viernes, 11 de septiembre de 2015

¡VIVA VENEZUELA LIBRE!

Siempre he dicho que se conoce más a las personas por lo que callan que por lo que dicen. Ante la condena del opositor a Leopoldo López a 13 años de prisión los silencios de la izquierda española se hacen atronadores. Ese mirar para otro lado a la sentencia suena como cañonazos que rompen el alba. Pablo Iglesias, que sí condenó el encarcelamiento de Otegui, se hace ahora el sordo y, ni siquiera con audífono podrá escuchar el clamor de las calles de Caracas.  Nada bueno, en cualquier caso, podría salir de la ausencia de los de Podemos en la condena al régimen fascista de Venezuela en el Parlamento Europeo. Buen día hoy por tanto de recordar a Don Francisco de Quevedo cuando decía; “donde hay poca justicia es peligroso tener razón”. Y entre tener razón, o tener la cabeza en su sitio, la mayoría apuesta por lo segundo.  Especialmente cuando la formación que lidera “el coletas” ha sido financiado por la República Bananera de Maduro.

Venezuela, que ya tenía muchos mártires, dispone ahora de su Nelson Mandela particular. Su pequeña celda se convierte de facto en un símbolo contra la dictadura del socialismo del Siglo XXI.  López, que demostró una gran valentía quedándose cuando podía haber huido fácilmente a Miami, es la antorcha que dará vida al definitivo cambio para derrocar a un régimen criminal. Maduro, torpe como pocos, acaba de poner el último clavo a su ataúd. 

Finalmente, la condena a Leopoldo López nos debe servir como recordatorio de aquellos que se llaman demócratas pero apoyan el fascismo de los descendientes de Hugo Chávez. La prueba de que la siniestra española sigue sin bajarse del platanero. La comprobación de que los Albertito Garzón y compañía tienen un alma estalinista. Por tanto, gracias a estas verificaciones, podemos y podremos, hacernos un juicio honrado de esa ideología que apenas concibe para el enemigo ideológico tres caminos a transitar; el exilio, la cárcel  o los fusilamientos. Solo me queda elevar un grito al cielo; Viva Venezuela Libre.


Sergio Calle Llorens

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