lunes, 13 de octubre de 2014

¡VAMOS A MORIR TODOS!


A mi los políticos españoles me caían mucho mejor antes de que nacieran. En realidad, ignoro para qué sirven nuestros representantes populares. Afortunadamente en una democracia podemos darles pasaportes cada cuatro añitos. Así que con la excepción de la república bananera de Andalucía, donde siempre gobernarán los mismos, el resto puede tener solución. Intento, en cualquier caso, entender las causas que empujan a alguien a votar por un registrador de la propiedad más gris que un cielo gallego. Sin embargo, acepto que el pueblo español le otorgara la confianza. El problema no es si la turba se equivocó o no en entregar al PP la mayoría absoluta, sino la cantidad de odio que genera en España que un partido conservador gobierne.

El asunto del Ébola marca el camino de odios africanos de la arrogante izquierda española. En verdad, a gran parte de ella le importa un cuerno las víctimas del 11-M o los contagiados por ese virus maldito que está masacrando a miles de africanos. A esta gentuza lo que le va es mostrar una imagen apocalíptica del país a causa de los desvaríos del partido de Mariano Rajoy. Y no es que la señora Mato tenga defensa alguna, que no la tiene, pero no se puede incendiar el patio nacional con mensajes del tipo: “vamos a morir todos” cuando una gran parte del populacho no tiene ni idea siquiera de lo que es la gripe y, mucho menos, del Ébola. Podría afirmar que si la ministra de Sanidad no supo ver esos grandes coches en su cochera, no sería capaz de hacer lo propio con un virus tan invisible como aquel al que nos enfrentamos. Sin embargo, la turba está convencida de que el PP es heredero de Franco y en ese pecado capital le va la penitencia. Ellos vienen a decir, los nuestros son unos completos inútiles pero, sin lugar a dudas, los contrarios son unos fachas y no podemos tolerar su presencia en Moncloa. Su concepto de democracia es de vuelo gallináceo; si no  señorean los nuestros, hay que abrir un proceso constituyente que lleve al Frente Popular del siglo XXI al gobierno.

Esta muchedumbre histérica y chillona acude a sus medios de referencia que alimenta este odio africano. Cuatro, la Sexta y El País con trabajos periodísticos más propios del Apocalipsis de San Juan que de la realidad en la que vivimos. Esas conexiones a todas horas para demostrar que el presidente español es el Anticristo y sus ministros los demonios del infierno. Esa falsa solidaridad de Jesús Cintora con los afectados de cualquier causa en sus esperpénticas mañanas, o ese Antonio García Ferreras que siempre pasan de puntillas sobre la cloaca de sus referencias ideológicos.

El problema español se basa en el pobre nivel cultural de una inmensa mayoría tras años de entontecimiento de cadenas como Telecinco, canales autonómicos y planes de estudios hechos por las peores cabezas de España. Como resultado, cualquier cantamañanas puede azuzar a la masa atocinada para iniciar revoluciones que, como todas, siempre terminan con un cambio de gobernantes y nada más. Acaso con un poco más de pobreza. Este convencimiento mío me hace recordar aquella anécdota histórica que tuvo como protagonistas a Federico IV de Dinamarca y  el Zar Pedro I de Rusia. Estaban visitando la Torre Redonda de Copenhague cuando el ruso ordenó a uno de sus sirvientes  a tirarse de cabeza desde aquella atalaya. Huelga decir que el cosaco terminó destrozado en el suelo. Ante la presencia del cadáver Pedro, que ya se había ganado a pulso la fama de cruel, preguntó al danés si había súbditos en el Reino de Dinamarca dispuestos a hacer tales sacrificios por su rey. El monarca le respondió espantado: “Afortunadamente no”. Desgraciadamente en España existe mucha gente dispuesta a saltar de cualquier edificio a la orden de gurús con menos vergüenza que un sindicalista andaluz. Y eso que los que están detrás de toda esta estrategia apocalíptica trabajan menos que un guionista de los Teletubies.


Sergio Calle Llorens

6 comentarios:

  1. El pueblo tiene los gobernantes que se merece; si votaramos, aunque sólo sea una vez, para mejorar el país en vez de para quitar un gobierno, mejor nos iría.

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    1. Cierto, pero aquí son legión los que quieren quitar cabezas. Saludos

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    2. Qué grande la entrada y qué expresivo. No pares.

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  2. El dichoso traje lo tuve puesto el 3 de Mayo de 2003 durante 7 horas, un turno de hospital, por sospecha de fiebre amarilla. Evidentemente sin curso y sin tener ni puta idea. Y de protocolo jajajaja....

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    1. Cuando paso cerca de un edificio de la Junta de Andalucía tengo un protocolo de seguridad; cierro el culo y me agarro la cartera. Funciona.

      Un abrazo

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