Según el
CIS, Pedro Sánchez es Dios y Begoña Gómez, la Virgen María. Según
este mismo organismo demoscópico, la cuchicuhi del presidente —hoy imputada por
varios delitos graves— no tiene mini sino maxi, y ese es el mejor título
universitario del mundo. No vaya a ser que alguien cuestione el currículo celestial.
Para una
gran mayoría de personas, lo de Gaza es un genocidio, pero la masacre de
cristianos en el Congo o en Nigeria se considera actividad cinegética
deportiva. Asesinados por los mismos que luego buscan refugio en Occidente. Y
es que, según algunas estadísticas que nadie se atreve a contradecir,
aproximadamente el 85 % de los refugiados del mundo son musulmanes. Pero
curiosamente, los islámicos no piden asilo en los 56 países musulmanes: solo
quieren venir a los no musulmanes. Seguro que hay una explicación feminista,
progre y para quedar bien con los amigos del café, aunque yo no la encuentro.
Ellos tampoco, porque están ocupados reventando la Vuelta Ciclista a España
por la participación de un equipo israelí. Tal vez encuentren, como Hitler,
una “solución final” al “problema judío”.
Luego
tenemos a Amenábar, ese director español que parece empeñado en
demostrar que cada película que hace es infinitamente peor que la anterior. Y
así sucesivamente, se hace la picha un lío y debe haber leído que Miguel de
Cervantes tenía buena pluma… y decidió que eso significaba que el de
Alcalá de Henares era homosexual. Evidentemente, no hay prueba alguna de
que el creador de Don Quijote fuese gay, pero puede que, en una
mañana madrileña, Don Alejandro desayunara con el rico olio y concluyera que al
manco de Lepanto no solo le faltó una mano, sino también aceite porque lo iba perdiendo por ahí. Eso es como si
yo dijera que Cervantes era seguidor del Málaga y amante de los
espetos de sardinas. Total… ¿quién necesita pruebas cuando se tiene
imaginación?
Vivimos
tiempos difíciles en los que los tontos se empeñan en demostrar que con el
tiempo se perfeccionan. Es imposible huir de ellos: en la tele, en la
universidad, en las canciones woke, hasta en las series. Nos rodean. Nos
acosan. Están por todas partes y son incansables al desaliento. El día
menos pensado vendrán a contarnos que invertir 3.000 millones para el cine
español y ni un euro para un hidroavión contra los incendios es lo más
progresista del mundo.
¡Qué ganas
tengo de tomar la espada de nuevo y cortar la estupidez de raíz!
Sergio Calle Llorens
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