viernes, 31 de agosto de 2012

EL UNIFORME ANDALUZ II


En el mismo día que Iñaki Urdangarín anunció que se mudaba a Barcelona, pero no a la meco sino a su palacete de Pedralbes, Cataluña pedía un rescate en billetes pequeños y sin marcar, el Málaga CF se clasificaba para la liga de campeones, y yo, para variar, recibía insultos y amenazas de la masa andaluza por mi último trabajo titulado “el disfraz andaluz”. La verdad es que me importa poco lo que piensen de mi aquellos con querencia a los programas de canal sur. Es más, no hay nada que me hiciera más feliz que la Andalucía oficial me declarara persona non grata. Lo único que temo, a estas alturas de mi vida, es que a los dirigentes andaluces se les ocurra imponer un impuesto a todos los críticos con los asuntos de la región más atrasada de Europa.

Tras esta pequeña introducción, que no justificación, sobre el asunto que ha desatado las iras de mis conciudadanos, pretendo incidir en el tema de los males que aquejan a los andaluces. Un pueblo que vive en un estado similar al de Peter Pan, por aquello de que se niegan a crecer. Y me estoy refiriendo a aquellos que medran del presupuesto sin aprobar oposición o que, como todos saben, apoyan a la Junta en su latrocinio institucionalizado, y nunca a esos andaluces que, con un par, se marcharon a vivir al extranjero a alcanzar lo que Andalucía siempre le ha negado. Espero, con estas líneas, haber aclarado el asunto.

De cualquier forma, siguiendo con el discurso del otro día, he de añadir que el andaluz medio está inmerso en una niebla que le impide ver más allá de sus narices. Gente que nunca se hace responsable de sus actos, porque todo es culpa de los pérfidos catalanes o de los madrileños centralistas que, dicho sea de paso, tienen mucho que callar y suelen, también, culpar a los otros de sus miserias. Son gentes que nunca entenderán el dicho inglés de greatness is earned, never awarded.

Como los andaluces conocen que el presente es una ruina y el futuro muy incierto, suelen ocultarse sobre un grandioso pasado andalusí, falso, pero efectivo. Cultivan y repiten el cuento de la Andalucía de las tres religiones. Verán, jamás existió una convivencia plácida de las tres culturas por la sencilla razón de que en los lugares en los que se imponían los musulmanes, los judíos o cristianos eran esclavos o convertidos en dhimmies sobre los que en cualquier momento podía caer, y no pocas veces, la ira de Mahoma. Es curioso ver a la izquierda andaluza abrazando la religión que menos defiende a la mujer en el mundo. Y es que no en vano, el padre de la república bananera de Andalucía, Blas Infante, fue aquel que vivió en el embrujo de una leyenda hecha para mentes calenturientas. Pero esas mentiras históricas se unen a los embustes histéricos a la hora de señalar culpables sobre su subdesarrollo. Y ay de aquel que ose salirse del discurso oficial repetido hasta la saciedad por periodistas tan adictos a sus soberanos como para publicar las cosas que hacen.

El uniforme andaluz tiene el turbante musulmán de montera, el jubón con el escudo de la cartilla del paro dibujado en su pecho y rodilleras para protegerse de tanto vivir en posición genuflexa. Todos ellos me recuerdan a la reina Carolina, esposa de Jorge II de Inglaterra. Aquella mujer que quiso convertir el parque de Saint James de Londres en jardín privado de su palacio. Consultó entonces con el primer ministro Robert Walpole, sobre cuanto podía costar la obra: “Esto majestad os costará tan sólo tres coronas” respondió el político. “¿Solamente tres coronas? Preguntó la reina asombrada. “Sí, majestad, las coronas de Inglaterra, Escocia e Irlanda”. Y ese es el precio que han pagado los andaluces por haber permitido que el PSOE hiciera del mundo andaluz, su parque temático. Las tres coronas que hacen que a los hombres se les considere como tales; la del respeto, la del trabajo y la de la educación. Desgraciadamente para los andaluces, no han tenido, todavía, un liberal como Walpole para liberarles de sus propias cadenas. 

Sergio Calle Llorens

2 comentarios:

  1. Creo que sólo la Andalucía oficial y los que les votan deben sentirse ofendidos por este tipo de trabajos donde se dice las verdades del barquero sobre Andalucía.

    Remedios

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  2. PLAF, PLAF, PLAF. APLAUSOS DESDE CÁDIZ.

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