miércoles, 13 de diciembre de 2023

¡MI PATRIA CHICA!

 


Amanece por el mar con un despunte anaranjado en el cielo donde pequeñas nubes grises contemplan a las olas llegando dulcemente a la orilla. Cada amanecer es distinto. Lo que no cambia es la belleza de estas estampas marinas cuyos nombres tienen un lugar de honor en mi corazón; el antiguo barrio de pescadores, el Balcón de Málaga, la Posada del Mar, los acantilados del Cantal, la Avenida del Mediterráneo, el Paseo ecológico, la Playa de los  Rubios, Torre de Benagalbón. Aquí soy feliz lejos del bullicio de los quehaceres humanos.

En este refugio marino ojeo el pasado en el que un beso de sal selló mi destino para siempre. Ella siempre supo besar cálidamente y mi alma se lo agradece eternamente. Los recuerdos llegan en catarata a la hora en la que las campanas de la iglesia de la Cala tocan por el alma de los marineros muertos en alta mar. En la emita cercana una oración susurrada hace conmover hasta a Noctiluca que, además de gracia, tuvo hasta su templo en una pequeña isla frente a la playa.

Historias del rebalaje. Relatos de naufragios. Crónicas de contrabandistas y ese amor recalentado al arrullo del mar que funciona como la banda sonora de mi vida. Notas acuosas y musicales que parecen decirnos que nuestros Dioses están cansados y los mitos de esta cultura Mediterránea, antigua y mestiza, se asomas detrás de las torres vigías que pueblan estás mágicas costas. Tal vez estos testigos pétreos sean la prueba necesaria para recordarme que en poco menos de dos generaciones, y con algo de suerte, nadie se acordará que un servidor hizo y deshizo estos caminos con el alma encendida de pasiones prohibidas. Serán sombras de un pasado lejano. Penumbras de una única vida. Soledades ancladas al noray de un puerto fantasmagórico. Amores prendidos en el fogón de una cocina eficaz. Decepciones eternas que ardían en la coqueta chimenea. Baladas que seguían al aturdimiento de la pasión. Clásicos de Rock and Roll bailados con la magia de los elegidos.  Poesía enfurecida bajo el amparo de Francisco de Quevedo. Páginas en blanco escritas con sangre bermeja en honor a los clásicos de la literatura. Voz aterciopelada que vagó por las ondas en forma críptica. Pluma que jubiló a mi vieja espada. Baños nocturnos bajo los rieles de plata de la luna. Entradas a mi choza con mujeres salidas de una novela de Raymond Chandler. Secretos narrados en lenguas muertas por muchachas vivas. Pues de eso, queridos amigos, se ha tratado todo; de vivir antes de que la parca empuje mi barca hacia la última singladura en la que no podré contemplar, muy a mi pesar, la belleza de mi patria chica.

Sergio Calle Llorens


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