En el acto II de la escena 3 de la Noche de Reyes de
Shakespeare se puede leer aquello de “los viajes terminan cuando los amantes se
encuentran”. Y cuando ocurre el asunto se torna maravilloso. Especialmente
cuando entra en la coyunda el tema del querer. Sin embargo solemos confundir los ojos
con la mirada y el sexo con el amor. Por
otra parte, la mayoría de los mortales están más preocupados en ocultar su
verdadera esencia, que en mostrar su rostro real. Todos son mentiras y
traiciones con tal de poder satisfacer nuestros deseos carnales.
En cualquier caso, un hombre necesita eyacular 5 veces por
semana para alejar el fantasma del cáncer de próstata. Y a veces ni por esa.
Reconozco que yo follar, lo que se dice follar, he follado mucho. El problema
es que hoy es demasiado sencillo encontrar una dama para practicar sexo. Desde
la mañana a la noche uno encuentra en todos lados a mujeres dispuestas a satisfacer
las necesidades del cuerpo. Eso hace perder el interés. Creo que el
tema del sexo está sobrevalorado y, desgraciadamente, se pierde mucho con el
abandono del cortejo. Todo es un aquí te pillo, aquí te mato y te remato aunque
sea en el descansillo de casa. Puedo decir que estoy ahíto de tanto asalto. Por
eso, a todos aquellos que sufran por la ausencia del folleteo, decirles
que si se organizan, la cosa termina en
orgía para todos.
Otro grupo que suele sufrir es el de los separados que tras
salir de la vagina de una mujer se consuelan metiéndose en otra. Y mira que
tienen casos prácticos para ver como los solteros se lo montan. Puedo
afirmar que yo nunca he conocido a un doncel alejado de la felicidad. Esa gente
que es capaz de crear una atmósfera de camaradería y hermandad con otros
hombres sin preocuparse de nada porque, como imaginan, no hay nadie que les espere
en casa. Gozan de su soltería y desconocen que es en el matrimonio cuando un
hombre descubre el significado de la palabra soledad.
Si el propósito de la vida es la de convertir la
potencialidad de la perfección en la actualidad de la misma. Y no hay nada más
perfecto que la soltería. Nada más maravilloso que no tener que dar
explicaciones. Nada comparable con el disfrute de nuestra propia esencia. El
matrimonio debería ser abolido igual que la pena de muerte. Las nupcias apenas
sirven para que la esposa transforme al varón a su propio interés. El himeneo
es una forma de castración de la naturaleza verdadera del macho. El desposorio
es el momento en el que comenzamos a decir adiós a nuestros amigos. Esos que no
toleran las señoras por millones de razones, a cada cual más loquinaria.
Ver a esa pandilla de tarados divorciados comportándose como
chiquillos en las entrañas de un bar, me produce arcadas profundas. Esa gente,
además de hacer el más espantoso de los ridículos, no sabe escuchar el silencio
y, mucho menos, lo que les dice sus corazones. Yo escuché a mi corazón hace ya
muchas lunas. Todavía el levante travieso en mi cuerpo con las luces mortecinas
de la ciudad reflejadas en el mediterráneo. Ella era rubia de pelo largo. A ojo
de buen cubero, yo le echaba 25 primaveras. Lo que me gustó de ella era la
forma en la que le miraba. En ese momento, pensé que un servidor debía
encontrar a la mujer capaz de igualar esa mirada entregada y de amor absoluto. Años
después comprendí que eso ocurre en el apasionante mundo de los milagros, y de
producirse, no pasa más que una vez en la vida.
Mi corazón me dijo, y me dice, que la mujer ha sido una de
las grandes decepciones de mi existencia. No he conocido a ninguna que no me
haya mentido, traicionado, vejado o simplemente herido. Y casi siempre por
capricho. Me escondo pues tras los árboles porque mis viajes han terminado
porque me he encontrado a mí mismo. ¡Paraíso de hombres!
Sergio Calle Llorens
Como me dijo una vez mi señora: "Somos una union indisoluble para lo que yo quiera"
ResponderEliminarPoco mas que comentar.
Sabia señora que viene a explicarlo todo, absolutamente todo. Un saludo
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