A Málaga le ha salido una estrella llamada Juan Cassá. Asturiano
y presidente de Ciudadanos. Fuerza política que quedó cuarta sacando tres
concejales. A pesar de ello, el tipo ha declarado a Diario Sur que quiere ser
el nuevo alcalde de la Capital
de la Costa del
Sol. Dice que nadie puede quitarle esa ilusión que ya lloró bastante cuando
acompañaba a Mario Conde en su aventura política. Como tiene las llaves de la Casona del parque, todos
tratan de cortejarle y éste, al que se
le ve una ambición sin límites, se deja querer. Incluso la hija lerda del
farero con menos luces que un barco pirata, experta en fracasos en todos los distritos electorales de la ciudad, intenta que De la
torre no sea reelegido.
La ilusión de Cassá me recuerda a la de mis sobrinos por
tener un pene más grande. Tanto al político como a mis allegados les respondo
lo mismo; cuestión de tiempo. Los niños lo entienden, pero el guaje que cada
vez se parece más a Martin Feldman al abrir los ojos, no sabe nada del
trascurrir del tiempo junto al mediterráneo. En su caso, sería muy conveniente
que dejara pasar muchas lunas porque así, entre otras cosas, podría dilucidar la diferencia que existe entre el Guadalmedina y el Guadalhorce. Su indigencia de conocimientos sobre Málaga se explica por el escaso cuarto de hora que lleva entre nosotros.
No quiero que nadie malinterprete mis palabras. Malagueño,
al fin y al cabo, es el que decide serlo. Esta tierra es siempre hospitalaria y
acogedora con los forasteros. Y no hace distinciones de lengua o de gentilicio.
Ahí tienen la guía de teléfonos para comprobar la diferencia entre Málaga y
el resto de la taifa del sur. Empero,
que un tipo de Avilés decida entregar las llaves de la joya de la corona al
partido que más daño le ha hecho a esta tierra en los últimos treinta años, es
de traca. Y mucho más si es de la mano, o los cuernos, de la representante de Belcebú que sería la encargada de
destruir todo lo que hemos alcanzado en época reciente, a pesar del gobierno
bananero de Andalucía. Cassá no lo sabe pero aquí estoy yo para contárselo; si
pacta con el ángel de la muerte, la parca también se llevará por delante al
partido de Albert Rivera a esta orilla de la patria salada. Será un tsunami cruel.
Es muy posible que desde Barcelona le enmienden la plana a
Cassá pero, de consumarse la felonía, les juro que más de uno va a comenzar a
quemar banderas asturianas por las calles de Málaga. En cualquier caso, es
evidente que Rivera ha elegido rematadamente mal al candidato de esta ciudad
que viene a ser, tan malo o peor, que el hombre del “flequillo inquietante”
loco por pactar con Susana Díaz. Si esta es la regeneración que propone
Ciudadanos, creo que lo próximo que me queda por ver es a Falete representando
a España en Miss Universo. El tiempo corre en contra de Málaga pero al final,
no lo duden, a algunos los van a terminar corriendo a gorrazos hasta Covadonga.
Coda: Cassa vete a tu casa.
Sergio Calle Llorens
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