miércoles, 17 de septiembre de 2025

¡EL MISTERIOSO CASO DEL COÑIMOTO!

 



España no gana para sustos ni para chistes involuntarios. Cuando creíamos haberlo visto todo —tesis “copypaste”, ministros que no se enteran de nada y una oposición que vive permanentemente en modo siesta—, llega el escándalo de los “cuñados de Estado”. Sí, porque según los medios españoles, el hermano del presidente Pedro Sánchez residía en la Moncloa como si fuese una comuna hippie deluxe, mientras aparecía empadronado en Portugal para ahorrarse unos eurillos de impuestos. Una especie de “residencia en B”, versión presidencial.

Pero la cosa no acaba ahí. La Moncloa, que debería ser el templo de la política, resultó también ser una especie de clínica ginecológica privada de alto standing. El escándalo más jugoso llega con el coche medicalizado de Presidencia, puesto a disposición de la cuñada japonesa para sus revisiones íntimas. A ver, que no estamos hablando de una ITV ni de un control de alcoholemia, sino de un seguimiento ginecológico de lo más personal. Todo un lujo sanitario pagado por los españoles, que ya ni sueñan con que su centro de salud les coja el teléfono.

Y aquí llega el momento estelar: ¿cómo bautizar semejante vehículo oficial? El ingenio popular no tiene límites, y ya trabaja a toda velocidad en la fábrica del humor. Estos son algunos de los nombres propuestos:

  • El Coñimoto: rápido, discreto, con asiento calefactable y revisión incluida.
  • El Yoni-San: con ese toque internacional y culto, para que suene a innovación japonesa.
  • El Chochimura: ideal para viajes oficiales con paradas en clínicas privadas.
  • El Vulvagen Oficial: versión híbrida, entre lo íntimo y lo institucional.
  • El Clítoris Express: pensado para llegar puntual a cualquier consulta delicada.
  • El Moncloa Gine-Van: fusión entre furgón oficial y sala de exploración móvil.

Lo importante es entender que el humor no va contra la mujer japonesa, que bastante tendrá con soportar este sainete, sino contra el bochornoso abuso de poder que convierte lo íntimo en grotesco y lo público en cachondeo.

La estampa encaja perfectamente con el álbum familiar: una primera dama cuya familia gestionaba saunas y clubes de alterne, un presidente que reparte favores con coche oficial, y ahora la aparición estelar de un “servicio ginecológico de urgencia” a domicilio. La Moncloa, más que un complejo presidencial, parece el spin-off patrio de Aquí no hay quien viva: “Unos viven en Portugal, otros en el Palacio, y todos a cuenta del contribuyente”.

La moraleja es clara: cuando los líderes convierten el poder en cortijo, las instituciones se degradan hasta el esperpento. Valle-Inclán estaría sacando la pluma para retratar este sainete moderno, pero como él ya no está, aquí seguimos los humoristas de guardia, rebautizando lo sagrado con motes profanos. Porque al final, lo único que nos queda a los españoles, cuando vemos que el dinero público se usa para fines tan íntimos, es reírnos para no llorar.

Y mientras tanto, el país espera: ¿habrá próximamente un coche oficial para podólogo, masajes prostáticos o depilación láser de los allegados? El abanico de posibilidades es tan amplio como el ingenio popular para bautizarlas.

Sergio Calle Llorens


No hay comentarios:

Publicar un comentario