Mi difunta tía, para paliar la soledad, crió muchos gatos. A todos ellos les legó su herencia, y éstos, cuando murió, en agradecimiento, se
la terminaron comiendo. Era una mujer extraña que jamás vio bondad en ningún
ser que no fuera felino. En la familia, corría el rumor de que su falta de
empatía con el ser humano y, su permanente mala leche, se debían a la
ausencia de vida sexual. Vaya que en vida, la pobre, folló menos que los
Teletubbies. Siempre la recuerdo
caminando lentamente, como los caracoles, animales que copulan una vez en su
vida, pero ¡que copula oigan! Nada menos que12 horas de orgasmo.
Aquel rumor de su falta de actividad sexual fue motivo de
muchas discusiones familiares. Había algunos, los menos, que apuntaban como
origen de su desgracia, a un noviete de joven que la solía poner mirando a Baracaldo
a la hora del Rosario. Hombre que la habría dejado camino del altar ¡Vaya usted a saber si es cierto!
De aquellas charlas, me viene la preocupación por aquellos que tienen una pobre
vida sexual, sobre todo después de oír al veterinario decir que algunos
animales hembra se vuelven locos si pasan por la vida sin la alegre jodienda. Y
es que, por lo visto, existen siete orgasmos femeninos y hay mujeres, como mi
tía, a la que no le presentaron, siempre según los rumores, ninguno. De ahí su
personalidad agria.
También en los animales hay diferentes tipos de orgasmo. Los
chimpancés, por ejemplo, disfrutan del orgasmo más corto entre los mamíferos.
Concretamente dura tres miserables segundos. Tampoco es que entre los humanos
la cosa se alargue mucho y, digo yo, que si Dios nos hizo a su imagen y
semejanza, ya se podría haber estirado un poquito. ¡Vaya tela! Qué el
cerdo, otro animal sorprendente, llega a alcanzar un clímax de 30 minutos y
nosotros, los hombres, de 6 a
8 segundos de mierda. Las mujeres, en cambio, pueden tener una descarga final
de 24 segundos.
Estoy convencido de que una vida sin sexo es como una noche
sin estrellas. Nadie en su sano juicio querría pasar por este barrio de
sufrimiento sin experimentar los placeres de la carne. Que además de ser algo
maravilloso, es algo natural. Sin el sexo, somos más infelices y nuestra salud
se deteriora. Huelga decir que es algo tan corriente como la corrupción en el
PSOE. Por eso, fomentaría la práctica del sexo responsable entre la población,
para que, si se puede, ninguna persona se quedara sin él.
El caso es que debe de haber algo de verdad en la afirmación
de que las personas enloquecen, si no copulan en mucho tiempo. Es el arma que
tiene la naturaleza de recordarnos que hemos de perpetuar la especie en el
ratillo que estamos aquí. Eso lo saben todas las especies del planeta, incluido
el pulpo. Un animal con el que identifico, ya que mis dos brazos palpan lo
mismo que sus ocho tentáculos. Además es un ser inteligente y muy morboso,
capaz de usar los patitas para sacar el cangrejo que hay dentro de una botella.
Como de pequeño follan poco, de adulto están todo el día dale que te pego y me
recuerdan, perdonen la licencia, a los años en los que yo hacía como El Molino;
Pases de mañana, tarde y noche. El pulpo, aunque no me crean, es un animal muy
romántico y, no se crean que se va con la primera que pasa por su lado. Nada de
eso. En verdad, elige bien, con su vista de lince, para más tarde cortejar a su
dama, meterle el tercer tentáculo y preñarla como es debido. Aquí no hay
ninguna que se meta a gallega cantando aquella famosa muñeira:
A mi casa no quiero que vengas
Siempre me follas
Nunca me preñas.
Incluso llega a
enfadarse con cualquier otro macho que intente levantarle a la liebre, bueno al
pulpo hembra. Ha habido casos de celos tan grandes, que algún Valentino de ocho
patas ha terminado sus días víctima de un crimen pasional. Lo que los biólogos
no han aclarado es cual es el tiempo que dura el orgasmo del pulpo. A lo más
que han llegado, es a saber que el cefalópodo es capaz de predecir los resultados
de los partidos del mundial. Ya quisieran los patéticos presentadores de Punto y
Pelota. Pero la sabiduría de estos simpáticos animales, no se queda en el
terreno futbolístico, pues entienden incluso de hembras. No les digo que son
unos linces. Si a los humanos machos nos gustan de curvas generosas y poderosas
delanteras, a ellos, créanme, les van las hembras voluminosas. Lo que en
Málaga, llamamos una gachi. Tan bien es difícil engañarles, pues hay algunos
sarasas pulpos que nadan como las hembras para tener relaciones homosexuales,
pero salvo alguno con el coeficiente intelectual de Mariló Montero, la cosa no
pasa a mayores.
El caso es que mi tía, y muchas como ellas, jamás tuvieron
una vida sexual plena. La única cola que vieron era de felino, que nunca se
puede comparar a la de su propia especie. Tampoco supo nunca a relacionarse con
los varones. Desgraciadamente, también hay muchos hombres y mujeres que, aunque
conocen los secretos del tálamo, no se puede decir que sean unos expertos en la
materia. Ya saben, no hay mujeres frígidas sino amantes inexpertos. Yo creo que
debería ser una cuestión prioritaria satisfacer a la pareja, pues no hay nada
más personal que luchar por su orgasmo. Porque ir solo a la feria para ver los
fuegos artificiales, es la cosa más triste del mundo. Seamos pulpos, seamos
cerdos, seamos caracoles y así, seremos mucho más felices en este valle de lágrimas.
Sergio Calle Llorens
La verdad es que tienes más razón que un santo. ¿Para qué nos dió Dios la colita si no sabemos usarla ni para darle ni para recibirla? Una buena reflexión que pone, todo sea dicho, en mejor posición al pulpo, que al hombre.
ResponderEliminarUn saludazo.
El pulpo es un gran animal y tiene una excelente vida sexual.
EliminarSaludos