lunes, 10 de diciembre de 2012

LOS FANTASMAS Y GRIÑÁN


Cuando las hojas del calendario se sitúan en el umbral de la navidad, recuerdo el Christmas Carol de Charles Dickens. Una alegoría sobre la vida y la muerte. El libro está dividido en cinco secciones en las que diferentes fantasmas se aparecen al rácano protagonista de la novela, el señor Scrooge. El fantasma de las navidades pasadas, con su cabeza brillante, representa la memoria; el fantasma de las navidades presentes simboliza la caridad y el espíritu navideño; finalmente, el fantasma de las navidades todavía por venir viene a significar el miedo a la muerte, inherente a todo ser humano. El grito de Scrooge, Humbag, que en español se ha traducido como paparruchas, comprende el egoísmo y la indiferencia por el sufrimiento de los demás.

Con cada fantasma la historia funciona como una efectiva parábola. El cuento de navidad avanza junto con los ideales de la moral cristiana; generosidad, amor universal, amabilidad, pero también establece un punto de vista del cristianismo basado en jubilosas tradiciones en vez de ceremonias religiosas solemnes. También el libro contiene un mensaje político evidente con el retrato de la familia Cratchit; honrados trabajadores que sufren por un sistema que los lleva a la indigencia. Sólo el fantasma de las navidades futuras revelará a Scrooge la muerte del pobre Tiny Tim. A través del niño, Scrooge encuentra su redención como hombre, y a paso , se aleja de la condena eterna.

Con Christmas Carol, Dickens espera ilustrar como una persona vil como Scrooge puede ser transformada en un ser generoso y bueno. Las visitas de los tres fantasmas harán que el personaje aprenda, de nuevo, el significado de la empatía. La memoria le permite recordar que hubo un tiempo en el que él también estuvo conectado a los demás.

A veces fantaseo con la idea de que el señor Griñán recibiera la visita de los fantasmas del cuento de navidad de Dickens. El de las navidades pasadas le recordaría que su padre fue un escolta de Franco y que, por mucho que se empeñe, los demás también tenemos memoria. En otras navidades, también pasadas, el espectro le haría ver su promesa de una autonomía de primera para acabar con el paro, pero lo que hicieron fue cargarse a Escuredo cuando González franqueó la Moncloa, otro edificio encantado. El fantasma de las navidades presentes le mostraría que, como antaño, nos hablan del pleno empleo, de desarrollo y de educación de calidad. También como entonces, ninguna autocrítica,  ninguna empatía con el pueblo al que llevan robando tres décadas, el mismo que no ha visto resultado positivo a sus políticas loquinarias. Tal vez, el espíritu de las navidades futuras pueda convertir al socialista en una persona buena, en alguien capaz de sentir compasión por todos aquellos que no tienen el carnet del partido. Puede que, incluso, ver su propia tumba sin flores, junto a la de los socialistas andaluces, le parta el ánimo. En ambas sepulturas, el pueblo andaluz le habrá colocado este epitafio: “ A los socialistas, en eterno agradecimiento por haberse ido de este mundo tras cuarenta años de fechorías”.

Me temo que el señor Griñán no tendrá el talento, ni el corazón, que tuvo Scrooge para reconocer el inmenso daño que está haciendo en vida. Pero un día, no muy lejano, un heraldo de muerte vendrá a visitarle. Ya no tendrá tiempo de expiar sus culpas. Morirá un pobre hombre y, aunque le pese, no tendrá  tiempo de decir aquello de paparruchas.


Sergio Calle Llorens


2 comentarios:

  1. Absolutamente brillante querido Sergio al jugar con las palabras y comparar un cuento de navidad y llevarlo a tu terreno. Eres un maestro.

    Lydia

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  2. Me encantas campeón.

    Susana Bonnemaison

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