Mix Tape es un cohete supersónico británico que acaba de aterrizar en tierras españolas. Una serie que
viene a decirnos que los viejos amores, ni las canciones que los acompañaron, nunca mueren. A veces solo se necesita estar en el lugar correcto y en la
década adecuada para crear las escenas perfectas. Los ochenta fueron un vergel
creativo que murió en la orilla de los infumables años noventa.
Daniel y
Alison, que lo
compartieron todo a los 16 años, ya no comparten ni espacio; ella vive en Sídney
y él en Sheffield, que —para los no iniciados— es un shithole sin
parangón. Pero los miles de kilómetros de distancia no son suficientes para
mantener los recuerdos alejados. Ali se fue dejando un pozo de misterio en cuya
oscuridad no llegaba nunca la luz de las respuestas.
Daniel sigue
bebiendo sus pintas en el pub mientras trabaja como periodista freelance
en la revista Rolling Stone. Su profesión también lo iguala a su
antigua novia, porque ella es una escritora de renombre. Ambos están casados y
con hijos que vuelan lejos o a están a punto de abandonar el nido. Es ahora o nunca, o
eso parece. Después de todo, lo que el ritmo de las guitarras unió no puede
separarlo nadie.
Veinte años
no son nada —que dice la canción— y tal vez no lo sean en esta miniserie: temas
y acordes que arañan el alma, como ese Love Will Tear Us Apart de Joy
Division que me sigue haciendo sangrar el corazón. Doscientos cuarenta
meses parecen mucho o nada —esto no lo dice ningún cagalástimas de
cantautor, sino un servidor— para que la pareja comience a recordar aquella
gran historia de amor inacabada, hasta que, al final de la serie, que tan solo
tiene cuatro impresionantes capítulos —lo bueno, si breve, dos veces bueno—,
suene el Lovesong de la banda The Cure.
Un guiño para los ochenteros que
suspiramos con la forma en que Daniel mira a Alison y ella le devuelve,
embelesada, la mirada. En verdad no sé si los
actores jóvenes que los interpretan o los adultos son más convincentes en la
interpretación. Tal vez todos lo estén, en esta serie basada en la novela
homónima de Jane Sanderson y adaptada por Jo Spain de forma
sobresaliente.
Mix Tape combina nostalgia y pasión para
hacernos reflexionar sobre las decisiones vitales que tomamos. Una invitación a
comprar el ticket de ese tren llamado ilusión, que tal vez esta vez pase de largo por la triste estación del desamor, mientras habla ese personaje
que es la música, que rodea esta historia de ida y vuelta.
Personalmente,
esta historia —que, por cierto, se puede ver en Movistar Plus+— me ha llegado
al alma por razones personales, pero también porque, gracias a que el puente
aéreo Málaga-Londres siempre ha funcionado muy bien, los acordes de esas
guitarras en Mix Tape me han hecho sentir joven otra vez. Y eso es muy
grande, teniendo en cuenta que entro definitivamente en el otoño de mi vida.
Así que
espero que me hagan caso por esta vez; porque ya que ni me compran los libros
ni me escuchan en la radio, al menos, y sin que sirva de precedente, vean la
serie, que es mitad irlandesa y mitad australiana. Porque tal vez decidan
descolgar el teléfono para llamar a aquel antiguo amor de instituto. Después de
todo, la vida es demasiado corta para malgastarla. Don’t you think?
Sergio Calle Llorens
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