viernes, 7 de febrero de 2025

¡KARLA SOFÍA GASCÓN ES UN CAGÓN!

 



Karla Sofía Gascón es un cagón. Me da igual en la forma en la que este personaje se perciba. Porque se puede cambiar de opinión tras un largo período de reflexión, pero nunca porque los cobardes, que son una inmensa mayoría, le hayan montado una inmensa campaña de desprestigio por unos mensajes que escribió hace años en Twitter.

Karla debería haber aguantado el chaparrón tras explicar que el islam es una religión que abrazan millones de personas de todas las razas- si es que hay algo más allá de la raza humana- y, por tanto, no se puede ser racista basándose en una crítica a ese credo.  Ella pensaba, y probablemente todavía piensa, que el islam es incompatible con la democracia occidental. Yo también soy de la misma opinión y, equivocado o no, no soy mejor o peor persona por ello. Tampoco mis ideas políticas me hacen ser un excelso escritor o un vulgar plumilla. Lovercraft era un grandísimo racista, misógino y misántropo, pero, insisto, eso no le resta ni un ápice de su calidad literaria a sus textos.

 Dicen en inglés aquello de don´t meet your heroes, porque básicamente podríamos llevarnos un tremendo chasco al conocer a nuestros artistas favoritos. Cómo explicar, como cantaba Enrique Urquijo, que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario.  Es la obra y no la vida del autor lo que el gran público debe juzgar.  Nada más. De hecho, si seguimos en esa línea de corrección política, a mi admirado Don Francisco de Quevedo le quedan dos telediarios en los planes de estudios. Si es que los hijos de puta que dirigen el futuro educativo no le han organizado ya un aquelarre para quemar su imagen in absentia.

Karla debería haberse metido con los cristianos, con los blancos o con los heterosexuales y nadie, absolutamente nadie, habría iniciado una campaña en su contra que le podría costar la carrera. Se tiene que estar tirando de los pelos. Así que es justo salir en su defensa. Por ello, quiero recordarles a todos los que la atacan que hubo una escritora que dijo que las monjas violadas por los milicianos en la guerra civil española sentirían un gran placer y que, no contenta con esta barbaridad, nos regaló otra perla afirmando que cada mañana fusilaría a dos o tres personas. Pues bien, esa mujer tiene hoy una estación en Madrid con su nombre. ¿Juzgó alguien sus novelas por estos mensajes? ¿La condenó alguien? ¿Tendríamos que haber retirado sus libros de la biblioteca? No, por supuesto que no.  Así que deja que el tiempo ponga a cada uno en su sitio.

Pero llegado a este punto, una pregunta inquietante surge como esa niebla vespertina que arriba del mar; ¿Karla Sofía Gascón fue nominada por su condición de actriz transgénero o por la calidad de su interpretación en la película nominada a los Oscars? Espero que la boira mencionada no les impida ver la respuesta que tienen delante de sus ojos. Porque Emilia Pérez es un bodrio, su director un soplagaitas y la actuación de Karla Sofía Gascón juega en la misma liga que el nefasto Dan Rovira en cada uno de sus papeles dramáticos.

¡Querida Karla, hay peores cosas que te cancelen o que no te inviten a la gala de los Goyas; estar rodeado de gilipollas!

Sergio Calle Llorens


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