lunes, 31 de agosto de 2015

PEZZI CERETO

Dudar de Rafa Nadal solo se le ocurre a un político andaluz y, a más señas socialista. Se llama, o eso dice él, Manuel Pezzi Cereto. El político no estaba conforme con la no participación del balear en la última eliminatoria de Copa Davis disputada por España y, aprovechando un anuncio de ropa interior de nuestro tenista más laureado, le soltó una fresca. Luego, con la cobardía que caracteriza a los de la secta del capullo, rectificó diciendo que respeta a todos los deportistas españoles pero que en Vladivostok tenían que haber estado los mejores. Y la verdad, tiene toda la razón.

En el deporte, como en todas las facetas de la vida, deben ser los dotados los que lideren. Nadal, al que debían de poner una estatua en cada urbe española, ha ganado todo lo que se podía ganar. En cambio Pezzi Cereto es un político de vuelos gallináceos que ha comandado la peor educación que existe en el viejo continente- no lo digo yo sino la Unión Europea-  la andaluza. Que sepamos, la única modalidad deportiva en la que destacaba Manuel Pezzi era en las canicas, y no porque ganaba los campeonatos escolares de su pueblo sino porque tenía la habilidad de robarle las bolas a su contrincantes. Háganse cargo, socialista andaluz y con eso está dicho todo. El delegado de La Garduña, en el parlamento nacional, era un desconocido hasta ayer para no iniciados en los temas andaluces y, mañana por la mañana seguirá siendo un Don nadie que ni sabe de deportes, ni de economía, ni de política, ni de nada. Es, por decirlo de una forma contundente, uno de las peores zambombas de la cámara frente al mejor violonchelista que jamás tuvimos en el deporte español; Rafael Nadal.

Sí a las competiciones hemos de mandar a los buenos y, a los Pezzi Cereto, malísimos de solemnidad, al sanatorio mental de donde se escaparon. Una vez encerrados allí, hemos de tirar la llave al fondo del mar para que nunca vuelvan a señorear sus estúpidos rostros por la viaje piel de toro. Y es que, además de locos peligrosos, la inteligencia de esta turba no superar ni a la de la configuración crustácea de una langosta.  Dudar de Nadal; la madre que lo parió. 


Sergio Calle Llorens

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