Por eso es bueno recordar a aquellos que lucharon por
nuestra libertad. Y entonces, nuestros ojos se vuelven hacia esos soldados
norteamericanos que murieron en las playas de Normandía. Imposible no rememorar
a Benjamin Vandervoort de la 22 División americana que luchó durante 40 días
con el tobillo roto. Imperdonable no mencionar al heroico General de Brigada
Norman Cota, ayudante del Comandante de la 29 División, quien, prescindiendo
del intenso fuego enemigo, caminó tranquilamente arriba y debajo de la playa
Omaha, y dirigió el avance de la 29ª División en el día D que, como saben, fue
el principio del final de Hitler.
Y afirmo que es bueno recordarles porque fueron los
norteamericanos los que acabaron con los nazis. Ni franceses, ni británicos podían llevar a
cabo la hazaña. También fueron los descendientes de George Washington los que
impidieron que la garra comunista extendiera por toda Europa sus campos de concentración al aire
libre. También mucho más reciente, los europeos fueron
incapaces de poner fin a la guerra de Yugoslavia. Recordemos como los
francotiradores serbios se divertían matando a la gente en Sarajevo y, como no
podía ser de otra manera, el cretino de Javier Solana afirmaba que las conversaciones de paz iban por buen camino. Esas
imágenes que no despertaron acción alguna en el
telespectador europeo, fueron la llama que impulsó a Bill Clinton a dar
un ultimátum a la vieja Europa.; “Si en 48 horas, no han terminado con las
masacres, intervendremos nosotros”. Pasado ese tiempo, la
VI Flota de los Estados Unidos de América
puso rumbo al adriático para bombardear los puestos serbios en Pale. En dos
semanas, la guerra de la antigua Yugoslavia se había terminado para siempre. Más
recientemente, a la patética opinión pública europea le daba igual que el régimen
sirio estuviese matando civiles y, sólo cuando los norteamericanos amenazaron
con intervenir, comenzaron a manifestarse en las embajadas americanas contra
Obama y su posible intervención. Patetismo absoluto.
Al europeo le gusta sentirse superior al norteamericano pero
luego, cuando las cosas se ponen realmente feas, suplica que el amigo del otro
lado del atlántico pase por nuestra casa a solventarnos la papeleta. Es tal la
indecente la cobardía europea de los Cameron, Hollande, Merkel y compañía, que
cuesta creer que todavía haya gente dispuesta a mirar a los yanquis con aires
de superioridad. De ponerse las coas feas, volverán a salvarnos el trasero.
Por eso en esta noche junto al mediterráneo que parece
sacada de un grabado de Salvador Dalí,
es buen momento para volver a gritar aquello de :In America We trust. Y a la Unión Europea que le vayan
dando morcillas, en kilos o en libras.
Sergio Calle Llorens
Sin perjuicio del valor que desplegaran los combatientes de Estados Unos, no fueron los norteamericanos los que acabaron con los nazis por mucho que se empeñen en Hollywood en demostrar tal cosa. Fueron los soviéticos le pese a quien le pese, puesto que cuando británicos y yanquis desembarcaron ya quedaba menos de un año de guerra y los nazis estaban derrotados por el pueblo de la Unión Soviética. Basta de manipulaciones de la historia.
ResponderEliminarLos soviéticos hicieron su parte pero Stalin pactó con Hitler y los norteamericanos no. EStados Unidos salvó a Europa y puso pie en pared frente al peligro de la dictadura del proletariado a la que venció después. Y eso es lo que estamos celebrando hoy; 25 años de la caida del muro de la vergüenza y de la muerte del comunismo criminal.
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