Creyó en un mundo sin fronteras,
donde la fe y la razón fueran sinceras.
Soñó con abrazos y unión,
ignorando el filo de la imposición.
Predicó la paz con gran fervor,
negando la historia con su error.
Borró las sombras del pasado,
y así forjó su destino errado.
Brindó con miel, soñó en colores,
mientras ardían libros y flores.
Nunca vio la mano impaciente,
que dictaba su fin inminente.
Si crees en pactos y concordia,
que no te ciegue la memoria.
Las palabras no valen sin hechos,
y a veces los sueños son despechos.
Sergio Calle
Llorens
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