viernes, 24 de enero de 2014

MÁS DE MARTÍNEZ

Las llamas de la lumbre nos enrojecen las mejillas, nos sombrean la espalda ya un poco cargadas de fatiga. Los ruidos del bosque se alejan. La botella de vino está vacía. El atardecer es dulce y camina lentamente hacia el crepúsculo. Ella, entonces, me pregunta por Andalucía. Se sorprende que una tierra tan rica obtenga resultados tan paupérrimos. Antes de contestar percibo el silencio de la foresta. Le cuento un caso muy ilustrativo para que entienda.

Juan Carlos Martínez natural de La Carolina ha seguido la carrera típica de un socialista. Estudió en un instituto llamado Martín Halaja. Sólo llegó a 2º de BUP porque pasaba gran parte de su  tiempo en la Cafetería del centro. Era el representante de los estudiantes y encabezaba todas las huelgas. Tras su fugaz paso por el mundo de los estudios, “El Negro” fue captado por la secta del capullo y, con sólo 20 años y ninguna preparación, ni talento especial, fue en las listas del PSOE. Iba de número 10. Para lograr salir elegido, empapeló las calles de su pueblo con la siguiente leyenda; “No votes en blanco, hazlo en negro”. Ganaron las elecciones y ahí comenzó su carrera de vuelo  gallináceo. Siempre a la sombra de Vallejo. Un ex Consejero de la Junta involucrado en los escándalos de Invercaria que investiga el Grupo de Blanqueo de Capitales de la Policía Nacional. 

Muchos años antes de que estallaran los escándalos protagonizados por el Clan de La Carolina, el pueblo decidió que ya había tenido bastante con la paupérrima gestión de los socialistas y, los mandó a la oposición. Sin preparación, peleados con la ética más elemental,  fueron integrando diferentes cargos en la administración andaluza. Juan Carlos Martínez se veía en el centro del poder con la única experiencia de haber copeado en bares de su pueblo como El Ágora, el Donde, Siempre Más y el Q. Aparte, claro está, de sus contactos. De un puesto a otro sin pasar por oposición alguna.

Andalucía es una región dominada por la pereza mental más absoluta donde lo importante, tristemente, es aparentar pero nunca ser. De ahí que con una crisis estructural profunda, los cambios en los organigramas de gobierno no están basados en la excelencia sino en los contactos que los socialistas puedan tener en el partido. Esa, y no otra, es la clave para progresar en el escalafón. Tipejos como Martínez- esposo de la hija del farero con menos luces que un barco pirata- son responsables del desastre andaluz.

Su incompetencia es, además de alarmante, el elemento a tener en cuenta para entender las causas por las que Andalucía no puede salir de la realidad del paro. Es como si para ganar el mundial de balonmano, España, en vez de contratar al entrenador con más títulos en la historia de ese deporte, Valero Rivera, hubiera elegido a Falete. 

Por eso, no hay plan que cumpla con sus objetivos, obra que se inaugure a tiempo, o año en el que no seamos el hazmerreír de medio planeta. Y qué decir de los periodistas; Ni siquiera en la cercanía excesiva, uno no puede dejar de sorprenderse cuando observa a esos plumillas departiendo como hermanos con los inútiles responsables del desastre andaluz. Inmensos en el pathos de su romántico e  interesado diálogo, unos siguen destrozando y, los otros continúan mirando para otro lado.


En tres décadas largas de autonomía, los diarios malagueños no han publicado ni un solo reportaje de investigación que exponga las vergüenzas de la Junta de Andalucía. Todos son balones fuera, críticas de perfil para seguir cobrando de la publicidad institucional. En conclusión; la taifa del sur está compuesta por miles de Martínez; inútiles, soeces, malencarados, tabernarios y sin una idea brillante a la que agarrarnos. En cualquier otro lugar, esta gente estaría limpiando calles, cavando zanjas o limpiando culos en los asilos.

Cuando termino de compartir mis pensamientos, de la cocina me llega el aroma de una lubina de carnes blancas. Pasa una nube sobre la casa, dejando una sombra clara, errante e imprecisa. A lo lejos se oyen las campanas que tocan a muertos. Me acerco al gusto  terrenal de las cosas para dejar de pensar en esa mafia truculenta de La Garduña socialista. La dulzura del fuego y otra botella que se abre. Pronto será de noche y, con ella, una vitalidad dionísica y potente se apoderará de todo mi ser. Es hora de dar cuenta de los exquisitos manjares y prepararme para otro asalto. 

Sergio Calle Llorens

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