Soy escritor, investigador, guionista, profesor de idiomas y muchas cosas más que no caben aquí. También tengo una sección en Espacio en Blanco de RNE. El mundo se divide en dos categorías, los que tienen el revolver cargado, y los que cavan, tú cavas.
martes, 19 de julio de 2011
LAS MUJERES Y YO
Mientras al balón lo botas y se eleva, al político lo votas y se hincha a decir sandeces o a robar. Yo que estoy ahíto de predicar en el desierto contra esa casta indecente, voy a dedicar mi columna de hoy a esos seres maravillosos a los que llamamos mujeres. He de reconocer previamente que sé tanto de féminas como Falete de física cuántica. Aún así, espero que sepan perdonarme la licencia.
De pequeño tenía la certeza de que yo era un ser extraordinario y diferente a todos mis compañeros de pupitre. De hecho, llegué incluso a compararme a algunos superhéroes de comic. Evidentemente, yo ni sabía volar, ni trepaba por las paredes y mucho menos tenía visión de rayos x. Sin embargo, poseía una habilidad increíble: La invisibilidad. Desgraciadamente, no logro recordar ni una sola ocasión en la que mantuviera una conversación con alguna chica del colegio, pues, al parecer yo era un cuerpo traslúcido que sólo era detectado a la hora de salir a la pizarra. Esa habilidad mía de la invisibilidad me permitía observar a esas cosas que llevaban falda y se comportaban de forma extraña. Recuerdo que una tarde, cuando me deleitaba en la belleza de una compañera, un ser de dos rajas me sonrió abiertamente. Les aseguro que fue la primera vez que una chica se fijaba en mí. Aquel fue un momento mágico, porque una persona del otro sexo me miraba de una forma especial. Y es que mi enamorada era bizca. Mira que había tipas guapas, pues nada, se tuvo que fijar en mí la más rara. En mi defensa, podría argumentar que yo era pequeño e insignificante hasta que en el bachillerato crecí todo de un tirón. Aquel 2 de BUP fue un infierno porque cada vez que me levantaba de la cama y echaba a andar, parecía Bambi el día de su nacimiento. La verdad es que ahora que echo la vista atrás, veo claramente que el crecimiento de mi cuerpo fue paralelo al de mis opciones con ellas. Fue en aquellos días cuando comencé a preguntarme por los secretos del amor. Buceé en libros y hallé la siguiente definición del historiador romano, Cayo Tácito Cornelio: “Ama y haz lo que quieras. Si callas, callas con amor, si corriges, corregirás con amor y si perdonas, perdonarás con amor”. Como se nota que el capullo de Cayo no se halló nunca en mi situación. Lo digo porque yo apliqué en mi primera cita con una morena aquello de ama y haz lo que quieras, entonces ella me respondió que quería llegar virgen al matrimonio, y yo le repliqué que no iba a llegar virgen ni a la puerta. En broma, porque como caballero español que soy la dejé marchar. Mi segundo acercamiento fue con una lesbiana, y agua claro. La tercera fue con una tal Carmen con la que salí una noche y terminé de vuelta a casa en su coche- con su madre, su novio y el perro. Finalmente pude conocer las delicias del amor con una chica llamada Alicia. Fue el día de reyes cuando ella y yo aprovechamos que sus padres pasaban el fin de semana en el pueblo para pegarnos un festival. A la mañana siguiente, ella no estaba en la cama y aproveché el lacito del regalo que le había hecho y me lo coloqué- a quien se le ocurre- en la punta de mi pirula cuando estaba más dura que un canto. Y bajé por las escaleras, con una corona de Melchor en la cabeza y un lazo en el miembro, completamente desnudo y gritando: “Alicia, mira lo que te han traído los reyes”. Abrí la puerta de la cocina donde la imaginé preparándome un tentempié, y allí estaba en compañía de toda su familia. Fue el fin de mi romance y eso que Lope de Vega dijo que “el amor tiene fácil la entrada y difícil la salida”. En mi caso, fue fácil hallar la salida de la casa con el padre empujándome. Después de aquello vinieron épocas de sequía hasta que la Universidad llamó a mi puerta y todo cambió para mí. La invisibilidad había terminado por fin y con ella mi cochina suerte. Desde entonces he conocido mujeres de todo tipo y hasta una se llegó a esposar conmigo, por razones que desconozco, aunque algunos apuntaban a su amor por el sol y las playas lo que la empujó a quedarse a mi lado. En fin, creo que después de vivir en tres países diferentes y de conocer a mujeres de los cinco continentes puedo decir que he aprendido ciertas cosas. Una de ellas es que un hombre no está terminado hasta que una mujer ha acabado con él, y otra es que nunca hay que entenderlas sino quererlas. Por cierto, recientemente estuve en una reunión de las diez primeras generaciones de mi colegio y el 80% de las mujeres que allí acudieron, no tenían ni puñetera idea de quien era yo. La verdad es que no hice esfuerzos por sacarles de la duda, después de todo era imposible hacerles recordar a un tipo invisible como el que aquí suscribe. Además nunca me ha gustado tentar a la suerte por aquello de a la mujer y al viento con mucho tiento. En fin, sólo espero como dijo Cayo Tácito Cornelio, que si me perdonan esta entrada lo hagan con amor.
Sergio Calle Llorens
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Jejejeje, que buena explicación de tu vida pseudoamorosa, porque la verdad es que a las mujeres sólo hay que tenerlas a la raya que ellas quieran llegar, si te quedas corto se mosquean y si te pasas se asostumbran así que a la buena maría. Muy buen artículo, cómo siempre segio.
ResponderEliminarno si cuando yo lo digo, que estedes los hombres heterosexuales son una mescla psicologica de mujeres ,lesbianas,y hermafroditas,un poco mas de hormona de las que se tragan para ser mas hombres que los gays y les salen tetas y los cojones se les achican,ya que no tienen ni el mas minimo reparo de co-sentir junto con personas no masculinas,vulvas,uteros,clitoris,y cuanto organo desconocido haya.
ResponderEliminarama a tu sexo ,que ese es el verdadero tuyo,con ese es el que tu vas a saber lo que de verdad siente un HOMBRE no un hermafrodita,ni una lesbiana,ni una mujer.A las mujeres no les gusta la sangre,ni los organos que parecen heridas abiertas,ni tetas con siliconas,ni cuerpos blandos,no! nada de eso,son mas inteligentes, les gusta lo nuestro,lo que no es de ellas,con lo que no nacieron,lo duro,lo grande,lo grueso,lo energetico,lo que causa extasis,en fin lo del otro sexo,lo del hombre homosexual.El otro sexo como dices tu tiene que ser mejor que el suyo propio.verdad que esa es la logica del heterosexualismo?
solo era un consejo que te queria dar,para que otras gentes con cuerpo distinto al tuyo,y que no sienten placer con lo que nacieron vengan a querer aprovecharse de lo nuestro.
me pregunto que le hace a una persona de un sexo sentir deseo por otro con organos distintos a los suyos,porque yo la verdad que vomitaria al ver una deformidad genetica de tal calibre,y sobre todo que ese grupo no desea y siente asco hacia ellos mismos.
que sera? cual sera,cual sera la causa de la heterofilia? sumicion,hombria,hermafroditismo? lavado social de celebro? que sera.estupides?
Muchas gracias Peinado por tus comentarios. En cuanto al escrito que me ha dejado gnóstico 33, decir que la mujer no tiene ninguna deformidad genética. Eso es tanto como decir que la homosexualidad es una enfermedad. Además entiende que si tu padre no hubiera eyaculado de una forma natural y humana en la vagina de tu madre- que no era ninguna deformidad- tú ahora no podrías estar disfrutando de la vida y haciendo de comealmohadas. Y esto último, te lo digo sin acritud.
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