jueves, 27 de abril de 2017

CÁRDENAS

Hay miradas repletas de añoranza como hojas caídas en la otoñada. En cambio, hay ojeadas circundantes cubiertas de odio incapaces de apreciar la belleza de los atardeceres cárdenos de mi patria salada o los oscuros encinares de los bosques. Este grupo desprecia todo lo que no percibe o no entiende. En España esta pandilla es mayoritaria y no hay día que no demuestre sus escasas entendederas.

 Lean; Javier Cárdenas entrevista a un ex atracador de bancos en horario de máxima audiencia y el tipo confiesa haber matado a alguien por traición pero, ojo al dato, el crimen ha prescrito, y la turba inquisitorial tuitera se lanzó a degüello sobre el periodista. Escribían que “cómo era posible que con dinero público se entrevistara a un delincuente y, encima, habiendo sido atracador de bancos". Pero vamos a ver muñequitos de alelí, entrevistar con dinero público a delincuentes lo lleva haciendo la tele andaluza desde sus orígenes y, que yo sepa, nadie ha protestado por ello. Véanse los últimos 6000 millones defraudados por la secta del capullo. Por no hablar de las entrevistas a el PP en Canal Nou- con apagón informativo incluido en el caso del accidente del metro de Valencia- o los interviús a los del partido de Jordi Pujol, Rey del 3 por ciento. Así que no veo la novedad en que Cárdenas entrevistase a otro ladrón- enhorabuena Sherlocks de twitter- que, dicho sea de paso, nos viene a recordar que los delitos de sangre en este Reino caducan para la ley, como ya les he advertido desde estas mismas páginas.

Por otra parte, no veo nada más edificante que conocer las andanzas de un señor atracador de bancos. Lo que habría dado yo por poder haber entrevistado a John Dillenger. Lo que habría pagado un servidor por unirme a una banda internacional para desvalijar entidades bancarias por aquello de quien roba a un ladrón tiene mil años de perdón. El problema es que la turba está siempre a salto de mata para demostrar cuan honrados son y pasan la jornada, por cierto que forma tan triste de pasar por la vida, señalando a todos aquellos que no  seguimos la opinión púbica para que primero; nos coloquen el sambenito y segundo; para que nos ejecuten en la plaza del pueblo. Ayer, como hoy, esa actividad la marca el  Tribunal de la Santa Inquisición.

¡No digan cadenas, digan Cárdenas!


Sergio Calle Llorens

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