sábado, 24 de septiembre de 2022

¡LO DEL MÁLAGA!

 



El Málaga C.F de Manolo Gaspar rezuma tanta amargura como un artículo de Pablo Bujalance. A día de hoy el equipo transmite menos que Quique de Verano Azul. No es extraño teniendo en cuanta las decisiones del director deportivo que llevan al club a arrastrarse por los campos de España. Derrota tras derrota, ridículo tras ridículo, goleada tras goleada, el paleño, cuyo único mérito vital es el aprendizaje del arte de los espetos de sardinas, continúa caminando por el peligroso acantilado de la incompetencia.

A pesar de todo lo anterior, hay un sector del malaguismo que le muestra su apoyo incondicional a diario. Gente que se encuentra en lo más bajo de la cadena evolutiva. Personajes que desconocen que fue Pellicer, y no Manolito, el que salvó al club con los fichajes a coste cero. Para agradecérselo, le puso de patitas en la calle y, tan solo como Bernardo de Gálvez en la bahía de Pensacola, se trajo al zote de JAL y a la nadería de Natxo González que venía de fracasar en el Bolívar. Cualquier entrenador le vale. Cualquiera que no le haga sombra. Cualquiera que no tenga capacidad para sustituirle.

Es obvio que Gaspar no defiende al Málaga sino su puesto de trabajo. Es evidente que en una empresa privada ya le habrían puesto de patitas en la calle, pero el club está intervenido mientras navega en el azaroso mar de la competición sin nadie al frente de la nave. Ni siquiera hay un marinero que alerte que la embarcación blanquiazul se está acercando demasiado a las Rocas del Diablo. Porque el administrador judicial no vale ni de grumete y la jueza, que sólo debe dirimir a quien pertenece al club, sigue con el plan ideado por la mano negra que mece la cuna para hundir al Málaga en el fondo del mar. Y miren que basta sumergirse en dos dedos de agua del Mediterráneo para adquirir dos dedos de frente, pero ni por esas.

El Málaga huele a muerto. El Málaga parece ya un pecio y esta pandilla de pánfilos seguirá esperando a que su señoría llame a Al Thani a declarar o a que Manolo Gaspar acierte en la contratación de su sexagésimo octavo entrenador.

¡Cosas veredes, amigo Sancho!

Sergio Calle Llorens


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