Nunca me ha gustado que me escriban la historia con letra
bastardilla, ni la histórica, ni la histérica. Pero me gusta aún menos cuando
escribas oscuros tienen la poca vergüenza de manipular los libros de historia a
nuestros escolares. En los mismos, el liberalismo es el origen de todos los
males y, el pasado de la izquierda revolucionaria se blanquea. De Cuba, se
llega a decir que es una experiencia revolucionaria de democracia directa con
régimen de partido único y participación popular. Les hablo de editoriales como
Santillana o McGrawhill, no de panfletos con faltas de ortografía escritos
por tres o cuatro indigentes intelectuales. Por eso sorprende tanto que obvien
a asesinos comunistas como Pol Pot que, agárranse bien a la silla, llegó a
matar gente por llevar gafas y saber inglés- con los españoles no hubiera
tenido mucho éxito- crímenes que conectan muy bien con los de los comunistas hispanos. Todo es fruto de que la gran mayoría de escritores de esas
editoriales, fueron educados en el marxismo ideológico. Ese que la propia
historia le sacó los colores cuando el muro cayó y la ideología bermeja, y sus
vergüenzas, fueron expuestas a la luz de la libertad.
También me llama la atención que se pase por encima por el
fenómeno del terrorismo internacional. No llegando a escribir ni una sola línea
de que éste ha estado vinculado fundamentalmente a lo largo de la historia a
tres formas de pensamiento; el socialismo, el nacionalismo y el Islam. Estas
tres ideologías han considerado legítimo la utilización de la violencia como
método para obtener su expansión. Los totalitarios han usado una violencia
encaminada a aterrorizar al contrario. Que no lo publiquen los textos
escolares, no significa que no sea cierto.
Los responsables de la educación en España han llegado a
manipular tanto que hoy día los símbolos comunistas, todavía, son vistos como
una reacción a los excesos de los demás; pobreza provocada por los
terratenientes, revoluciones bolcheviques nacidas por las tropelías de la Rusia zarista. Es como si se
volviera a recrear las mentiras de la educación franquista, pero al revés,
cuando toda la culpa era de los judíos, de los masones y de los comunistas.
Ante todo ese disparate educativo que lleva campando a sus
anchas en España, hemos de oponer una tercera vía. Esa que señala a los
combatientes de la guerra civil como unos asesinos que perdieron la cabeza en
aquel verano del 1936. Una vía nacida en la constitución de Cádiz de 1812 y
que, para desgracia de algunos, tuvo su continuación en la de 1978, donde todos
los ciudadanos, en teoría, son iguales
ante la ley. Un estado de derecho en el que sean los ciudadanos, y no los
territorios, los que tengan derechos. La España que siempre ha creído más en el modelo
británico que en el drástico jacobinismo que tantas muertes causó en la Francia revolucionaria. Un
modelo basado en la excelencia educativa, en el esfuerzo y en el respeto a los
rivales ideológicos, que no enemigos.
Los tristes acontecimientos recientes en las que varios
representantes de IU fueron arrestados por asaltar un colegio en Extremadura,
viene a confirmarnos el daño que siguen haciendo esos escritos manipulados. En
España, hemos llegado al esperpento de que los empresarios son siempre
sospechosos y, por ello, son llamados emprendedores, no vaya a ser que se
molesten los de la ideología totalitaria y se pongan a destrozar negocios, o a asaltar
supermercados. Repito, esta educación nos ha llevado a que ellos, enemigos de
la democracia, hagan distinciones entre el pueblo manifestante y la democracia
parlamentaria. Esa distinción fue la que utilizó Mussolini para alcanzar el
poder en Italia. El Duce que, como estos profesores, también se dedicó a la
enseñanza y lo echaron porque no pudo controlar a su clase. Más o menos como
nuestros queridos amigos de la tiza de hoy. No me queda sino añadir, sin estridencias,
que el fascismo y el comunismo son, y serán, los enemigos de todos aquellos que
defendemos la democracia parlamentaria. Los liberales herederos de Jovellanos,
Torrijos y Antoni Puigblanch que siempre terminamos muertos o exiliados a manos
de los enemigos de la libertad.
Sergio Calle Llorens
Lo verdaderamente penoso es que a pesar del adoctrinamiento no surjan más voces críticas con ese efecto placebo narcotizante y estúpido. Creo sinceramente que la Unión Soviética si que hizo más daño a las mentes que cualquier porquería que de hoy cualquier programa del corazón.
ResponderEliminarUn saludazo.