Soy el único
articulista de España al que echaron de un medio de comunicación por
escribir un artículo crítico con Vox. Repito; soy la única persona a la
que invitaron a marcharse por criticar al partido de Santiago Abascal. Ocurrió
cuando yo escribía contra la corrupción socialista en una revista digital que
lo único que tenía de liberal, siento escribirlo, era el nombre. Por todo ello,
tengo más derecho que nadie a escribir sobre la campaña atroz que sufre esta formación
política en la actualidad. Y no lo hago porque mi opinión sobre Vox haya
cambiado, que no lo ha hecho, sino porque gracias a ese partido de derechas, millones
de personas pudimos librarnos del yugo socialista que llevábamos padeciendo
durante décadas en la taifa del sur. Ocurrió de forma natural y, el PP se
hizo con las riendas del poder y no pasó absolutamente nada. Quiero decir
que ningún colectivo perdió derechos, eso incluye al de las mujeres o al de los
homosexuales, y el sol salió al día siguiente y con él los tontos de
siempre. Lo que sí ocurrió es que los de la secta del capullo entraron en
cólera, y en modo pánico, y fueron a rodear el parlamento andaluz con sus pancartas,
sus monerías y sus canciones apocalípticas. También sucedió que los chicos de
la Sexta fueron a señalar, y con nombres y apellidos, a los votantes de Vox.
Finalmente, los supuestos periodistas tuvieron
que pedir disculpas por el vergonzoso reportaje.
Lo que está
pasando hoy me recuerda aquel tiempo en el que parecía que llegaba el fin de la democracia.
Fue un bochorno. Es un bochorno y todo responde al temor que tiene Pedro
Sánchez de no poder viajar más en el Falcon. Después de todo, Vox ladra, pero no muerde,
pero ni aún así puede acallar la formación verde los rebuznos de la tribu
progresista. Esa que sigue sintiendo querencias por las dictaduras de
izquierda. Así que no tengan miedo en dar un puntapié electoral en el culo de Pedrito Sánchez porque, entre otras cosas, los
responsables de esta campaña son miles de monas epilépticas que por
equivocación llevan el nombre de analistas políticas con su acostumbrada
agudeza interpretativa y su comicidad profunda.
¡No tengan miedo!
Sergio Calle
Llorens
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