domingo, 4 de octubre de 2015

¡EL FIN!

Hasta qué punto la vida es puro teatro. Basta con ponerle un marco para que cualquier realidad se teatralice y cobre una dimensión nueva. Tal vez la vida es mentira y la verdad es teatro. La realidad, por tanto, es una ficción de la realidad. Yo aspiro a alejarme de todo esta representación; andar de un lado para otro al azar del viento y sin salir del Mediterráneo.  Puede que construir un refugio para huir de tanto proyectista desocupado. La segunda quincena de mayo es la mejor para navegar; brisas suaves y cielos despejados.  La distención primaveral y el recogimiento de la invernada. Arrinconarme al amor de la lumbre y sorprenderme de la bóveda celestial en alta mar en una noche estrellada. Soltar amarras y amarrar la vida. Me queda tan poco para convertirme en esa sombra melancólica que proyectan los muertos en las memorias ajenas.  El teatro de mi vida ha sido un soliloquio que no ha escuchado nadie. Fin.


Sergio Calle Llorens

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