jueves, 16 de enero de 2014

LOS COJOS MANTECA

Una mente privilegiada como la mía que, digamos, surge cada diez o doce generaciones, no puede vivir bajo la dictadura de una turba tan delirante como la andaluza y, mucho menos, de izquierdas. A veces he soñado con la posibilidad de haber nacido en una tierra normal aunque, dicho sea de paso, eso hubiera resultado en perderme el mediterráneo. Al menos me hubiera librado de cretinos como Felipe Alcaraz.

El comunista irredento aprovechaba los sucesos de Gamonal para pedir una concentración en la Puerta del Sol madrileña y, de paso, abrir un proceso constituyente. Todo acabaría en una III República de estilo bolivariano. En realidad, el patético andaluz sigue la estela de Largo Caballero cuando en 1936 afirmaba:

“No creemos en la libertad ni en la democracia como valor absoluto. Si las derechas ganan en las elecciones, tendremos que ir a la guerra civil”.

Por eso, Alcaraz, Lara y Llamazares llaman a la movilización general para que los manifestantes consigan en la calle lo que no han podido nunca en las urnas. Uno que sí venció en unas elecciones como miembro de un partido de izquierdas fue Rubalcaba pero al perder dejó la siguiente perlita:

“Tras la victoria de las derechas por la inoperancia del PSOE. Queremos otra democracia”

La frase de Rubalcaba, que nunca subió una paga, fue pronunciada el año pasado. El mismo en el que sus sindicalistas granujas le montaron un escándalo porque la Juez Alaya había enchironado a unos cuantos de los suyos. Ya les digo que esta gentuza es la misma que luego se lleva las manos a la cabeza cuando alguien quiere evitar que a la Infanta Cristina le hagan el paseíllo. Y no seré yo quien defienda privilegios relaes, pero un poquito de coherencia no les iría mal a esta pandilla del absurdo.

Como la izquierda no puedo hacer de Indalecio Prieto en 1931 cuando sacó una pistola en el congreso y apuntó a sus rivales ideológicos, pues se apuntan a las algaradas callejeras. Dicho de otra manera, se meten a Cojos Manteca y, sin moverse del sillón ya que siempre hay descerebrados profundos dispuestos a hacerles el trabajo sucio.

La peor opinión es la opinión pública y, especialmente, cuando está basada en una cristalización ideológica tan absurda. Además es contradictorio en sí mismo que apoyen las reivindicaciones de un barrio de Burgos y, escupan a las víctimas del terrorismo a continuación. Incluso un actor de infausto recuerdo ha apoyado una manifestación de simpatizantes de ETA en Madrid. También se ha atrevido a decirnos que en España llevamos 4 décadas luchando para conseguir lo que tiene Cuba: La cartilla de racionamiento, imagino.

La estrategia de la izquierda es criminalizar a todo aquel que vote a sus contrarios. Tienen el apoyo de muchos medios de comunicación cuyo encefalograma plano está próximo a la babosa aquella del pleistoceno. Ninguno de esos gurús informativos sería invitado nunca a un congreso de mentes, como la mía, brillantes, a no ser que lo pagaran ellos.

Sólo en un país completamente desnortado, tipos como Alcaraz o Sánchez Gordillo podrían tener un asiento en un parlamento y, al mismo tiempo, apoyar a todos los movimientos que aspiran a asaltarlo. Les puedo garantizar que en países como Dinamarca  los mencionados  estarían en la cárcel. Y es que nadie podría tomar en serio a zangolotinos que dicen lo siguiente:

Rajoy, descendiente de los "conquistadores" pide el aval para su política a un sucesor de los esclavos africanos. ¡Quien lo iba a decir!


Estamos hablando del Coordinador de IU que, como se puede deducir de sus palabras, no tiene coordinadas ni dos neuronas en el cerebro. Por no hablar de ese Albertito Garzón que a veces parece aspirar a dirigir una checa en pleno siglo XXI.


España necesita una derecha moderada y moderna pero, también, a una izquierda que huya de las siguientes palabras del fundador del PSOE, Pablo Iglesias:

“Nuestras ideas no se encuentran en el parlamento. Este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permite adquirir  lo que necesita, fuera de la legalidad cuando ella no le permite realizar sus aspiraciones”.


Por eso, me gustaría dirigirme a todos esos políticos que he bautizados como Cojos Manteca, para decirles que siempre hay alguien mucho más duro de pelar y que cuando la sangre empieza a correr, bien lo sabe España, luego es muy difícil  taponar la herida. Respeten como mejor forma de hacerse respetar. Pónganse en la piel de los rivales ideológicos y no nos traten como enemigos a los que eliminar. Tienen una gran responsabilidad y la historia les juzgara por ello. Pero si insisten en quemar, destruir, usurpar y atacar, sólo me queda una cosa por añadir una frase atribuida a un soldado de los viejos Tercios de Flandes: Espada tengo. El resto, Dios lo remedie.

Sergio Calle Llorens

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