miércoles, 5 de noviembre de 2025

¡GORRIONES FORNICANTES Y UN FISCAL DESTERNILLANTE!

 



Una de mis aficiones menos conocidas es la observación de los gorriones fornicantes. Me encantan sus trinos a media mañana, sus tímidos saltitos, sus rostros de granujas, su manera especial de asearme cada mañana. Siempre que puedo, les doy alguna migaja de pan a la hora del aperitivo. Incluso estoy alerta por si aparecen sus rivales por el alimento: esas aves tan pesadas que tienen el mismo color que el archienemigo de Spiderman. Si de mí dependiera, hace tiempo que habría exterminado a esos loros tan inquietantes. Todo por el bienestar de mis amigos alados. Son más majos.

Al margen del placer que me produce la contemplación de los Passer domesticus, hay un pájaro de mal agüero que también me da satisfacción: el Avius corruptus socialistus caminando hacia los juzgados patrios. Qué belleza de imagen. Qué ricura de movimientos: esas papadas que delatan la manera en que tragan saliva. Están asustados. Claro. Porque el miedo ha cambiado de bando. Cada día es uno distinto, pero siempre es el mismo modus operandi: el latrocinio institucionalizado, las mordidas y el abuso de poder. Las cosas claras: al pan, pan; y a los del PSOE, un puticlub.

Sin embargo, hay un ave que me tiene confundido: el fiscal general del Estado. Un tipo acusado de revelar información confidencial de un ciudadano sabiendo que no podía hacerlo. De ser condenado, la justicia le cortaría las alas y solo podría revolotear en el patio de la cárcel. Y me tiene confundido porque, en vez de sentarse en el banquillo de los acusados, el Avis opportunista se coloca junto a los otros fiscales para lanzar un mensaje de autoridad. Verlo allí, con esa capa negra, me trae a la memoria la imagen de un cuervo. Incluso la mirada se asemeja al Corvus corax. No hay que ser licenciado en óptica para ver que García Ortiz se la saca en pleno juicio para decir, como el personaje de La vida de Brian: “¡Ojito conmigo, que soy Pijus Magnificus y la tengo más grande que nadie!”. Ya veremos si la injusticia española se deja amedrentar.

Lo más divertido es que cada día veo revolotear a estos pájaros. Un día es el Ala rubra corrupta, una tarde el Psittacus marxianus y, por la noche, sobrevuela mi atalaya el Passer subventionis. Todos ellos tienen el mismo destino. Yo sonrío al verles posarse en la misma rama de un árbol que está a punto de romperse.

Les juro que la observación de aves, desde los gorriones fornicantes hasta el fiscal desternillante, es una afición de lo más placentera. Para los no iniciados, les dejo una ficha zoológica para que los árboles no les impidan ver el bosque donde se esconden el tipo más común de ave. 

Volatilis socialistus 

Clasificación
Reino: Animalia subvencionis
Filo: Vertebrata incoherens
Clase: Aves parlanchinas
Orden: Clientelaris
Familia: Subsidii dependientes
Género: Volatilis
Especie: Volatilis socialistus corruptus

Descripción
Ave de plumaje rojo desteñido, con reflejos dorados en el pico adquiridos tras años de contacto con el dinero público. Posee un canto monótono, casi hipnótico, compuesto de consignas vacías y viejas promesas electorales. Suele repetir frases como “todo por el pueblo” mientras revolotea hacia su nido en algún consejo de administración.

Hábitat
Prefiere zonas urbanas densamente subvencionadas, aunque también puede encontrarse en despachos climatizados, sedes sindicales o en las inmediaciones de ministerios con presupuestos generosos. Se alimenta de dietas institucionales, fondos europeos y contratos a dedo.

Comportamiento
El Volatilis socialistus es gregario y clientelar: nunca vuela solo. Forma bandadas llamadas “agrupaciones”, que migran cada cuatro años hacia los lugares donde sopla el viento del poder. Durante la época de elecciones despliega sus alas y promete volar hacia el progreso; sin embargo, tras la victoria suele anidar cómodamente en sillones de cuero.

Reproducción
El cortejo se basa en la distribución ritual de cargos, favores y sobres cerrados. Los machos y hembras cantan al unísono el clásico “¡No pasarán!” mientras pasan discretamente el sobre. Las crías aprenden pronto el arte de vivir del erario.

Depredadores naturales
La transparencia, la prensa libre y los votantes con memoria. Aun así, el Volatilis socialistus ha desarrollado una notable resistencia a todos ellos mediante el camuflaje discursivo y el vuelo en círculos.

Estado de conservación
En auge. Clasificada como especie “políticamente protegida” en varios países del sur de Europa.

Observaciones del naturalista
Resulta fácil confundir al Volatilis socialistus con el Conservator vulgaris o el Liberal opportunistum, aunque este último suele volar con la cartera más ligera y el discurso menos encendido.

Coda: Entre gorriones lúbricos y fiscales emplumados, uno acaba dudando de si observa pájaros o políticos. La ornitología, a fin de cuentas, también sirve para estudiar la fauna del poder.

Sergio Calle Llorens

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