jueves, 5 de marzo de 2015

PROPUESTAS ELECTORALES


Los partidos políticos suelen usar un lenguaje obscuro, vago e incoherente que no obedece a ninguna razón o sistema lógico. Sin embargo, todo el esquema comunicativo deslavazado se torna directo y efectivo cuando llegan las elecciones. Entonces los gurús que dirigen a las formaciones que, de una u otra manera, aspiran a joder la vida a los honrados contribuyentes, repiten todo aquello que el ciudadano quiere escuchar. Y ahí se lanzan nuestros políticos a prometer lo que saben que jamás podrán cumplir pero nada importa porque, como saben, cuentan con la tremenda estupidez del votante medio.
Hoy, que me siento especialmente cabroncete, quiero compartir con todos ustedes las promesas electorales de las distintas formaciones que se presentan a las elecciones de la República Bananera de Andalucía:

Quiero empezar por el PP para que al menos, una vez, aparezcan en el primer puesto en la taifa del sur. Y es que debe ser durísimo ser siempre Poulidor, ciclista francés que siempre terminaba segundo en todas las competiciones.  La propuesta que más me ha llamado la atención de los populares es la de la creación de playas inteligentes o, ojo al punto de modernidad, Smart Beaches. En Málaga, una playa inteligente debe de ser un espacio de arenas finísimas y olas rizadas donde no puedan entrar ni María Gámez, la hija del farero con menos luces que un barco pirata, ni su compañero más lerdo de la secta del capullo, señor Conejo. Otra medida que proponen poner en práctica,  si llegan al poder "los chaquetitas azules" es "el programa de viajes y termalismo para las personas mayores residentes en Andalucía". Incluso amenazan con apoyar "el juego del domino como deporte federado". Tiembla Merkel.

Podemos tiene grandes propuestas electorales también que, como en todos los lugares donde se han intentado poner en práctica, fracasan por loquinarias. Las más llamativas desde el punto de vista del circo son legalizar las ocupaciones ilegales de fincas y, de paso, hacerse cargo de las facturas de agua y de luz de los ocupantes. En resumidas cuentas, el partido de Pablo Iglesias quiere hacer una versión europea del "exprópiese" del mono corroncho venezolano que han llevado a ese país a tener el mismo riesgo de inversión que  Afganistán.

Alberto Garzón, experto caricato del mundo del espectáculo, al verse sobrepasado por las propuestas del partido bolivariano al que le gustaría pertenecer, ha elevado a la bóveda celestial una promesa de tomo y lomo; crear un millón de puestos de trabajo en el sector público. No especifica si los nuevos contratados ejercerán de serenos o de ascensoristas. Lo único diáfano es que ni él, ni la muchachada bermeja saben cómo pagarán el estropicio para la economía de semejante salvajada. Parece que el albardán no se ha enterado de que las medidas que se tomaban al otro lado de Berlín fracasaron.  Además, sus compañeros de IU abogan por crear "talleres de dialogo intrapareja y de masculinidad para destruir el mito heterocentrista". Sobre estos talleres, creo que sería mucho más barato y efectivo castrar a todo varón andaluz de más de 18 primaveras por aquello de que todos los hombres somos unos violadores en potencia. La repanocha.

El PSOE lleva años prometiendo el pleno empleo y llevándonos al paro más absoluto. Incluso se comprometió a dar sueldos para las amas de casa. La única promesa cumplida fue la de que cada enfermo en Andalucía tendría una habitación individual. Un lugar fresco y agradable en el que  esperar a que los gestores socialistas resuelvan el problema de las largas listas de espera del SAS; el depósito de cadáveres. Ahora, en cambio, desafían la escasa inteligencia del personal con una nueva promesa, la creación de una oficina antifraude y corrupción que, muy probablemente, sea dirigida por un primo de Zarrias. Los socialistas, como dijo alguien, "pueden meter la pata pero no la mano" cuando está vacía, se entiende.

Miren ustedes, abandonen toda esperanza y no voten pero boten a sus seres queridos de aquí y no paren, lo siento, hasta estar a miles de kilómetros de distancia de este estercolero intelectual llamado Andalucía.  La cosa, ya ven, no tiene arreglo.

Sergio Calle Llorens

5 comentarios:

  1. Estúpidos partidos, estupidos votantes, estupidas promesas, estupidos andaluces y estupidos españoles que riegan a los estupidos. Si esa mayoría de estupidos refleja la verdad democrática y lo que interesa a Andalucía y a España el estupido soy yo. Y si la normal es esa mayoría, soy un anormal.

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    1. Pues es lo que hay. No cabe un tonto más.

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    2. Por cierto, en las encuestas hay mucho voto oculto. Ahí lo dejo. Un abrazo.

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  2. Qué panzá de reír. Lo mejor que he leído en los últimos tiempos. Verdad absoluta

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    1. Yo también me he reído bastante al conocer estas propuestas. Un saludo.

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