jueves, 18 de diciembre de 2025

¡FELIZ NAVIDAD!

 



¡Mi picha es una dicha y la de su marido, una desdicha! ¡Su hija se ha echado un novio que es tan horripilante como Vinicius! ¡No le hace caso ni la inteligencia artificial cuando le da instrucciones detalladas! ¡Su mujer no sabe que la lengua sirve para algo más que para hablar! ¡Su cuñado cree en Pedro Sánchez como el creador del universo! ¡Su yerno defiende firmemente que, en la Edad del Bronce, los hombres tenían una estructura como la de un gorila! ¡Su suegra, fea de cojones, afirma que los anfibios viven en manadas y que entre ellos se encuentran el boquerón, la ballena y el tifón! ¡La novia de su primo, experta en todo como Gonzalo Miró, concluye que los semitas eran los únicos semitas navegables!

¡No sufra más! Sonría, que la Navidad está a la vuelta de la esquina. Es hora de brindar, de querernos y de disfrutar, aunque haya personas que se niegan a cambiar el saludo típico de Feliz Navidad por el de Felices Fiestas. Gentes que luego no paran de felicitar a los musulmanes que no conocen por Ramadán, como tampoco conocen la vergüenza.

Haga como un servidor: beber, reír y cachondearse de un mundo regido por los más idiotas de cada lugar. Porque mientras estemos aquí hay que dar gracias al cielo, incluso cuando los lerdos llegan a nuestras orillas en calidad de invitados. Sí, ya sé que es duro escuchar en Nochebuena al cuñado de turno afirmar que la Reconquista la comenzó Don Pelayo, que era hijo de Favilla, el del lobo, pero es lo que hay y tenemos que convivir con ello. Sin ir más lejos, recuerdo una Nochevieja en la que el novio de mi prima, experto en casi todo, me dijo que un ejemplo de pez volador era la rana. Aquella lejana noche fui yo quien pegó un salto volador hasta sentarme en el otro extremo de la mesa.

Llega la Navidad, y hay que celebrarla hasta que llegue la noche eterna y solitaria. Ya habrá tiempo entonces de acordarse, si es que nos dejan, de aquellos momentos en los que el patán de turno decía que los patos, al estar siempre en el agua, son como acuarios.

¡Disfruten! ¡Y mientras ellos discuten si los anfibios viven en manadas, nosotros brindamos.
Sergio Calle Llorens


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