viernes, 7 de octubre de 2011

TESTÍCULOS DE JEHOVA


Ya saben los seguidores de este blog que soy experto en lenguas muertas y en mujeres vivas. También conocen que entre mis aficiones destaca el estudio del arameo y el perfeccionamiento del gaélico irlandés. De mis progresos se ocupa un viejo profesor de una universidad irlandesa con el que comparto una admiración cierta por Michael Collins. Pues bien, estaba yo atareado en la lectura de un texto en la lengua de Jesucristo cuando la campana de casa interrumpió mi quehacer. Al arribar a la puerta, dos tipos vestidos con corbatitas me sonreían. Llevaban varios ejemplares de la revista Atalaya. Supongo que a mi rostro no les debió dar mucha esperanza a esos tocapelotas. Sin embargo, se lanzaron desesperadamente a salvar mi alma.


Los que me conocen de verdad, que en verdad son pocos, saben que en materia de religión no admito interferencias. No en vano pienso que el sentimiento religioso viene de ese absurdo deseo de perpetuarnos en otra vida algo más ordenada. Sin embargo, yo no comparto esa aspiración para nada. Seré raro pero estoy con el poeta Alcántara cuando escribió aquello de: “Cuando termine la muerte, si dicen a levantarse, a mí que no me despierten”. Espero, por tanto, que tanto en la vida como en la muerte me dejen tranquilo. No aspiro a nada más. Quiero pasar por la vida adquiriendo conocimientos sabiendo que la duda ensancha. Y eso mismo trataba de comentarles a esos testículos de Jehová para que se marcharan. Les dije que para saber quien tiene razón en lo referente al salvador, sólo había que esperar. También les comenté que las religiones son todas similares y que la única diferencia entre un cristiano y un judío es que el primero piensa que el Mesías ya ha llegado y el segundo está convencido de que su arribada está por venir. Pero sólo el tiempo nos podrá sacar de dudas. Quiero decir que si un día aparece el mesías y anuncia que es su primera visita a este mundo, entonces los cristianos deberán pedir disculpas a los hebreos, pero si por el contrario vuelve Jesús, los judíos no tendrán otra que convertirse al cristianismo. Hasta entonces, no quiero escuchar nada más sobre el tema. Que para buscar información y hacerme un juicio de valor, ya estoy yo con mis conocimientos y mi talento.


Ni que decir tiene que los testículos parlantes continuaron allí haciendo lo que mejor saben; tocar los cojones. Entonces, di un paso adelante, tomé mi sable y comencé a acuchillarles con mis argumentos. Les abrí una primera herida ridiculizando las predicciones del fundador de su religión un tal Russell que predijo el fin del mundo en 1914, y como no llegó, lo atrasó a 1915, y otra vez en 1918. Posteriormente volvieron a la carga anunciándolo para 1925, año en el que también resucitarían personajes bíblicos como Jacob, Noé y por eso dedicaron su tiempo en la construcción de una nueva arca. Esta vez llamada de los descerebrados. Luego cuando observé que empezaban a flaquear, volví a mover el acero dirigiéndolo al corazón con la revelación de que el señor Russell era un ocultista de cuidado. Su tumba, que parecen desconocer estos señores tan testiculares, es una pirámide masónica. Finalmente, comencé a pensar con rapidez en la mejor de darles el toque de gracia. Allí con un cielo anaranjado de testigo y el fragor de las olas mediterráneas de fondo, barrunté dos opciones; la primera tenía que ver con la manía obsesiva de esos tipos por la sangre. La segunda cruzó mi mente en forma de chiste:


Un testigo de Jehová se sienta junto a un malagueño en un vuelo Málaga- Barcelona. Cuando el avión ha despegado la azafata comienza a repartir bebidas a los pasajeros. El malagueño pide un whiskey. La auxiliar de vuelo pregunta al testículo de Jehová si quiere beber algo.
Contesta el de la secta con mal tono:
“Prefiero ser raptado y violado salvajemente por una docena de putas antes que una gota de alcohol toque mis labios”.
El malagueño le devuelve la copita a la azafata y dice:
“Yo también. No sabía que se podía elegir”.


Les juro que fue un momento sublime y placentero que no olvidaré mientras viva. Esas caras descompuestas que parecían haber visto al demonio en persona. Pero se lo merecían por pesados y por visitarme en mi casa para convertirme a su fanatismo que es el deporte de la ignorancia. Lo curioso de la anécdota es que uno de esos testículos de Jehová me mandó a freír monas. Y es que la misma gente que trata de persuadirnos de las bondades de su ideología o de su religión para que atravesemos las puertas del paraíso, no se corta en mandarnos al infierno si no lo aceptamos. Óiganme bien, dejen que Dios- también conocido como el amigo imaginario- y yo tratemos nuestros asuntos en privado.

Eli, eli, lama Sabactani.


Sergio Calle Llorens

4 comentarios:

  1. Con respecto a tu última frase en arameo: Tú sabes que Dios no te ha abandonado. Te agradezco que diferencies entre religiones -judaismo y cristianismo- y sectas -los testículos de Jehová-. Aunque no pienso en absoluto como tú en este apartado de las religiones, mantengo incólume mi admiración por tu blog.

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  2. Bueno la frase en arameo que escribí al final de esta entrada significa literalmente: "Padre, padre por qué me has abandonado".

    También quiero que conste en acta que en materia religiosa, soy partidario de que nuestros descendientes conozcan el cristianismo porque es la base de nuestra cultura, unida al humanismo claro. También soy de la opinión de que hay que enseñar el sentimiento religioso pues es inherente al ser humano. Lo que me molestan, y mucho, son los intermediarios entre Dios y nosotros los humanos. Sobre todo cuando no tienen ni idea de lo que hablan, como es el caso demostrado de los Testículos de Jehová.

    Aprovecho la ocasión para mandarle un saludo cordial. Gracias por dejar el mensaje.

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  3. Si te quieres librar de los testículos para siempre les dices que te han excluido de la congregación y no te molestarán nunca más

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    1. Oiga, pues maravillosa excusa. Gracias. Me la apunto. Un saludo.

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