miércoles, 1 de febrero de 2012

LA MUERTE DEL SOLDADO VIEJO


La primera vez que empuñé una espada, el arca de Noé todavía era un árbol. Desde aquella lejana jornada no he hecho otra cosa que trabar mi acero con incontables enemigos. Combates en los que mi juego de muñeca me ha permitido salir airoso. Sin embargo, ya no soy el soldado que fui. Imagino que las heridas de guerra han conducido al envenenamiento de mi espíritu. A día de hoy, mi alma está emponzoñada y el cuerpo enfermo. Me siento morir. Voy al combate con la certeza de que pronto todo habrá acabado. Lucho de forma mecánica, me cubro el vientre y el flanco izquierdo con la toledana. Toque de aceros, quieto y en línea. Adelante y detrás en un intento de leer los golpes en los ojos del adversario. Tintineo en la fría madrugada. La vida o la muerte. Cruzo la vizcaína, choque de puntas y vuelta a empezar. Estoy cansado pero aún sigo, y es que confieso no saber hacer otra cosa. Ataque al franco esperando la estocada definitiva. Esta vez es una daga griega la que me hace sangrar copiosamente. Rompo como puedo para zafarme.



Intento recuperar el aliento. No tengo odio en la mirada, apenas una mueca de resignación de soldado viejo. Hace frío, mucho frío y el campo de batalla está cubierto con los cadáveres de mis camaradas por cuyas venas, una vez, corrió la sangre. Que me lleven los diablos si pueden pero tampoco hoy doy cuartel. Tengo una reputación que defender y seré fiel a la bandera de San Andrés hasta el final. No, no me rindo, después de todo soy hijo de las Españas. Estoy mal afeitado, sucio y una enorme tristeza me embarga. Quizá sea la lucidez de saber que por mucho que aguante y luche, nadie me agradecerá jamás el gesto. Mi nombre y mis hazañas se perderán en la oscuridad de ese bosque encantado. Ni siquiera una bella dama conservará mi recuerdo. Ahora una nueva carga del enemigo nos deja sin resuello pero no vemos la sombra vil del miedo. Nuevos aceros a dos pulgadas del pecho, gritos, desesperación y degollina. Tengo mala cara, como la muerte que agazapada me espera. Por mi mente pasan recuerdos de otras épocas, de otras gentes que se convirtieron en sombras. Un rayo de luz se abrió paso entre las pérfidas nubes, mis piernas ya no obedecen las órdenes de mi cerebro. Mi cuerpo besa la tierra por última vez mientras mi espada busca llevarme por delante al enemigo. Todo es en vano. Antes de que me hundiera el frío acero en mi corazón, cierro los ojos y deseo con todas mis fuerzas que el rostro de mi madre sea lo primero que me guíe en el otro lado. Muy a mi pesar soy incapaz de recordar las facciones de la única mujer que me amó de veras. Respiro por última vez para oler mi mar. Sin éxito, es el epitafio perfecto para la vida de un hombre fuera de su tiempo. No muere un héroe sino alguien que sirvió en una compañía de valientes. Que Dios se apiade de sus almas.




Sergio Calle Llorens

10 comentarios:

  1. Susana Bonnemaison: Acabo de leer esta entrada y me ha embargado una tristeza enorme. Tienes la extraña virtud de llegar al corazón de las personas. Un beso

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  2. Mi marido y yo hemos leído este artículo juntos y hemos pasado de la risa inicial al orgullo y a la tristeza final. Nos hemos dado un abrazo pero un abrazo dirigido a ti. Somos tus amigos Lola y Juan. En los peores momentos te mandamos ánimos Sergio. Siempre tienes una sonrisa en esos momentos, eres un crack. Vamos Sergio.

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  3. Luisa: PLAFF, PLAFF, APLAUSOS PARA TI REBELDE DEL SUR.

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  4. La muerte del soldado viejo es la de todos nosotros. Tenemos que seguir luchando por cambiar las cosas aunque a veces la fatiga cierre nuestros ojos.

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  5. SOCIALISTA: OJALA TE MURIERAS REBELDE DEL SUR, NO HAY NADA QUE ME GUSTARA MÁS QUE VERTE MUERTO. PERO NO CAERÁ ESA BREVA HIJO DE LA GRAN PUTA. AUNQUE MEJOR QUE LA MUERTE, YO A TI TE CONDENABA A TRABAJOS FORZADOS A PAN Y AGUA. JÓDETE CABRÓN.

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  6. SE ME OLVIDABA COMENTARTE QUE NO TE HUNDES PORQUE LA MIERDA FLOTA. LOS LUCHADORES ANTIFASCISTAS TE HEMOS CONDENADO A MUERTE. PRONTO MUY PRONTO. YO DE TI VIGILARÍA TU ESPALDA. LA JUSTICIA DEL PUEBLO

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    Respuestas
    1. Lo tendré en cuenta, estoy más que preparado.

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    2. Los socialistas no te tragamos pero no se debe desear la muerte a nadie en ninguna circunstancia. Se puede discrepar del autor que dicho sea de paso escribe muy bien, pero no al punto de amenazar de muerte.

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    3. Los socialistas soy así, vuestro concepto de libertad sólo se aplica cuando ganáis, cuando estamos de acuerdo con vuestra corrupción. He aquí un hombre que ha puesto a la administración andaluza ante el espejo, denunciado su puta corrupción y lo que hacéis es amenazarlo de muerte a cada paso. Lo que lamento es que no haya más valientes como él. Alsina

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    4. A quien no deberías tragar es a los corruptos de vuestro partido, ese que prometió 100 años de honradez pero nunca dijo cuando empezaba. También decirte, querido socialista, que lo mío no es un problema ideológico porque no pertenezco a ningún partido político, sino de luchar contra la impostura de vuestro régimen que cada vez se parece más a Rusia.

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