martes, 17 de junio de 2014

LA MUERTE DE ESPAÑA

Dicen los sabios a esta orilla del mediterráneo que lo malo de vivir no es que te espere la muerte, sino que nunca vivas del todo. Esos mismos eruditos afirman que, en cambio, lo malo de morir no es que te quedes sin aire, sino que te quedes sin cielo. En España, tras Zapatero, los socialistas han vivido de espaldas a la realidad  y por eso van camino del infierno Al cielo ni aspiran. Su único paraíso es la Andalucía corrupta de Díaz y sus secuaces. Lejos de la República Bananera del Sur, apenas se vislumbran candidatos con el mismo talento que la babosa aquella del pleistoceno.

Todos ellos se asemejan a esos escritores de terror cuyos textos son pésimas imitaciones fallidas de verdaderas porquerías. Nos hablan de repúblicas sangrientas, de una estado federal olvidando, un día si y otro también,  que España quiere caminar por el camino de la moderación y el progreso. Madina enfangado en la cuestión catalana. Pedro Sánchez con su declaración de Granada y su antigualla federalista. Ya no importa quien se lleve el gato al agua porque al minino le queda media vida

España necesitaría que el PSOE vuelva por la avenida de la templanza. Debería existir alguien con talento dispuesto a encabezar una nueva forma de hacer política alejada de los  estropicios meridionales de  un zapaterismo que nos lleva al abismo.  

Los de la secta del capullo están cometiendo los mismos errores que sus primos del PSC. Esta gente no entiende que al abrazar el catalanismo o el federalismo asimétrico se convierten en una mala copia del original, de ahí que sean superados por todos los frentes. No tienen ni aire, ni vergüenza, ni clarividencia, ni, mucho menos, ideas de cómo pueden salvarse. Y si no son capaces de redimirse ellos mismos, es absolutamente imposible imaginarles socorriendo a la vieja piel de toro.

No han aprendido nada en todos estos años. Su perrogrullismo ha llegado a unos límites inaceptables. Los aspirantes son una especie de botarates de menos cuantía. Políticos de vuelos gallinaceos. La más absoluta de las naderías. El esperpento más nauseabundo. Indigencias intelectuales. Demagogos perversos. Simplificación máxima del pensamiento de aquellos que crecieron en las juventudes socialistas. Talegón y talegazo. La muerte del socialismo español. El deceso de la nación moderna más antigua del mundo.

 El miedo llama a la puerta y siempre hay un socialista patrio dispuesto a franquearle la entrada. Es su final y el nuestro. Me acuerdo de aquella oración soldadesca que dice: “Oh Dios, ya sabes lo atareado que estaré hoy. Si te olvido, no me olvides tú”. Y siento que el altísimo sólo bendice a los valientes y, por eso, aunque nos duela, estamos condenados a vivir el más horrible de los infiernos. Belcebú se relame. Merecido lo tenemos.  

Sergio Calle Llorens


2 comentarios:

  1. Por desgracia ya estamos a tiro de piedra del fondo del pozo y sólo resta el hostión final contra el suelo a la espera de ver cuanta sangre echamos y cuanta vida nos dejamos pegada en la superficie... Se veía venir.

    Un saludazo.

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    1. Ya no nos salva nadie. Todo está perdido. Un abrazo

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