lunes, 11 de julio de 2011

EL DÍA QUE TODA ESPAÑA LLORÓ


Los éxitos están hechos del material del que se forjan los sueños. Los españoles tuvimos durante generaciones el sueño de ganar el mundial de futbol y gracias a una nueva generación sin complejos nuestra quimera mundialista se hizo realidad hace ahora un año en Sudáfrica. Era el único título que se le resistía a España. Antes el balonmano, el futbol sala, el baloncesto, y el tenis por hablar de los deportes más seguidos en nuestro país, habían conquistado copas del mundo. Sin embargo, el fútbol había ido de frustración en frustración, desde el codazo de Tassoti pasando por el gol de Cardeñosa hasta la injusticia de Corea. Todos los intentos anteriores habían terminado en lágrimas de cocodrilo. Por eso no me extrañó nada cuando hace unos meses en el museo de la selección española en Madrid, un anciano se colocó ante la copa del mundo y comenzó a llorar. Pronto tuvo a un empleado del museo a su lado para preguntarle si se encontraba bien, el hombre respondió: “ Sí, pero estoy llorando porque siempre pensé que jamás viviría para ver esto”. La anécdota sacó de un rincón de mi memoria las tardes de futbol que pasé con mi padre, el mismo que no vivió lo suficiente para ver a España campeona del mundo. Muchos años pasé junto a él sufriendo y animando a la roja. Uno de esas tardes en la que los nuestros fueron vencidos me dijo que la selección española no necesitaba títulos para ser grande, le bastaba con representar a España y a los españoles. También me aseguró que algún día ganaríamos el mundial. Su profecía se cumplió y ahora que recuerdo mis memorias de África, siento la alegría y el dolor de hace un año. Ocurrió cuando la noche buscaba la madrugada y un andaluz cabalgó por la banda para llevarle la pelota a un manchego, luego un madrileño centró y un rechace fue a los pies de un catalán que le puso la bola a Iniesta para que fusilara. Al ver que la pelota besaba la red supe que aquel sueño ya era una realidad. Recuerdo que cuando el trencilla pitó el final, mis ojos se llenaron de lágrimas. Sí, lloré por todos aquellos que no vivieron lo suficiente para ver a España ganar la copa del mundo. Fue un llanto desconsolado por no poder compartir aquellos momentos con mis padres. Deseé poder regresar al pasado para darles un abrazo, un último beso a los dos y compartir esa victoria con ellos. Así mientras el bar donde me encontraba la gente gritaba y saltaba, yo permanecí en mi asiento unos minutos más. Desconsolado, a pesar de los intentos de animarme de mis amigos. Fue el día en que ganamos el mundial con millones de banderas rojo y gualdas por las calles y plazas de la vieja España. El día que alcanzamos la gloria y nos tatuamos una estrella en nuestros gastados corazones. Pasarán muchas lunas y lloverá sobre nuestros campos, pero jamás podré evitar volver a echar unos lagrimitas cada vez que vea aquel gol del genio de La Mancha.


Sergio Calle Llorens

3 comentarios:

  1. Bueno, en mi modesta opinión, un país que mide sus exitos sólamente en el terreno deportivo o en el taurino no vale una puta mierda. Para mi una actividad lúdica, cómo es el deporte, debería tenerse en cuenta cómo lo que es, un entretenimiento o un medio para estar sano, pero no cómo un negociazo pagado por todos los que asisten a los mismos, compran el merchandaising o se maman los partidos a través del plus.

    Creo que España adolece de cierta ignorancia supina y que un Mundial, con todo lo que comporta, a un año vista, siga teniéndose cómo lo más importante que ha conseguido un país en los últimos tiempos, es, simple y llanamente, patético.

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  2. No hay nada malo en que el deporte sea un negocio. En cuanto a lo que dices de la ignorancia, te doy la razón, pero de cualquier forma ver a todo un país unido y mostrando la bandera sin complejos para rabia de los nacionalistas fue sencillamente memorable. Además España consigue logros cada año en el terreno de la medicina, de la investigación, de las tecnologías, el problema es que los medios de comunicación hablan poco o nada de ellos.

    Finalmente quiero decirte que la marca España goza de gran prestigio en todo el mundo a pesar de ZP y sus ministros chiripitiflauticos.

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  3. Yo veo bien que cada cual gane dinero de la manera o forma que desee, pueda o le dejen. Lo criticable en todo caso es que todo un país haga de ello una forma de vida. Si todo éste apoyo se diera a nuestros científicos, seriamos una potencia en ese sentido, pero es mejor soltar una morterada en primas por haber ganado un mundial.

    Para mí es muy triste que la bandera sólo se aprecie en ese caso. Es cómo si el resto del tiempo molestase y eso no lo cubre un mundial ni cien.

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