viernes, 7 de octubre de 2011

LA SECTA DE LA ROSA II


Cuentan que el matrimonio es como las libretas de ahorro, de tanto meter y sacar, se pierde el interés. Con la excepción, claro está, de los matrimonios socialistas. Por ser éstos los más duraderos al tratarse de uniones civiles nacidas de la querencia por el lucro fácil. Para hallar a personas casaderas en edad de merecer un carnet con el símbolo del capullo, los dirigentes del partido visitan las agrupaciones de los barrios. Allí, en compañía de otros tan equivocados como ellos, valoran las cualidades de la nueva cantera. Una vez elegida la presa, van modelando a sus víctimas con el objeto de que se conviertan a las maneras de sus mayores. Tres reglas mal aprendidas y una actitud ante la vida basada en la ignorancia constituyen su catecismo particular. Así cuando van recibiendo los primeros puestos laborales otorgados a dedo, esta gente comienza su particular desfile por los peligrosos desfiladeros del sectarismo y el fanatismo; el rival político es un enemigo, y la democracia el mejor sistema si son ellos los que ocupan la bancada del gobierno. En otras palabras, se convierten en una peligrosa unidad de infantería cuya forma de combatir las ideas de los demás es la de no estudiarlas.


En la última década hemos asistido a un espectáculo bochornoso de políticos socialistas que reúnen- y mira que es difícil- todos los defectos de un político y ninguna de sus virtudes. Servidores políticos como Rafael Fuentes o María Gámez que pasan de una delegación a otra sin saber nada del tema del que dicen ser expertos. Y ya me contarás que hace un biólogo dirigiendo el metro de Málaga. El cuadro contemplado desde la cercanía es desolador con los rostros de Marisa Bustinduy, María del Mar Zamora Bermúdez, o el mismísimo Rafael Centeno López. Este malagueño protagonizó hace años una sonada anécdota en el parlamento andaluz. Ocurrió el 7 de febrero de 2001 cuando una cámara de TVE captó la siguiente frase xenófoba: “Los moros que se vuelvan a Marruecos, que es donde tienen que estar”. Entonces se acusó a Matías Conde- parlamentario del PP- de ser el responsable de la desafortunada frase realizada en el debate sobre la inmigración. De hecho, aquello fue una cacería contra un inocente auspiciada por el entonces Virrey de Andalucía, Chaves. El presidente del comité de la cadena pública, Teo Altieri de CCOO, llegó a firmar una carta en la que afirmaba que los trabajadores que habían escuchado la cinta sostenían que se trataba del diputado popular. El diario el País, tan imparcial como siempre, afirmaba que un diputado del parlamento andaluz, que había pedido quedar en el anonimato apuntaba también en esa dirección. Aquello dio pie a una investigación que demostró sin ningún género de duda que el culpable era Rafael Centeno, tercer vicepresidente de la asamblea regional. Es decir, que al miembro de la secta no le importó que durante 48 horas se crucificara a un inocente, y únicamente cuando se demostró su implicación agachó su linda cabeza y dimitió.


Años más tardes Rafalito Centeno, conocido en Málaga como el matamoros, se bajó del caballo blanco de Santiago y tornó a la taifa andaluza disfrazado de El Cid, para seguir ganando batallas después de muerto. Cuentan que fue Manolito Chaves le tendió la espada tizona para que entrara a mandobles como Consejero Delegado de la empresa pública Turismo Andaluz. Curiosamente la cámara de cuentas presentó un informe en la que se alertaba de la caótica situación de la empresa. Una vez más se demostraba que los de la secta del capullo no tienen mucha habilidad con los números y sí con el tráfico de influencias. Por si no lo saben, Centeno es amigo íntimo del consejero de turismo de la Junta de Andalucía.


Los miembros de esta secta son tantos que a veces es difícil encontrarles acomodo a todos, pero ellos lo logran. En su organización la ley de la impenetrabilidad de los cuerpos no se aplica a la hora de acceder al palacio de las nominas bien remuneradas. Ayer les hablé de varios clanes como los Natolí, sindicalistas irredentos y fanáticos. Hoy de delegados y políticos que han ocupado altos cargos. Tal es el caso de la ex diputada provincial Susana Radío que anda llorando por las esquinas por el “poco dinero” que gana en comparación a su antiguo sueldazo. Tal vez por ello, está de los nervios y anda cargándose a todo el mundo en la delegación cuan Robespierre cualquiera. La primera víctima en probar su guillotina ha sido el secretario de la delegación y al resto, según parece, le espera el mismo camino.


En conclusión el matrimonio socialista es siempre con uno de su secta con las miras puestas en vivir del sudor del de enfrente. Por eso no les importa vender su alma al diablo o a su madre en bicicleta. Se puede afirmar que no defienden una ideología únicamente, sino su forma de vida basada en las enseñanzas de Alí Babá. De ahí que odien a los valientes funcionarios públicos que se oponen al decreto del enchufismo, a su latrocinio y a sus formas de república bananera. Pero esta vez, como dice esa gran canción de Los Rolling Stones; “Time is on my side”. No lo duden, el tiempo está de mi lado y de todos esos bravos empleados públicos. Alégrense, les llegó la hora.


Sergio Calle Llorens

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