viernes, 9 de mayo de 2014

GRACIAS SCHUSTER

 Estuve en la primera rueda de prensa de Schuster en Málaga. Mi labor allí era la de intérprete para un par de canales extranjeros. Fue justo el mismo día en la que media Málaga pedía que me pegaran un tiro por un artículo mío sobre los enemigos del club de la Capital de la Costa del Sol. Todos los “valientes” que habían azuzado a las fieras, fueron incapaces de decirme nada a la cara. Por eso, se me ha quedado grabada aquella presentación en la Avenida de Martiricos. El alemán no engañó a nadie desde un principio. Afirmó que el equipo lo iba a pasar muy mal. Empero, gracias a su labor los blanquiazules no han ocupado plaza de descenso en ninguna jornada. Y eso, a pesar de los muchos mantas que defienden nuestra camiseta. Les hablo de jugadores, porque los periodistas que cubren las noticias del club siguen pareciéndome una pandilla de enemigos.

El caso es que no he vuelto a escribir sobre el Málaga porque no me ha parecido bien hasta que no se acercara el fin de la temporada. Ahora, en cambio, con el equipo casi salvado, tomo mi pluma para defender a un gran técnico como Schuster. En realidad, creo que soy uno de los pocos defensores del rubio entrenador que le quedan a esta orilla del mediterráneo. No obstante, y a riesgo de que me vuelvan a llover los insultos, quiero hablarles de Bernard.

Puede que pise todos los charcos. Puede que sus maneras no sean las adecuadas. Incluso puede que sea demasiado tudesco en la forma de dirigirse al personal, pero me gusta su fina ironía que aquí nadie parece entender. Y es que para comprenderla, hay que tener algo de inteligencia en la cabeza. No es de extrañar que esa pandilla de patanes que escribe sobre deportes en Málaga, no se entere de nada cuando Bernard habla, pero sólo a la madre naturaleza se puede culpar de sus limitaciones intelectuales. El problema es que los supuestos periodistas no soportan que un técnico no baile al son de su desentonada melodía. Desconfíen de todos aquellos que hablan bien de un jugador o de un técnico, porque lo que esconde la realidad es que el alabado le ríe las gracietas al informador.

En Málaga, como ocurren en el resto de España, confundimos presencia en el trabajo con rendimiento y, también, simpatía con profesionalidad. Y así nos va. Schuster es un tipo honesto, malencarado, borde pero que sabe más del deporte rey que todos los mamarrachos que se dedican a desinformar sobre deportes en esta bendita tierra. Habría que preguntarse; ¿con quién coño han empatado estos palurdos para hablar de nada? ¿Cuántas Copas de Europa han ganado? A no ser, claro está, que hoy esté al alza haber participado en el prestigioso torneo internacional de Solteros contra Casados que, por supuesto, perdieron.

Seamos serios de una vez;  ha pasado un año desde que al Málaga C.F lo sancionaran en Europa, y ni uno de esos palurdos ha escrito una sola línea que valga la pena. Ni siquiera un artículito para llevarnos a la boca sobre los que movieron los hilos para desterrar al club. Hasta mi abuela Ernestina sabía más de fútbol. Con lo fácil que hubiera sido ir a Escocia y tirar de la manta, o al menos a Sevilla o a Madrid. Pero eso es como pedir que un socialista andaluz no robe. Así que desde esta tribuna quiero lamentar la marcha de Bernard Schuster, aunque bien pensado, no está hecha la miel para la boca del asno.

¡Mil millones de gracias Mister!


Sergio Calle Llorens

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