lunes, 10 de junio de 2013

ADELAIDA Y LOS GAYS

Vaya por delante que estoy a favor de que los honrados come-almohadas se puedan casar y, de paso, que hagan lo que les de la gana. Con mis piedras, como dice la canción, que construyan su casa o su picadero. Ideario, supongo, de haber crecido en una familia liberal donde nada era pecado. Aclarado el asunto, les pongo en antecedentes de la polémica. Dos profesores de la UMA; Manuel Juan Peláez y Emilio Lecuona. El primero pertenece al Opus Dei y el segundo es abiertamente homosexual. El caso Lecuona & Peláz fue aireado por la asociación de gays y lesbianas Colega al denunciar el acoso y homofobia que sufría el profesor Lecuona. Todo dio paso  a una serie de acusaciones contra el ultra católico Peláez.

Conocí a ambos profesores en la UMA  He de decir que los dos son buenos profesionales. Sin embargo, Peláez es homófobo y siente repulsión hacia las mujeres. Todavía recuerdo como echaba a mis compañeras que iban a su despacho algo ligeras de ropas que, para él, era cualquier mujer que no vistiese con los hábitos de una monja. Por eso, me extrañó que la prensa dijera que tenía contratada a una Miss en el departamento. Y es que el catalán no puede soportar la presencia de una mujer guapa a un kilómetro a la redonda. En cualquier caso, el enfrentamiento entre ambos personajes tiene su origen en la acusación de plagio de Peláez a Lecuona. Tras las mismas, hubo correos insultantes contra Lecuona y una campaña de acoso y derribo.

No quiero entrar en el tema del plagio pues desconozco si las acusaciones eran veraces o no, empero, toda la polémica que había sido difundida por los que se dicen defensores de los gays y lesbianas, Colega, tuvo su final cuando la asociación recibió un cheque por 300.000 euros de la Universidad. Y es que, una vez más, Adelaida de la Calle compraba voluntades. A partir de ese momento, la rectora pudo continuar con su campaña electoral para ser reelegida de su cargo. Y, como habrá imaginado el lector inteligente, de aquella polémica que acabó en los tribunales, nada más se supo.

Lecuona siguió sufriendo ataques homófobos pero a nadie pareció importarle. Es obvio que en Andalucía no es lo mismo que un “progresista” como Valderas diga que un cargo político tiene las tetas gordas, que la afirmación  sexista provenga del enemigo ideológico. De igual forma, no es lo mismo que se queme un tunecino a lo bonzo que un tunecino. Hay clases y clases.

En cualquier caso, podemos ver lo que es capaz de hacer la Rectora para que los escándalos que suelen envolver a la universidad no le salpiquen jamás. También queda claro y diáfano lo fácil que es comprar a esas organizaciones que viven del cuento. Como es un cuento que de los 3.000.000€ para Andalucía Tech, 2.200.000€ fueran para gastos administrativos. En este punto, cabe recordar a Shakespeare con aquellos de “hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos son, más sangrientos". En Málaga, los puñales por la espalda han venido de la prensa local que lleva años ocultando la triste realidad de la corrupción andaluza. ¿Verdad colegas?

Sergio Calle Llorens

2 comentarios:

  1. Pues debería importarte, antes de verter esas acusaciones de homofobia -que hoy día se ve que son gratuitas- si hubo o no plagio, que era lo relevante. Que un plagiador se defienda atacando a su acusador de homófobo es una defensa muy poco hábil que más bien retrata al acusado de incompetente plagiador.

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    1. Como comento en el artículo; conocí a ambos profesores y Pelaez, además de ser honorario del Opus Dei, era un misógino intransigente. En cualquier caso, debería haber sido la justicia la que estableciese si hubo o no plagio. A mí que no me miren.

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