptada su propuesta, los embajadores podrían ser personas cuya experiencia en las relaciones internacionales, es la misma que la de Falete con la moda de Milán. De esta manera, Cayo Lara vería cumplido su sueño de ser embajador en la dictadura criminal cubana y, el paupérrimo Llamazares haría lo propio en la República Bolivariana de Venezuela. Es evidente que la formación de izquierdas, demuestra, a cada paso, que es una segregadora de lágrimas ya sea pactando con ETA en el País Vasco o con sus chascarrillos de taberna. El caso es que nos hacen llorar siempre.

La ley Margallo es buena aunque, en mi opinión, se queda corta pues hay que ponerle un candando a todas las representaciones autonómicas en el extranjero. Sin embargo, el gobierno del paralizado Rajoy no llevará la cosa más allá a pesar de su mayoría aplastante en el congreso. Es de agradecer, de cualquier forma, que el nieto del general Juan García Margallo Capitán del Regimiento de Caballería Acorazado Alcántara fallecido heroicamente durante la guerra del Rif, haya tenido los arrestos de llevar al congreso su ley. En definitiva, somos más los españoles que estamos hartos de que haya embajadas autonómicas fuera de España. Margallo, sencillamente, ha obrado en consecuencia. Los rebuznos de la Sexta Noticia son la prueba fehaciente de que es un gran paso para acabar con las gansadas del estado de las autonosuyas.

Sergio Calle Llorens





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