Las urnas en las elecciones españolas son siempre
funerarias. Un heraldo de miseria y oscuridad porque la turba elige lo peor de
cada casa. Ganó el PP pero sin mayorías y, en casi todos sitios gobernará la
ultraizquierda. Creo que esta vieja patria, herida ya de muerte, merece todo lo
pero que pueda pasarle. Sus nacionales han demostrado que aman al padre estado
pero odian a la nación. Y eso somos, un estado si nación.
El PP es un partido alejado del pensamiento liberal que nos
ha destrozado a impuestos. Por ello, los socialistas y comunistas deberían
ponerle un monumento a Rajoy que, además, gobierna como Franco; dejando que los
problemas se eternicen. En la taifa del sur, apenas ya resiste Málaga como una
isla alejada de los aires mortales que amenazan a sus vecinas.
Ya le adelanté a un
senador del PP los resultados electorales y, como casi todos a los que expongo
frente al espejo, me tildó de tremendista. Los patéticos populares son
incapaces de entender que la secta del capullo no puede perder jamás Andalucía
porque el pueblo, sí el andaluz, participa en un gran porcentaje de esa
corrupción. En Valencia la corrupción ha sido grande pero pertenece a los
constructores y grandes dirigentes del PP y, el populacho no se beneficia tanto
de ella.
Lo de Barcelona y Madrid no lo adelantó nadie pero, con toda
seguridad, muestran el retraso de una clase obrera que quiere vivir sin dar
palo al agua. Los palos, como ya avanzan algunos, los guardan para los
disidentes. La consecuencia de lo que se ha votado es clara; Barcelona se va a
convertir en la capital mundial del perroflautismo. El lugar ideal del movimiento
ocupa- y lo escribo así porque sencillamente no me da la gana ponerlo con k-
con su manía antiglobalizadora y sus taras mentales. Madrid, por su parte, sabrá
salir adelante porque si ha podido sobrevivir a Gallardón y a a Botella, nada
podrá tumbarla jamás.
Deberíamos convertir a España en un país bolivariano y
marcharnos todos a vivir al extranjero. Y cuando digo todos, me refiero a los
liberales que de veras amamos ese bien supremo. Antes hemos de votar por
Podemos, en cualquiera de sus formas. Luego podremos sentarnos a ver en la distancia
como convierten a Celtiberia en un verdadero infierno.
Arderán iglesias de nuevo. Comenzarán los paseíllos. Aplicarán, a fin de cuentas,
esa guerra civil que lleva esa gentuza en la cabeza. No sé los demás, pero yo no
pienso mover un dedo ni para escribir una línea al respecto. Y el resto del mundo, con toda seguridad, tampoco.
Sergio Calle Llorens
Gracias por tu valentía en ponerle nombre a las cosas. Por mi parte, y a mis años, ya no se me ocurre otra cosa que exiliarme y adquirir una nueva nacionalidad que me permitan olvidarme y renegar de este país, no de lo que fué hace cientos de años, sino de lo que se ha convertido.
ResponderEliminarEspaña no tiene solución porque es morada de cabreros que nos llevan al vertedero de la historia. Siento una pena absoluta que se mezcla con un asco infinito. Un abrazo
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