miércoles, 11 de febrero de 2015

¿ANDALUCÍA DE QUÉ?


De haber nacido Abraham Lincoln en Andalucía no habría tenido bemoles de exclamar aquella frase rimbómbate de; " Se puede engañar a algunos algún tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo". Y es que pase lo que pase, y robe lo que robe la secta del capullo, el andaluz está siempre dispuesto a votar por esa mafia. No es de extrañar en una tierra donde nadie llama a las cosas por su nombre. Así los enterradores son conocidos como técnicos funerarios y a los barrenderos responden al título de expertos sanitarios. Todo es el resultado de esa enfermedad mental colectiva llamada autonomía andaluza donde Murphy, el de la ley, siempre es el Rey.
Podrán seguir envenenando al personal con mentiras, medias verdades, insidias y calumnias pero Andalucía como ente político es un completo desastre que ha llevado a una parálisis general progresiva. La realidad es tozuda y hoy, aún a riesgo de que me cuelguen, voy a contarles algunas cosas que desconocen muchos sureños. Aspectos en los que se basa el apoyo a la República Bananera de Andalucía:

A miles de papanatas seguidores socialistas se les llena la boca con aquello de la educación pública. Turiferarios que con fidelidad perruna al PSOE repiten hasta la saciedad aquello de la calidad educativa. Hay que invertir más, dicen. Hay que evitar que desmantelen este gran logro de los andaluces. Hemos de ser como Finlandia a pesar de que todos los informes PISA sitúan  a la educación andaluza en el furgón de cola. Bien pues es hora de acabar con algunos mitos. Finlandia, que aunque se empeñen algunos no es un país nórdico, se invierte menos en este sector de lo que se piensa. Sin embargo, lo importante es que al tratarse de un tema de Estado, y no de una región de tercera como  Andalucía, se mira con lupa cada euro invertido. Y se invierte en una educación que comienza a los siete años. Nunca antes porque los educadores estiman que los niños no han llegado a la madurez para aprender. Además, las rapaces finlandesas tienen un recreo de 20 minutos por cada hora de clase. Dicho de otra manera, todo está pensado para entusiasmar al estudiante y no para aburrirlo. Además, la profesión de maestro está considerada como una de las máximas aspiraciones de ese país. Obviamente los contenidos educativos son magistrales. Nada de centrarse en patanes de proyección localista. Vaya que lo de estudiar el barrio de Triana no va con ellos. Si tienen alguna duda de lo que aquí les dejo escrito, pueden visitar el mejor colegio de Andalucía; el de Finlandia situado en la Costa del Sol. Del mundo universitario no hay mucho que decir porque no hay un centro que valga la pena porque todo es nepotismo, corrupción y una fuerte politización en las aulas.
 
El trabajo es un asunto mayor porque la taifa nació para terminar con este problema endémico y, de momento, las tasas de paro son una vergüenza por más que los editoriales de la prensa amiga lo nieguen.  Es sorprendente que los fanáticos del fraude hayan impuesto su estrecha visión del mundo a toda una sociedad que, una vez más, usa un eufemismo para evitar llamar empresarios a los empresarios. No es otro que el del emprendedor. Andalucía vive, políticamente hablando, a través del reparto de miseria  que justifica su existencia.  No se trata de acabar con el paro, sino con la esperanza de poder solucionarlo . Y en éstas, la Junta de Andalucía toma una actitud paternalista afirmando que todos los andaluces tendrán sus paguitas. Si no hay pobres, se terminó el negocio. Huelga decir que la gran mayoría no entiende que está siendo objeto de un fraude monumental. A todos los que tanto se quejan, habría que preguntarles; ¿Contra quién han empatado? ¿Qué beneficios han aportado a las arcas del Estado? ¿Cuántas veces les ha salido positiva la declaración de la renta? ¿Qué han hecho para mejorar la situación de Andalucía?

Otro tema recurrente es el de la deuda histórica. En este punto no hay discordancia alguna entre los creyentes del régimen. El Estado le debe a Andalucía millones por vaya usted a saber por qué. Y es que el andaluz siempre echa balones fuera. La culpa es de los demás y si no hay excusa plausible, se inventa. Esto en psicología se llama el síndrome de Peter Pan, ese joven que se negaba a crecer. Y así, por supuesto, es imposible que la cosa tenga solución. Seamos claros, España no le debe nada al sur y Europa tampoco. Es más, durante años nos han regalado billones de euros para salir de nuestra miseria y, ya lo saben, Andalucía sigue siendo región uno para la Unión, que no es otra cosa que territorio muy pobre. En realidad, la mal llamada deuda histórica siempre se convierte en histérica cuando el estandarte del enemigo ideológico señorea en Moncloa. Pues bien en uno de esos momentos gloriosos en el que se pusieron de acuerdo ambas partes, el Estado le regaló a Andalucía una nueva lluvia de millones. Increíblemente, Málaga no recibió un sólo euro ya que se donó a la provincia el edificio de Correos de la capital que, por cierto, sufre aluminosis. En definitiva, una nueva tomadura de pelo que se unen a una larga lista de agravios.

He dejado para el final el tema de la sanidad, ese esperpento  que sufren los grandes profesionales del sector, desde los doctores hasta las enfermeras, pasando por los usuarios; urgencias colapsadas, listas kilométricas de espera, recortes y mediocridad absoluta por parte de los gestores políticos. Y en estas, Málaga tiene el triste récord de ser la provincia con menos ratio de camas por habitante de toda España, 15,9 por cada 10.000 habitantes y, por cierto, ya vamos por 2.300.000 almas a las que se une una población flotante que no deja de crecer sin contar, claro está, con los turistas. Precisamente es en verano cuando tenemos más gente y cuando la Junta de Andalucía, inútil como pocas, decide cerrar plantas enteras en los hospitales.

Desgraciadamente se puede engañar a todo el pueblo andaluz todo el tiempo y Lincoln, de haber nacido en Andalucía, habría emigrado o, en el mejor de los casos, sería un barrendero, perdón, quería decir experto sanitario.

*Comparto mi columna en El Demócrata Liberal.

 
Sergio Calle Llorens

 

4 comentarios:

  1. La educación es el mal endémico de este país; y, encima de todo, gracias a sucesivas reformas que lo único que han hecho ha sido liar tanto a alumnos como a profesores. Que no fructificase ningún pacto por la educación, dice mucho de nuestros políticos. Pero bueno, cada cual tiene el Diablo que se merece.

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    1. Cierto, el diablo andaluz es tremendo y se llama socialista. Saludos

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  2. Da la impresión que por mucho que luchemos y divulgemos todos los latrocinios, la ciudadanía gira en otra órbita. Nuestra información es transparente, y si no lo es, el resultado es el mismo. Es muy fuerte el adoctrinamiento de 36 años, su comportamiento es muy parecido a los coreanos del norte, que pudimos ver en Tierra Hostil. Hasta que esto no llegue a la quiebra no aprenderán, aunque entonces veremos a quien le cargan el muerto.

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    1. Antonio si hasta los del PP piensan esto; JoaquinRamirez ‏@JoaquinRamirez · 12 hhace 12 horas
      @sergiollorens @susanadiaz_fake @PatFBermejo @josefdezmar @piocerredo @aybarrapacheco 1POCO EXAGERADO TODO, DEMASIADO NEGRO PARA SER VERDAD. Este señor es senador del PP y explica en un trino las causas de los fracasos del PP. No hay ni un solo dato falso en el artículo pero .... No hay esperanza alguna.

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