domingo, 2 de febrero de 2014

CRÍMENES SIN RESOLVER


El Rincón de la Victoria es un lugar típicamente mediterráneo; con sus playas extendidas, su olor a salitre, sus jábegas y sus sonidos marinos. Se extiende desde La Cala del Moral, más cercana a Málaga capital, hasta Los Rubios, lugar donde arribaron los náufragos de un misterioso barco escandinavo. Sus torres Vigía, su Castillo de Bezmiliana y su calma chica han convertido a este enclave malagueño en un refugio seguro para miles de familias llegadas desde todas las partes del mundo. Sin embargo, en los últimos años se han producido dos crímenes y, ninguno de ellos ha sido resulto por las fuerzas de seguridad. Algo sorprendente si tenemos en cuenta el bajo nivel de criminalidad de la zona.

La primera víctima  de 27 años se llamaba Inmaculada Olivares y  fue hallada muerta en el
dormitorio de su apartamento tras ser golpeada por una figura en forma de elefante. Inmaculada solía ir a un gimnasio en el Camino Nuevo y, como cada día que iba a entrenar, se marchó a su casa para ducharse. A la mañana siguiente de 4 de enero de 1994, se encontró su cuerpo sin vida en la zona del Cantal. Tenía 27 años. El caso, que ha prescrito al haberse cumplido 20 años del mismo, engloba la lista de los asesinatos sin resolver de la crónica negra malagueña. Increíblemente, la policía sigue igual de perdida que el primer día. Son muchos los ojos los que han buceado en las últimas horas en la que Inmaculada estuvo en este mundo.

Aquel día estuvo trabajando en el laboratorio de su cuñada. Después fue a comprar varios regalos para el Día de Reyes. Más tarde fue a ver a su novio que estaba en casa de sus padres con un proceso gripal. Al día siguiente no se presentó en el trabajo y su novio ,extrañado, llamó a una de las vecinas para que fuera a ver si se encontraba perfectamente. Le dijo que habían quedado para desayunar pero que ni había aparecido, ni le había cogido el  teléfono. Posteriormente, el novio se desplazó al domicilio y entró por el balcón de la vecina, encontrándola muerta. Desgraciadamente, a la escena del crimen entraron muchas personas, incluidos los policías locales. Aquel error dificultó a los verdaderos profesionales la recogida de pruebas. La joven estaba semidesnuda de cintura para abajo y en una de sus muñecas presenta a una ligadura que parecía indicar que había sido atada a la cama. El robo quedó descartado desde un principio. Ni las puertas, ni las ventanas habían sido forzadas y los responsables de la investigación se centraron en dos posibles móviles:

1-) Un intento de agresión sexual que no llegó a consumarse.
2-) Un crimen con transfondo personal.

La Guardia Civil interrogó a amigos, conocidos y familiares. La única pista fiable la encontraron en el edificio donde vivía Un residente afirmó que oyó voces la noche del crimen que parecían venir del domicilio de la víctima. Desgraciadamente la testigo era de nacionalidad danesa y apenas dominaba el español. Una mujer afirmó haber visto que un hombre joven abandonaba la vivienda.  Como curiosidad valga decir que los agentes recurrieron a la técnica del ADN, muy poco conocido en esos años. Todo acabó en la carpeta que los norteamericanos llaman “Cold Cases”.

Casi 20 años después, y misteriosamente casi en el mismo lugar, otra mujer vio la muerte en circunstancias extrañas. En esta ocasión, el crimen ocurrió a plena luz del día en el paseo marítimo de La Cala del Moral. Una mujer de unos 70 años fue degollada por una mujer rubia que vestía de verde con la que, un rato antes, había compartido desayuno en una cafetería de la localidad. Eran las 12:40 horas y había gente paseando junto al mar, corriendo o simplemente disfrutando de una mañana mediterránea. Horas más tarde se encontró un bolso en un contenedor con sangre de la víctima. Se llegó a detener a una mujer pero pronto los agentes comprobaron que no tenía nada que ver con el asesinato. Y luego, como no podía ser de otra manera, Diario Sur nos dio otro titular para la memoria: “Se estrecha el círculo sobre la asesina de La Cala del Moral”. Huelga decir que desde entonces, la policía sigue tan perdida como Susana Díaz en un congreso de mentes brillantes.


Escribo estas líneas observando esa tierra que cae dulcemente sobre la mar desde estos montes de perfil. Se ve a la patria salada rizadilla con ese viento que hace tiritar a los marineros y gemir la cuerda de los barcos. No lejos de aquí, hay un par de Ermitas dedicadas a la Virgen del Mar, tan cerca de los lugares donde murieron esas mujeres en otro invierno malagueño. Ocurrió en la provincia sureña donde la policía tiene entre manos más crímenes sin resolver, debido, dicen, a la presencia de las mafias internacionales en la Costa del Sol. Empero, los crímenes relatados no tienen nada que ver con mafias, sino con la falta de recursos en la tierra que más aporta a la taifa. El resultado es que a día de hoy, son muchos los que temen la llegada de la noche por mucho que la bóveda celestial se pueble de brillantes salpicaduras. 

Sergio Calle Llorens

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