miércoles, 6 de julio de 2011

LA SGAE, FRANCO Y VÍCTOR MANUEL


El Ministerio de Industria dio 3,6 millones de euros de nada a la SGAE y su filial parasitaria desde 2007. En concreto, un millón de euros en subvenciones y créditos blandos. En los pinchazos telefónicos, el supuesto jefe de la trama, José Luis Rodríguez Neri, reconocía que el debía dinero a Industria y añadía que el ministerio no se lo daba por tratarse de un asunto político. Curiosamente, el gobierno de ZP no atendió las denuncias presentadas en esta sociedad por un grupo de empleados, que llegó incluso a dirigirse por carta a la Ministra González- Sinde en 2010. En la misma sacaban a la luz un entramado empresarial corrupto impulsado por Teddy Bautista. La Ministra prefirió mirar para otro lado hasta que la justicia la ha obligado a girar de nuevo la cabeza hacia la sede de la cueva de los 40 ladrones. No es de extrañar la postura socialista en este asunto, al fin y al cabo la SGAE ha dirigido en muchos ocasiones la política cultural del ministerio. El asunto del canon digital es el mejor ejemplo. Además varios miembros del equipo de la ministra provienen de la SGAE. Hasta aquí, los hechos, a continuación las interpretaciones.


Los socialistas, por regla general, atacan las empresas privadas y hacen alarde de lo público, siempre y cuando las compañías de particulares no sean de los suyos. Es decir que ganar dinero, aunque sea ilegalmente, es una actividad aceptable cuando ellos son los afortunados. En esas circunstancias, todos son llamadas- a cobro revertido por supuesto- a la presunción de inocencia. Incluso hablan de “un asunto turbio” y equiparan la denuncia a sus coleguillas con el golpe del 23F. Sus cabezas pensantes basan su estrategia en aquella certeza de Ortega y Gasset en la que la mayor parte de los hombres tiene una capacidad intelectual muy superior al ejercicio que hace de ellas. De ahí que esperan que el pueblo atocinado se trague aquello de que los supuestos delitos son fruto de una conspiración derechista. En definitiva una llamada para que la progresía de este país cierre filas en torno al club de la ceja. No importan las irregularidades, las denuncias, las grabaciones de la policía. La culpa es de “la mano negra” como declaraba a Onda Cero Víctor Manuel. Y es que los malvados descansan algunas veces, los necios jamás. La verdad es que debe ser cojonudo que cuando alguien te acuse de robar o de alguna irregularidad, se le pueda echar la culpa a Franco, a Primo de Rivera, a las multinacionales y hasta a la conjunción de planetas en la vía láctea. Todo con tal de echar balones fuera y que no escuchemos la banda sonora de esos mangantes que suena como aquella canción de Bruce Springsteen “Born to run” con el estribillo cambiado a “Born to steal”. Sí, coño, nacido para robar. Dinero público para que ellos sigan viviendo del sudor del de enfrente.


La Operación Saga no tiene ninguna mano negra, pero usan la tinta de calamar de ese color para ocultar sus miserias y su desvergüenza. Tras escuchar el comunicado de la SGAE, he sentido asco por Víctor Manuel, Caco Senante- con su patética salsa canaria- y pena, mucha pena por mí admirado Sabino Méndez, letrista y compositor de las mejores canciones de Loquillo y los Trogloditas. Al otro lado, el líder de esa legendaria banda de Rock and Roll hablaba claro tildando el caso como “El Tsunami de la SGAE”. Apuntaba el catalán la necesidad de echar a esa gente que tanto daño ha hecho a la cultura española, al mismo tiempo que denunciaba el hecho el robo de sus compañeros de la SGAE. Yo sólo quiero añadir que un delito es siempre un delito, ya sea el bueno de Manolo o el malo de Camps el que supuestamente lo comete. Hay que superar por tanto esta actitud sectarista y profundamente ventajista de quienes quieren darnos lecciones de democracia a los demás. El código penal, hasta ahora, es igual para todos y la progresía debe entenderlo más pronto que tarde. No podemos permitir que ellos defiendan- como en Rebelión en la Granja de Orwell- que algunos animales son más iguales que otros. Finalmente habría que pedirles que fueran un poco consecuentes, que es el mejor de los remedios, pero bien mirado pedir ser consecuentes a un tipo como Víctor Manuel que va de socialista- a veces comunista- cuando le dedicó una canción al dictador Franco en sus “25 años de paz”, es como pedir a Manuel Chaves una frase bien hecha. Imposible, claro.


Sergio Calle Llorens

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