sábado, 23 de noviembre de 2013

PERIODISMO CIUDADANO

Los blogueros nos hemos convertido en el nuevo poder. El periodismo ciudadano gana adeptos cada día y su independencia, frescura e independencia le está permitiendo conquistar terreno a los medios de comunicación tradicionales. No hubiera sido así de no haber existido Internet y los periodistas hubieran hecho su trabajo de manera independiente.

Con una audiencia cada vez más fragmentada, el ciudadano busca con ansia opiniones alejadas de la corrección política y de los editoriales cocinados. En definitiva hemos ocupado el vacío que nos han ido dejando aquellos que cobran de la publicidad institucional.

Los blogueros nos negamos a ser tratados como un medio más y renegamos de aquellos que se venden por dos maravedíes. La independencia es nuestra carta de presentación. Escribimos con pasión y, como dijo aquel, escribir es meterse en problemas. Yo mismo los he sufrido en forma de amenazas de muerte por grupos de ultraizquierda y de ultraderecha. Incluso he soportado un espionaje por algunos muy cercanos al PSOE de Málaga que ha terminado en una querella para que deje de escribir sobre la hija del farero con menos luces que un barco pirata. Benditos problemas que, lejos de amedrentarme, me empujan a seguir en la brecha.

Hace años los partidos se conformaban con nombrar a un director de su cuerda para controlar ciertas informaciones comprometidas que no debían salir en los diarios. Hoy, en cambio, les basta con alimentar las finanzas de esos medios para moderar la crítica o las revelaciones periodísticas. Por consiguiente, el periodismo ciudadano se nos antoja hoy más que necesario. Una labor primordial que algunos atacan porque les afecta negativamente.

 Las querellas y  las amenazas son las pruebas evidentes de que estamos haciendo un buen trabajo. Cada uno con su estilo personal e intransferible. Unos escriben muy bien y otros nos peleamos a diario por encontrar el adjetivo correcto, pero a todos nos mueve la creación de una sociedad mejor.

Personalmente escribir se ha convertido, al margen de la crítica periodística, en una bendición. Mis textos son publicados por medios digitales y recibo apoyos de una sociedad que se resiste a vivir con unas taras de paro africano y con la corrupción atacando los pilares de nuestra democracia. Todo ello me produce un inmenso placer.

He de reconocer que escribo acorde a una manera de entender la vida y a una filosofía, el amor por la libertad con mayúsculas. No hay nadie detrás de mí, simplemente un servidor que ejerce de periodista ciudadano. A pesar de ello, no han podido conmigo ni los comunistas, ni los nazis, ni los papanatas de María Gámez. Ni siquiera las traiciones han hecho temblar mi pulso. Su  error, dejen que les cuente, es no ver que ante las dificultades me crezco. Y es ahí donde se ve la verdadera valía de un hombre. Si me conocieran de veras, no serían capaces de cruzarse conmigo en un callejón oscuro pasada la media noche. Soy un simple periodista ciudadano, lo reconozco, pero soy muy peligroso.

Dont push your luck, get out of my way

Sergio Calle Llorens



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