Gonzalo Miró
es un rara avis.
Un tipo que enlaza con la sabiduría de Eratóstenes, Sócrates y Aristóteles.
Un hombre que sabe de todo y de todo opina.
Para el hijo
de Pilar Miró, el Big Bang fue obra de Pedro Sánchez, y el cambio climático se
debe a las políticas de Isabel Ayuso.
El sabelotodo.
El genio.
El tertuliano sin un pelo en la cabeza, pero con muchas opiniones que, por
alguna extraña razón, siempre coinciden con las del amado líder.
Si el
programa versa sobre la vida sexual del somormujo, Gonzalito nos deleita con
una de sus sesudas reflexiones:
—El pájaro
anda desganado en el tema de la coyunda debido a las políticas neoliberales de
Trump. Es de entender.
Si los
montes se queman, el seguidor del Atlético de Madrid se mete en la piel de un
bombero progresista:
—El problema
es que a los seguidores de VOX les ha dado por hacer barbacoas este verano. Son
gentes sin estudio. Cosas de la ultraderecha.
Dicen que
incluso llegó a vestir de lagarterana —¡cuánta audacia!— para opinar sobre la
actividad favorita del partido putero de Europa… el PSOE. Lo suyo no tiene
parangón en la historia occidental.
Su nombre lo
dice todo: Gonzalo Miró vio claramente la luz, como Pablo de Tarso al caerse
del caballo. El de Cicilia iba a Damasco, y el madrileño, que da más asco entre los
tertulianos, no va a ningún sitio sin opinar.
¿A quién le
importa lo que cobre en esa televisión espantosa si sabe de todo?
Demasiado barato nos sale el heredero de la escuela de filósofos de Atenas.
Lo que pasa es que el personal es envidioso por naturaleza.
Empero, a mí
sólo me salen unos sentidos versos de reconocimiento:
Gonzalito,
experto en patinetes,
defiende que los de la Rosa Nostra
gasten mi dinero en los chochetes.
Miró,
diestro en la anchoa,
aboga porque Sánchez
viva siempre en La Moncloa.
Tú, que todo
lo sabes,
sabio de la epidural,
necesito el número
de la lotería nacional.
Que también
me ilumines
sobre el euribor y la inflación,
y cómo arreglar mi cama
sin perder la pasión.
Que tus
sesudas opiniones
sobre futbolistas y tenis,
me guíen por la vida
y me eviten mil deslices.
Sergio Calle
Llorens
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